Lombrices
Observo
esta maceta que resiste
en la ventana. Es roja, parecida al tezontle.
Y solitaria. Nada más habita el alféizar.
La tomo entre las manos.
La
tomo entre las manos y la maceta cae
y soy yo otra vez, tiempo atrás, apenas
un niño sorprendido, pergeñando
entre los trozos del jarrón,
un relato de vida:
la tierra húmeda esparcida,
volcada sobre el suelo como una nebulosa,
y mi padre, otra vez, formulando palabras.
Mira aquí, hijo mío, en lo profundo
del tiesto, una lombriz teje y desteje
la existencia, también en soledad,
en completo silencio.
La
tomo entre las manos
y la dejo de nuevo en la ventana,
notando que unos brotes
emergen de la tierra.
Y admiro cómo, el tiesto en su humildad,
transforma la mirada.
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