"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
miércoles, 28 de abril de 2021
EMILY BRONTË
Ven, camina conmigo
Ven,
camina conmigo,
sólo tú has bendecido alma inmortal.
Solíamos amar la noche invernal,
Vagar por la nieve sin testigos.
¿Volveremos a esos viejos placeres?
Las nubes oscuras se precipitan
ensombreciendo las montañas
igual que hace muchos años,
hasta morir sobre el salvaje horizonte
en gigantescos bloques apilados;
mientras la luz de la luna se apresura
como una sonrisa furtiva, nocturna.
Ven,
camina conmigo;
no hace mucho existíamos
pero la Muerte ha robado nuestra compañía
-Como el amanecer se roba el rocío-.
Una a una llevó las gotas al vacío
hasta que sólo quedaron dos;
pero aún destellan mis sentimientos
pues en ti permanecen fijos.
No
reclames mi presencia,
¿puede el amor humano ser tan verdadero?
¿puede la flor de la amistad morir primero
y revivir luego de muchos años?
No, aunque con lágrimas sean bañados,
Los túmulos cubren su tallo,
La savia vital se ha desvanecido
y el verde ya no volverá.
Más seguro que el horror final,
inevitable como las estancias subterráneas
donde habitan los muertos y sus razones,
El tiempo, implacable, separa todos los corazones.
OZAM YEHYA
y hablando
de magia
quién
no quiere una maga
cortada
al azar y cortazarla
llevarla
traerla y meta-mor-fosearla
meterle
la mano y forzarla
metafísica
de la pura farsa
supurando
su meta música
metamusa
matando la mesa
metiéndole
prisa al amor que desbarata
mecida
en su risa la soledad de su presa…
JUAN CERVERA
Encabronado
Estoy
encabronado hasta los tuétanos
con
tantas chingaderas, así se dice en México,
como
veo día con día por todas partes,
con
los líderes del mundo a la cabeza,
de
este cuento tan cuento, y en descuento,
de
brujas malolientes y de perversas hadas,
en
que se ha convertido
nuestra
pobre y triste humanidad.
Estoy
de veras harto de ver
enriquecerse
a los parásitos
y a
los hijos de pulga entremezclarse
con
chinches y piojos
mientras
que surgen plagas de torvas garrapatas
con
ojos de viciosas cucarachas.
Encabrona
descubrir que en el fondo
las
rosas son ortigas.
Encabrona
este grito destinado al silencio.
Enrabia
esta pobreza que la riqueza empuja
al
espantoso extremo del hambre desmedida.
Me
desespera, sí, me desespera
este
amargo y sombrío 2010
y me
pone la casa boca arriba
o,
quizá mejor dicho, boca abajo,
la
subida salvaje de los precios
y el
clamor furibundo de mis deudas.
Estoy
encabronado, amada mía,
encabronado
estoy hasta la última gota de mi sangre;
que
me cuesta un testículo tratar de comprender
por
qué sigo creyendo en las galaxias
y
por qué no, de una vez por todas,
me
decido arrojar al basurero la pluma y el papel
y
dejo de escribir y busco un hoyo negro
y me
pierdo en la nada como ese viejo sol
que
en este instante acaba de morir
junto
con los planetas que a su calor soñaban y vivían.
Estoy
encabronado mientras cuento mis años,
ya a
tres de los ochenta y pobre como ayer
y
hundido en las miserias de mi hoy,
veo
crecer mi cabreo,
este
cabreo tan mío que, por momentos,
¡ay
desesperación desesperada!,
me
amarra como ves de pies y manos.
Me
amarra, sí, me amarra
a la
fiera y voraz dictadura del dinero,
disfrazada
de astuta democracia,
aunque
no obstante, vida de mi vida,
jamás
nunca jamás nadie podrá impedir
que
la poesía, que es libertad y amor enamorado,
en
tanto respiremos y sigamos cantando,
continúe
iluminando nuestras vidas.
México, D. F., 17
enero 2010
ARTURO GUTIÉRREZ PLAZA
Al calor de los manteles
Realmente
hay pocas cosas tristes
en
la vida;
quien
se sienta solo en la mesa
lo
sabe.
Porque
no es la comida
desabrida
del día anterior,
no
es el olor cotidiano
ni
la sopa recalentada.
Es
más, mucho más.
No
es ni siquiera
el
hecho de saber
que
es triste
que
uno se siente solo a la mesa para comer.
Es
la certidumbre de que los días
son
obstinados y se repiten.
Es
la tristeza misma
que
es triste
y
está sola
posada
en los platos
llana
y pensativa
como
ayer.
De: “Al margen de las hojas”
ROZZ WILLIAMS
Hemos
lanzado botellas vacías al
mar
y los cuchillos flotaron tras ellos
El sacrificio ha iniciado
El muelle está roto y colgando
sobre la marea
No puedo danzar y cantar en gloriosa proclamación del pasado
Debo danzar en alas de gaviota
y partir el océano con manos
de cristal