sábado, 21 de marzo de 2015

PABLO NERUDA


 

Soneto XLVI

 

De las estrellas que admiré, mojadas
por ríos y rocíos diferentes,
yo no escogí sino la que yo amaba
y desde entonces duermo con la noche.

De la ola, una ola y otra ola,
verde mar, verde frío, rama verde,
yo no escogí sino una sola ola:
la ola indivisible de tu cuerpo.

Todas las gotas, todas las raíces,
todos los hilos de la luz vinieron,
me vinieron a ver tarde o temprano.

Yo quise para mí tu cabellera.
Y de todos los dones de mi patria
sólo escogí tu corazón salvaje.

 

 

JORGE DEBRAVO



Hijos

 

Por la hija que ríe estoy doliente,
por el hijo que llora estoy en pena,
porque los dos me han puesto la colmena
del alma toda abierta y toda ardiente.

Porque los dos han hecho que ese diente
con que la vida muerde y envenena,
me clave más veneno entre la vena
y me vuelva el espanto incandescente.

Porque los dos son chorros de esperanza.
Porque los dos me pedirán mañana
un mendrugo de paz que no se alcanza.

Porque tendré que darles la campana
de la muerte, del odio y la venganza.
y nutrirles la voz con sangre humana.


GUSTAVO SOLÓRZANO ALFARO


  

Pasar

 

Pasar de vos
sin verte,
tocarte,
y dejar de mí
el rastro
sediento,
aluvión de rosas
en mi pecho.

Pasar de vos
sin apremio ni amargura,
gratificante dolor,
médula inocua,
abierta.
Pasar de vos
sin quererte
y no dejar tendido
entre nuestras manos
el fraterno duelo
de palomas candentes.

Pasar de mí,
pasar de vos
de lejos,
que no pueda tocarte,
tenerte.
Pasar de vos y olvidarme,
comenzar el día sin vos,
sin mí,
y que todo se aleje...

y pase.

 

 

VILMA VARGAS ROBLES




Inscripción

 

El amor me ha oscurecido los ojos.
Quedó como un astro la herida
y este mundo, que es triste, lo ha olvidado.

Oculto permanece
el muro en que pinté los nombres de tu boca.

Cantó desde un sesgo de tierra:
el cielo lo han quemado.


 

LAUREANO ALBÁN


 

Certidumbre de polvo

 
 

Somos una verdad a medias,
por eso algo nos duele siempre demasiado.
¿Y la mirada? Ahí habita el llanto
y un esplendor de ingógnitas cenizas,
insaciable y tenaz como la sombra.

Damos un paso: tiento de tinieblas
al borde del veloz abismo diario,
del furor de la muerte que se apresta
certera a darribar el corazón.

Por eso vuelvo a ti
con tu nombre brillando entre los ojos
contra el vacío sin dios,
y me detengo, certidumbre
de polvo enamorado
ante la muerte que se va llamándonos.

 

 

 

CÉSAR VALLEJO


 
Mentira
 

Mentira. Si lo hacía de engaños,
y nada más. Ya está. De otro modo,
también tú vas a ver
cuánto va a dolerme el haber sido así.

Mentira. Calla.
Ya está bien.
Como otras veces tú me haces esto mismo,
pero yo también he sido así.

A mí, que había tanto atisbado si de veras
llorabas,
ya que otras veces sólo te quedaste
en tus dulces pucheros,
a mí, que ni soñé que los creyeses,
me ganaron tus lágrimas.
Ya está.

Mas ya lo sabes: todo fue mentira.
Y si sigues llorando, bueno, pues!
Otra vez ni he de verte cuando juegues.