jueves, 26 de diciembre de 2019


GOTTFRIEND BENN





En una noche



En una noche que nadie conoce,
sustancia de niebla, humedad y lluvia,
en un lugar casi sin nombre,
tan ignoto, pequeño y alejado,

vi la locura de sufrir y amar,
lo transido de afán y de finales,
lo teatral de todos lados,
lo que Dios nunca apoya de las manos
que te acarician cálidas y sucias,
que quieren retenerte, mas no saben
cómo hay que retener al otro,

en qué mallas hay que zurcir que no se rasguen -
ay esta niebla, estos fríos,
esta ruina de todo lo que dura,
de todo enlace y de toda fe,
de todo apoyo y toda intimidad,
ay Dios -¡los dioses! ¡Humedad y espanto!



Versión de Eustaquio Barjau




ENRIC SÓRIA





Alba



Mira la mar, ¿no ves cómo nos lleva,
soñolientos, hasta la orilla de nosotros mismos?
Todo es camino. La perezosa luz, al despertarse,
levanta atajos de escamosos limites.
Te beso entre esos oros, y el rumor de la mar
es un vasto reflejo del aliento
que mece la caricia. Esta mañana
la brisa de tu cuerpo es otra inmensidad.

Mira la mar. Qué justa semejanza
con los dos, en la mañana inmóvil
y sin embargo frágil como brisa.
Te beso. No sé nada. Te amo como la ola
que hierve entre la arena. Y mi gozo
es una pura llama que el alba multiplica
en encendidas crines que avanzan y se rompen:
una explosión de estrellas en la gloria solar.
La gloria de tu cuerpo espejado en el mío.

Después
la arena no sabrá
qué gozo ardiente la mañana ilumina.


De: "Andén de cercanías”
Versión de Carlos Marzal


HENRIK NORDBRANDT





Cortaste una rosa



Cortaste una rosa mientras yo dormía
y la pusiste en el vaso de mi mesilla
encima de una carta de despedida.
Tiré la rosa en una barca de remos
y dejé que se la llevase la corriente
allí desapareció bajo los sauces llorones
en un lugar donde el río formaba un meandro.
La barca se llevó la rosa.
La corriente se llevó la barca.
El río se llevó el puente
donde las mujeres se paseaban por la tarde
cuando el sol teñía de rojo al río.
A ti se te llevó el puente.
La barca era de un verde sucio
vieja, estaba llena de agua, medio podrida
y se llamaba Amalie II.

Y así pasan las cosas, yo ahora vivo
solo, en una habitación rosa, en un paisaje azul
y añoro con la misma fuerza
eso que hay detrás de las montañas brumosas
yeso que se esconde de sí mismo
dentro de mí
entre las palabras de tu carta.

Existir es saber.
Viajar es sufrir.
Lo primero no lo quiero.
Lo segundo es superior a mis fuerzas.


De: "Nuestro amor es como Bizancio" en "Bajo el mausoleo"
Versión de Francisco Uriz


SHINKICHI TAKAHASHI





Papas



Quisiera ser una papa
recién sacada de la tierra.

ALFONSO CORTÉS





Clarín



Este clarín que aguarda, colgado a un clavo ahora,
las nueve de la noche para tocar la queda,
o el despertar del día para dar a la aurora
claras dianas que filtran en el éter de seda;
yo lo he visto otro tiempo con la voz de otro canto,
cuando el sol se quebraba en su bronce bruñido
desenvainando acentos cómo espadas de llanto,
y sacudiendo trémulas banderas de sonido.


HEINRICH HEINE





Con motivo de la llegada de un amigo



-Oh, amigo mío, el de las largas piernas,
El de las largas piernas de progreso.
¿Por qué a París tan azorado vienes?
¿Qué hay tras el Rhin de nuevo?
¿Ha sonado por fin en nuestra patria
De libertad el salvador acento?
-Todo va a maravilla: en nuestra patria
Hay paz fecunda, bendición del cielo;
Y Alemania, con pie firme y seguro,
Con pacíficos medios,
En lo exterior y en lo interior su vida,
Poco a poco, con calma, va extendiendo.
Prósperos somos, sí; no la de Francia
Prosperidad superficial tenemos,
Donde la libertad va destrozando
El exterior progreso:
Su libertad el alemán no lleva
Sino de su alma en los profundos senos.
Ya acabóse la iglesia de Colonia;
De Hohenzollern al linaje excelso
Debemos tal merced; Halzbourgo un poco
Contribuyó a tal hecho,
Y un rey de Wittelsbach fue el encargado
De hacer pintar los vidrios con esmero.
Leyes, constitución y libertades,
Con palabra del Rey nos prometieron,
Y del Rey la palabra soberana
Joya es de tanto precio,
Cual de los Niebelungos el tesoro
Que del Rhin enterrado está en el lecho.
El libre Rhin, el Bruto de los ríos,
Que nadie ha de robarnos en su anhelo,
Los holandeses graves lo sostienen
Por las plantas sujeto,
Y los suizos pacíficos lo guardan
Por la altiva cabeza prisionero.
Dios también una flota nos regala;
De una armada alemana, ya hablaremos;
Y la sobra de vida de la patria
Ya sobre barcos nuestros
Se extenderá gallarda y altanera,
De corrección las casas suprimiendo.
Llegó la primavera; la flor brota,
Los gérmenes estallan ante el viento;
Respiremos pacíficos y libres,
De la naturaleza libre en medio;
Y como nuestros libros se prohíben
Antes de estar impresos,
Seguramente dejará bien pronto
La censura cruel de ser un hecho.