miércoles, 28 de abril de 2021


 

NICOLÁS GÓMEZ DÁVILA

 


  

El pueblo no elige a quien lo cura, sino a quien lo droga.

EMILY BRONTË

 

 

 

 

Ven, camina conmigo

 


Ven, camina conmigo,
sólo tú has bendecido alma inmortal.
Solíamos amar la noche invernal,
Vagar por la nieve sin testigos.
¿Volveremos a esos viejos placeres?
Las nubes oscuras se precipitan
ensombreciendo las montañas
igual que hace muchos años,
hasta morir sobre el salvaje horizonte
en gigantescos bloques apilados;
mientras la luz de la luna se apresura
como una sonrisa furtiva, nocturna.

Ven, camina conmigo;
no hace mucho existíamos
pero la Muerte ha robado nuestra compañía
-Como el amanecer se roba el rocío-.
Una a una llevó las gotas al vacío
hasta que sólo quedaron dos;
pero aún destellan mis sentimientos
pues en ti permanecen fijos.

No reclames mi presencia,
¿puede el amor humano ser tan verdadero?
¿puede la flor de la amistad morir primero
y revivir luego de muchos años?
No, aunque con lágrimas sean bañados,
Los túmulos cubren su tallo,
La savia vital se ha desvanecido
y el verde ya no volverá.
Más seguro que el horror final,
inevitable como las estancias subterráneas
donde habitan los muertos y sus razones,
El tiempo, implacable, separa todos los corazones.

 

 

 

OZAM YEHYA

 

 


 

 

y hablando de magia

quién no quiere una maga

cortada al azar y cortazarla

llevarla traerla y meta-mor-fosearla

meterle la mano y forzarla

metafísica de la pura farsa

supurando su meta música

metamusa matando la mesa

metiéndole prisa al amor que desbarata

mecida en su risa la soledad de su presa…

 

 

JUAN CERVERA

 

 

 


Encabronado

 


Estoy encabronado hasta los tuétanos

con tantas chingaderas, así se dice en México,

como veo día con día  por todas partes,

con los líderes del mundo a la cabeza,

de este cuento tan cuento, y en descuento,

de brujas malolientes y de perversas hadas,

en que se ha convertido

nuestra pobre y triste humanidad.

 

Estoy de veras harto de ver

enriquecerse a los parásitos

y a los hijos de pulga entremezclarse

con chinches y piojos

mientras que surgen plagas de torvas garrapatas

con ojos de viciosas cucarachas.

 

Encabrona descubrir que en el fondo

las rosas son ortigas.

Encabrona este grito destinado al silencio.

Enrabia esta pobreza que la riqueza empuja

al espantoso extremo del hambre desmedida.

Me desespera, sí, me desespera

este amargo y sombrío 2010

y me pone la casa boca arriba

o, quizá mejor dicho, boca abajo,

la subida salvaje de los precios

y el clamor furibundo de mis deudas.

 

Estoy encabronado, amada mía,

encabronado estoy hasta la última gota de mi sangre;

que me cuesta un testículo tratar de comprender

por qué sigo creyendo en las galaxias

y por qué no, de una vez por todas,

me decido arrojar al basurero la pluma y el papel

y dejo de escribir y busco un hoyo negro

y me pierdo en la nada como ese viejo sol

que en este instante acaba de morir

junto con los planetas que a su calor soñaban y vivían.

 

Estoy encabronado mientras cuento mis años,

ya a tres de los ochenta y pobre como ayer

y hundido en las miserias de mi hoy,

veo crecer mi cabreo,

este cabreo tan mío que, por momentos,

¡ay desesperación desesperada!,

me amarra como ves de pies y manos.

Me amarra, sí, me amarra

a la fiera y voraz dictadura del dinero,

disfrazada de astuta democracia,

aunque no obstante, vida de mi vida,

jamás nunca jamás nadie podrá impedir

que la poesía, que es libertad y amor enamorado,

en tanto respiremos y sigamos cantando,

continúe iluminando nuestras vidas.

 

México, D. F., 17 enero 2010

 

 

 

ARTURO GUTIÉRREZ PLAZA

 

 

  

Al calor de los manteles

Realmente hay pocas cosas tristes

en la vida;

quien se sienta solo en la mesa

lo sabe.

Porque no es la comida

desabrida del día anterior,

no es el olor cotidiano

ni la sopa recalentada.

Es más, mucho más.

No es ni siquiera

el hecho de saber

que es triste

que uno se siente solo a la mesa para comer.

Es la certidumbre de que los días

son obstinados y se repiten.

Es la tristeza misma

que es triste

y está sola

posada en los platos

llana y pensativa

como ayer.

 

 

De: “Al margen de las hojas”

 

 

ROZZ WILLIAMS

 


 

 

Hemos
lanzado botellas vacías al
mar
y los cuchillos flotaron tras ellos
El sacrificio ha iniciado
El muelle está roto y colgando
sobre la marea
No puedo danzar y cantar en gloriosa proclamación del pasado
Debo danzar en alas de gaviota
y partir el océano con manos
de cristal