lunes, 10 de junio de 2019

BEATRIZ RUSSO





El tonel de las Danaides
      

                                        
Después de ti, todo era molesto,
molestaban las caricias que sobre mi cuerpo
ansiosas confluían.
Entonces deseé ser menos humana.
No tener piel, para no sentir que otras manos,
no las tuyas, me tocaban.
No tener boca, para que los labios de todos
no encontraran la entrada a mi infierno,
al infierno que quema su lenguas innecesarias.
No tener ojos para no desviar la mirada
que no te reconoce en sus rostros.
No tener pubis para que no me buscaran
a tientas los penes vendados,
que torpemente chocan contra mi muro.

Entonces deseé ser menos humana
y se me puso la piel de madera,
y pedí ser aún menos humana
y se me fue ensanchando la boca
hasta hacerse tan grande como mi cuerpo,
y aún pedí ser menos humana
y se me fue holgando la vagina
hasta hacerse tan grande como mi cuerpo.

Pedí, yo pedí, pedí ser menos humana
y entre todos me han convertido
en el tonel sin fondo de las Danaides.


De: “En la salud y en la enfermedad”



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