miércoles, 26 de octubre de 2022


 

ANDRÉ PIEYRE DE MANDIARGUES

 


  

XIII

 

 

Un viajero que fue a la India afirma
Que los rajás se lavan secretamente los pies
En un mueble en forma de reina Victoria

 

 

STELLA SIERRA

 

  

Regreso de la isla

 

 

Exacta en tu irisada geometría
de verde mar y espuma aprisionada,
tu bienandanza dejo. Inviolada,
los pájaros coronan tu alegría.

Etérea por la leve lejanía
—mas que rosa de bruma sombra airada—
eres aliento de infinita nada:
fantasma del sentido y la armonía.

Tras infinitas huellas siderales,
un delfín pone anuncios de cristales;
cielo y mar, mar y cielo es el arcano.

En la tierra ya la planta, tu figura
—corola de salina arquitectura—
renacerá en la palma de mi mano.

 

 

BENJAMIN PÉRET

 

  

Imperativo

 

 

Temer el sudor de las moscas extraviadas en los barrios en construcción
Envilecer los jarros de estaño hasta que sean desgarrados por
los cachorros
Retorcer los antiguos armarios para extraer un poco de polvo
de rubí con qué colorear los lagos
Silbar repetida y largamente para que acudan los huesos bien
blanqueados que no quieren entender razones
Lavar la tinta con vino rojo para distraer a los niños que riñen
en el patio
Cortar la luz en cuatro y arrojarla a las fieras
Extraer de la arena todos los dientes que contiene para
levantar muros
Transformar las armaduras en incubadoras para obtener
polluelos de pico largo
Aplastar a las tortugas hasta convertirlas en mantillas
Regar todos los días las banderas con aceite de máquinas
Quemar los camembert pasados hasta que salte el fénix
Acariciar las lentejas una por una antes de sembrarlas
Sacudir los tapices con una navaja para fabricar jaulas de
canarios
Agotar las reservas de oro para comprar horquillas de cabello
Asustar a las langostas que intentan penetrar en una tabaquera
Cocinar los violines en salsa blanca
Dorar las escaleras para evitar barrerlas
Caracolear en las iglesias a la hora de la misa solemne
pero no insultar nunca al cartero para expulsar a los ratones
de la péndola
que atacarían los bronces artísticos a picotazos.

 

Versión de Aldo Pellegrini

 

 

FERNANDO HUAROTO

 

  

uno

 

 

Post Guerra                                                                                                                                                                                      Post Negrum

la sombra de la noche

se protege

bajo la insignia de la luna.

 

«Qualis artifex pereo»

Nerón

 

 

( a m a n e c e )

 

dada la mañana                                                

inexperta

con su aliento

tosco

que surge

revanchándose

en su estómago

dibujado de tiza     

donde ancho es el traje de los hombres

que celebran la inmortalidad

y su infancia

y ancho los ojos fracasando

en multitud

 

e infinitos

los segundos

tributando

una congoja

un arrepentimiento

arrítmico

un sonido

de sonaja

de elefante

sentado

sobre mi

corazón.

        

 

 

CHARLES PÉGUY

 

  

 

Es preciso que mi gracia sea efectivamente de una fuerza increíble

  

 

Es preciso que mi gracia sea efectivamente de una fuerza increíble
y que brote de una fuente inagotable
desde que comenzó a brotar por primera vez
como un río de sangre del costado abierto de mi Hijo.
¿Cuál no será preciso que sea mi gracia y la fuerza de
mi gracia para que esta pequeña esperanza, vacilante
ante el soplo del pecado, temblorosa ante
los vientos, agonizante al menor soplo,
siga estando viva, se mantenga tan fiel, tan en pie,
tan invencible y pura e inmortal e imposible de apagar
como la pequeña llama del santuario
que arde eternamente en la lámpara fiel?
De esta manera
una llama temblorosa ha atravesado el espesor de los
mundos, una llama vacilante ha atravesado el espesor
de los tiempos,
una llama imposible de dominar, imposible de apagar
al soplo de la muerte,
la esperanza.
Lo que me asombra, dice Dios, es la esperanza,
y no salgo de mi asombro.
Esta pequeña esperanza que parece una cosita de nada,
esta pequeña niña esperanza,
inmortal.
Porque mis tres virtudes, dice Dios, mis criaturas,
mis hijas, mis niñas,
son como mis otras criaturas de la raza de los hombres:
la Fe es una esposa fiel,
la Caridad es una madre, una madre ardiente, toda corazón,
o quizá es una hermana mayor que es como una madre.
Y la Esperanza es una niñita de nada
que vino al mundo la Navidad del año pasado
y que juega todavía con Enero, el buenazo,
con sus arbolitos de madera de nacimiento, cubiertos
de una escarcha pintada,
y con su buey y con su mula de madera pintada,
y con su cuna de paja que los animales no comen
porque son de madera.
Pero, sin embargo, esta niñita esperanza es la que
atravesará los mundos llenos de
obstáculos.
Como la estrella condujo a los tres Reyes Magos
desde los confines del Oriente, hacia la cuna de mi
Hijo,
así una llama temblorosa, la esperanza,
ella sola, guiará a las virtudes y a los mundos,
una llama romperá las eternas tinieblas.
Por el camino empinado, arenoso y estrecho,
arrastrada y colgada de los brazos de sus dos
hermanas mayores,
que la llevan de la mano,
va la pequeña esperanza
y en medio de sus dos hermanas mayores da la sensación
de dejarse arrastrar
como un niño que no tuviera fuerza para caminar.
Pero, en realidad, es ella la que hace andar a las otras
dos,
y la que las arrastra,
y la que hace andar al mundo entero
y la que le arrastra.
Porque en verdad no se trabaja sino por los hijos
y las dos mayores no avanzan sino gracias a la
pequeña.

 

 

MARCO MARTOS

 

  

Rosa Carrera

  

Negros cabellos de agua y mar.
Náufraga en la isla de los lobos.
Alegría de respirar en la desdicha.
Es olvido esa espuma, ese barco, esa sima.
Y hay un hombre que espera
en tierra firme, entre brumas.
Una vida se inicia plena, rápida,
un verano fértil.
Efímera verdad, río de pena,
pobres palabras.
Así lo quisieron los dioses:
no tendrás cabellos blancos,
hermosísima Rosa
que llamea en el centro
de la poesía.