jueves, 7 de diciembre de 2017


JUAN JOSÉ ARREOLA




Cuento de horror: La mujer que amé se ha convertido en fantasma. Yo soy el lugar de sus apariciones.


De: “Doxografías”


JEANNETTE CLARIOND




He de llorar



He de llorar
a mitad del río,
a mitad del puente
el fuego del amor.
Es la pregunta de la carne,
alas y caricias
de lumbre hasta los huesos, he
de llorar.


PAULINA VINDERMAN




Cónsul honoraria II



Finalmente una tarde a punto de extinguirse
llega la notificación.
Habla de un destino remoto, tropical, casi ansiado,
de una inseguridad sutil.
Pero esta ciudad es una serpiente que muda de piel
y ya no puede recordar sus sueños.
La luz cae como una casa que se derrumba
y me enamoro de este corredor de piedra, de esta orfandad
cargada de lenguaje.

El cafetero espera para cobrar su deuda
mientras hago entrar en una caja azul varios años
y un día.
Es una derrota y un salvoconducto
y la emoción un simulacro de incendio de la memoria
tan fallido como real.

Miro mi árbol y guardo el lápiz mordido en la base,
como si fuera un incensario precolombino.
Esa mujer que se pierde en la noche, incandescente
de angustia, debo ser yo.
Una noche suave, indefinida, lavada por las estrellas jóvenes.

Bajo las arcadas del Paseo
veo cómo la luna se fotografía a sí misma sobre cada
columna:
vaticinios de una chatarra que no contemplaré.
La migración es tan vieja como la historia,
pero la historia es una laguna seca esta noche.
Voy por un mapa, los poemas de Yeats y alguna camisa para
dormir.
No me daré vuelta,
no bordé mis iniciales sobre nada ni nadie en esta ciudad
calcinada
(la ciudad donde los leones lloran).


De "El muelle"


MIJAIL LAMAS





I’m so happy ‘cause today
I’ve found my friends…
They’re in my head…
(Nirvana)



He tenido amigos de la fuga y el regreso,
sin libros que devolver,
sin consejos realmente valorados.
Quienes creyeron en la poesía y despertaron buscando trabajo
o renunciando a ello.
Quienes presintieron un poema a la orilla del sueño
y se hundieron por la vista en las arenas del lenguaje.
Quienes, en un intento de la más alta rebeldía,
se fugaron de una casa en la que vivían solos.
Quienes correctamente vestidos volvían sucios de la calle y la humillación.
Quienes creyeron en mi canto como en un balbuceo hermoso,
sin tigre ni relámpago,
quienes vieron caer los ideales de un siglo con los brazos cruzados
pero celebraron un juego de baloncesto,
dicha más grande que todas las revoluciones.


De: “Cuaderno de Tyler Durden”




MIGUEL VEYRAT





Le dormeur du val



He roto ya el silencio
porque
se marcharon todos.

Y ahora la amapola
en el cráneo
es una herida
que escucha
la oscura canción.

Así es el corazón:
a los pájaros
libres no les gusta
que les miren.


SANDRA URIBE PÉREZ




[Tenue desnudez]



Te acercas al borde del abismo
y presientes la luz debajo de la niebla.
Sabes que la música es un silencio triste
en los parajes del miedo,
que el alba ha dejado de existir
y ya no te acompañará.

Descubres el frío,
la carne rota y la desazón,
y entonces comprendes
que a pesar de todo eres apetitoso para la muerte
y su corte de gusanos.

Ahora que la luz es sólo un delirio,
ahora que la voz del aire
se observa carcomida por la sombra,
despiertas sin despertar.

Hurgas entre los pensamientos
y la última imagen
es la de un túnel saliendo de ti:
la tenue desnudez.

¿De qué te sirve repartir los huesos,
leerte entre los “colmillos” de los hambrientos,
oler la noche y creer que se trata de estrellas podridas?
Todo inútil.
El hedor, el brillo roto y el hastío asedian tus horas extraviadas.
Todo inútil.
Son ruidosos los días en que sólo te ocupa el silencio.