"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
viernes, 9 de noviembre de 2018
RICARDO CASTILLO
Las nalgas
La
mujer también tiene el trasero dividido en dos.
Pero es indudable que las nalgas de una mujer
son incomparablemente mejores que las de un hombre,
tienen más vida, más alegría, son pura imaginación;
son más importantes que el sol y dios juntos,
son un artículo de primera necesidad que no afecta la inflación,
un pastel de cumpleaños en tu cumpleaños,
una bendición de la naturaleza,
el origen de la poesía y del escándalo.
Pero es indudable que las nalgas de una mujer
son incomparablemente mejores que las de un hombre,
tienen más vida, más alegría, son pura imaginación;
son más importantes que el sol y dios juntos,
son un artículo de primera necesidad que no afecta la inflación,
un pastel de cumpleaños en tu cumpleaños,
una bendición de la naturaleza,
el origen de la poesía y del escándalo.
De: “El pobrecito señor X”
ARISTÓTELES ESPAÑA
Niño contemplando una isla
en punta arenas
en punta arenas
Llueve
sobre Punta Arenas
y desde lejos
se ve una Isla con líneas grises
como pequeñas hojas de afeitar
que cortan el cielo.
Hay un niño de 17 años que la mira,
luego observa la hierba, el mar,
de sus ojos salen playas,
toninas que saltan en sus pupilas,
donde se ven barcazas,
alambres de púa,
pingüinos que forman hileras
como si fuera un coro perdido
en el paralelo 53 sur de este mundo.
Llueve sobre Punta Arenas,
y desde lejos
se ven espacios y poesía
que se sumergen
en el Estrecho de Magallanes,
naves llenas de terremotos, legumbres,
epitafios, ríos que lloran en medio
de ese sol rojo del amanecer;
con canoas que parecen aeroplanos;
Entonces existe la invención,
dijo ese niño de 17 años,
que contempla a una Isla mientras
llueve y llueve sobre la ciudad.
y desde lejos
se ve una Isla con líneas grises
como pequeñas hojas de afeitar
que cortan el cielo.
Hay un niño de 17 años que la mira,
luego observa la hierba, el mar,
de sus ojos salen playas,
toninas que saltan en sus pupilas,
donde se ven barcazas,
alambres de púa,
pingüinos que forman hileras
como si fuera un coro perdido
en el paralelo 53 sur de este mundo.
Llueve sobre Punta Arenas,
y desde lejos
se ven espacios y poesía
que se sumergen
en el Estrecho de Magallanes,
naves llenas de terremotos, legumbres,
epitafios, ríos que lloran en medio
de ese sol rojo del amanecer;
con canoas que parecen aeroplanos;
Entonces existe la invención,
dijo ese niño de 17 años,
que contempla a una Isla mientras
llueve y llueve sobre la ciudad.
ALAIN BOSQUET
Dice
Dios:
«Era un
asunto urgente; me pregunté
para qué servían mis criaturas
más extrañas:
el dragón, el ángel, el unicornio.
Convoqué a aquellos en los que creía,
reales, poderosos, incontestables;
el baobab, el caballo de labor, la montaña acodada en el mar.
Celebraron diez conferencias
sin ponerse de acuerdo.
así que he conservado
al dragón, al ángel y al unicornio;
pero para evitar algunos malentendidos
he creído conveniente volverlos invisibles.»
para qué servían mis criaturas
más extrañas:
el dragón, el ángel, el unicornio.
Convoqué a aquellos en los que creía,
reales, poderosos, incontestables;
el baobab, el caballo de labor, la montaña acodada en el mar.
Celebraron diez conferencias
sin ponerse de acuerdo.
así que he conservado
al dragón, al ángel y al unicornio;
pero para evitar algunos malentendidos
he creído conveniente volverlos invisibles.»
De: "El tormento de Dios"
Versión de Enrique Moreno Castillo
ANDRÉS RUIZ
Las aves del bosque
traducen
el humo como señal de peligro
malgastan
sus alas en vuelos de escape
y
revientan convulsas contra las vidrieras.
Los pájaros
no advierten transparencias
y el
cielo es muy estrecho para mis ventanas.
FADIR DELGADO
El hambre se hierve
Al
olvido lo meto en una jaula para ocultarlo del trueno
Y le
abro el pecho para que encierre sus bestias
Alguien
me dirá que es demasiado abstracto
Que el
olvido no es visible
Que
intente ponerlo cara a cara con un objeto
Pero
cómo hacerlo
No le
conozco la cara
Pero sé
que siempre tiene sed
y algo
me dice que le gusta atravesarse en el camino para hacerme caer
que
cuando estoy más cansada aparece y me golpea la cabeza
Y me
hace retornar al punto de partida
El
olvido tiene dientes
Se
rasca hasta encontrarse la sangre
Le
gusta hervir el hambre
Porque
el hambre se hierve
Podría
masticarme
Comerse
mi carne
Abrirme
los ojos
Coserme
la boca con las hebras de mi propio pelo
Con mi
saliva saciar su sed
Sacar
de mis pechos a todas sus bestias
Porque
sabe que lo olvidaría
Que no
tendría manera de recordarlo.
ELIZABETH REINOSA ALIAGA
Claro y firme
Han
sembrado posturas
para el
silencio.
No
quieren saber de mi arritmia,
signo
de sangre desbocada,
de
hipocondría,
visión
minimalista del mundo.
Detrás
del cristal
aprieto
los dedos
que
intentan ocultar el sol o ponerse de cruz
sobre
los labios.
Todo
era claro y firme
en los
inicios,
pero
ese tiempo puede durar toda una vida.
Todo
era callar
y
festejar el estiércol,
sujetar
a la bestia,
mientras
otros clavaban en su pecho
la
derrota.
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