lunes, 10 de junio de 2019


IVÁN OÑATE





Ironía



Yo que arremetí contra el futuro

Que del mundo
hice un paisaje reseco y adverso

A último momento
tornarme ecologista

Y todo

Porque habían talado
un árbol

E1 único árbol

Que yo elegí para colgarme.


De: “El Fulgor de los desollados”


BEATRIZ RUSSO





El tonel de las Danaides
      

                                        
Después de ti, todo era molesto,
molestaban las caricias que sobre mi cuerpo
ansiosas confluían.
Entonces deseé ser menos humana.
No tener piel, para no sentir que otras manos,
no las tuyas, me tocaban.
No tener boca, para que los labios de todos
no encontraran la entrada a mi infierno,
al infierno que quema su lenguas innecesarias.
No tener ojos para no desviar la mirada
que no te reconoce en sus rostros.
No tener pubis para que no me buscaran
a tientas los penes vendados,
que torpemente chocan contra mi muro.

Entonces deseé ser menos humana
y se me puso la piel de madera,
y pedí ser aún menos humana
y se me fue ensanchando la boca
hasta hacerse tan grande como mi cuerpo,
y aún pedí ser menos humana
y se me fue holgando la vagina
hasta hacerse tan grande como mi cuerpo.

Pedí, yo pedí, pedí ser menos humana
y entre todos me han convertido
en el tonel sin fondo de las Danaides.


De: “En la salud y en la enfermedad”



JAIME HUENÚN





Ceremonia de amor 



Los árboles anoche amáronse indios: mañío e ulmo, pellín
e hualle, tineo e lingue nudo a nudo amáronse
amantísimos, peumos
bronceáronse cortezas, coigües mucho
besáronse raíces e barbas e renuevos, hasta el amor despertar
de las aves ya arrulladas
por las plumas de sus propios
mesmos amores trinantes.
Mesmamente los mugrones huincas
entierráronse amantes, e las aguas
cholas abrieron sus vertientes alumbrando, a sorbos
nombrándose, a solas e diciéndose: aguas buenas, aguas
lindas, ay pero violadas somos aguas Rahue,
plorosas Pilmaiquén, floridas e parteras e aún felices
las arroyos que atraviesan como liebres
los montes e los cerros.
E torcazos el mesmo amor pronto ayuntáronse
los Inallao manantiales
verdes, las Huaiquipán bravías
mieles, los Llanquilef veloces
ojos, las Relequeo pechos
zorzales, las Huilitraro quillay
pelos tordos, los Paillamanque
raulíes nuevos.
Huilliche amor, anoche amaron más
a plena chola arboladura, a granado
cielo indio perpetuo
amáronse, amontañados
como aguas potras e como anchimallén encendidos, al alba
aloroso amáronse,
endulzándose el germen lo mesmo
que vasijas repletas de muday.



RODRIGO PETRONIO




  
II



Bendita sea esta sed.
Pétalo negro que me corona.
La espina de luz despierta la carne.
En la corriente de las aguas talla mi cara.
Bendice.

El espíritu se rinde a la navaja.
Monumento de sangre:
El cuerpo escurre.
En la otra margen del tiempo.
Mi corazón late.
Su pulso se siente.
Mas su sonido no suena.

La tierra se abre.
Soy ella.


De: “Dentro de la estrella blanca”.
  
Versión de Eduardo Langagne


PABLO ALDACO





Caníbal



Deseo tu carne,
Quiero caminarte
Saboreando cada huella
Que mis ojos dejen
En los Ojos de tu Piel
Cuando mi lengua recorra
Tu mirada llena
Bajo la Luna llena
Quiero abrigarte
Comiendo de tu carne
Pálida de Gloria
Roja, viva, flama
De sangre que tu voz
Implora por las noches
Donde baila el cuerpo
Víctima del Fuego
Y los Hechizos
Del Miedo a quedar
Hundidos en el Mar
De los Placeres


JOSUÉ VEGA LÓPEZ


  


luciérnagas



puntos suspensivos
en el largo aliento
de la noche


De: “Balbuceo”.