viernes, 21 de junio de 2013

JAVIER EGEA




Lo que pueda contaros…



Lo que pueda contaros
es todo lo que sé desde el dolor
y eso nunca se inventa.

Porque llegar aquí fue una larga sentina,
un extraño viaje,
una curva de sangre sobre el río,
mientras todo era un grito
y ya se perfilaba resuelto en latigazos
el crepúsculo.

Las historias se cuentan con los ojos del frío
y algún sabor a sal y paso a paso
-lengua y camino-
porque la sangre se nos va despacio,
sin borbotón apenas,
desmadejadamente por los labios.

Las historias se cuentan una vez y se pierden.



CARMEN MATUTE



  
Amor desgarrado



Bajo el ala de la noche
que deja
su huella imprecisa
bajo la sombra
del corazón repudiado
rumores de vidrio
rozan el sueño esquivo.

En esa hora que rezuma olvida,
en esa hora secreta y desgarrada,
la piel que me contiene
se llena de nostalgia y latidos.

Desarraigado
el amor
acaricia
la entreabierta herida
que sangra.





JOSÉ MARÍA EGUREN




Lied V



La canción del adormido cielo
Dejó dulces pesares;
yo quisiera dar vida a esa canción
que tiene tanto de ti.

Ha caído la tarde sobre el musgo
del cerco inglés,
con aire de otro tiempo musical.

El murmurio de la última fiesta
ha dejado colores tristes y suaves
cual de primaveras oscuras
y listones perlinos.

Y las dolidas notas
han traído la melancolía
de las sombras galantes
al dar sus adioses sobre la playa.

La celestía de tus ojos dulces
tiene un pesar de canto,
que el alma nunca olvidará.

El ángel de los sueños te ha besado
para dejarte amor sentido y musical
y cuyos sones de tristeza
llegan al alma mía,
como celestes miradas
en esta niebla de profunda soledad.

¡Es la canción simbólica
como un jazmín de sueño,
que tuviera tus ojos y tu corazón!
¡Yo quisiera dar vida a esta canción!






JORDI VIRALLONGA




Metafísica

Perdurará el vuelo, no las aves,
el fuego sin la guerra, la tierra
junto al agua, sin bien y sin maldad.

Las ideas cambiaron las calles, no el aire,
son una persiana flotando en el mar.
Lo que es, quieras o no, es lo que te espera.




ÁLVARO SOLÍS




Domingo


Y las altas
raíces curvadas celebraban
la partida de los prodigiosos caminos, la intervención de
las bóvedas y las naves.
Saint-John Perse


Yo quiero un mantel donde sentarnos a pasar la tarde
y recordar que arranqué la mala hierba con mis manos,
sacando al sol las raíces que a gusto germinaban bajo tierra.

Arranqué la hierba de los campos
que mi padre cosechó con naranjales y amarillentas limas,
y recordar
cuando mi padre enlutó los puños contra la pared,
cuando decidió que no era necesario el equipaje a donde iba
e incrustó sus manos contra aquel yeso del muro que todavía sostiene la casa,
el techo que alguna vez el aire arrebató
para mostrarnos el ojo de la tormenta,
como pequeñas luces que simulaban astros,
cuando todos supimos que el adiós era una grieta en la pared,
una grieta que debe sacarse al sol,
arrancarse como la hierba que sin quererlo nadie
crece todavía en los naranjales de mi padre,
en los campos que hace tiempo abandonó a su suerte.

Coronado de agridulces vainas el día,
su inmarscecible adiós, su cambio de escenario,
la mirada vigilante de mi padre dormitándose bajo un viejo tamarindo,
la orilla de un río del que nadie recuerda su nombre.

Y esas grietas que también coronan el cielo,
que giran y giran alrededor de la noche,
invisibles alrededor del día.

Yo quiero un día de campo,
tenderme bajo un viejo tamarindo
vigilando a mis nietos correr alrededor del agua,
y soñar con aquellas agridulces tardes
en que mi padre no enlutó los puños contra la pared.

La hierba secándose al sol frente a los naranjales,
los amarillentos limos girando y girando
en el aire, como aquellos satélites girando y girando,
en el aire en busca de la tierra que
gira y gira para volver siempre y repetidamente al mismo lugar.



DELMIRA AGUSTINI




Tu amor


Tu amor, esclavo, es como un sol muy fuerte:
jardinero de oro de la vida,
jardinero de fuego de la muerte,
en el carmen fecundo de mi vida.

Pico de cuervo con olor de rosas,
aguijón enmelado de delicias
tu lengua es. Tus manos misteriosas
son garras enguantadas de caricias.

Tus ojos son mis medianoches crueles,
panales negros de malditas mieles
que se desangran en mi acerbidad;

crisálida de un vuelo del futuro,
es tu abrazo magnífico y oscuro
torre embrujada de mi soledad.