lunes, 21 de septiembre de 2015

GABRIEL ZAID




Claridad furiosa



No aceptamos lo dado, de ahí la fantasía.
Sol de mis ojos: eternidad aparte, pero mía.

Pero se da el presente aunque no estés presente.
Luz a veces a cántaros, pan de cada día.
Se dan tus pensamientos, tuyos como estos pájaros.
Se da tu soledad, tuya como tu sombra,
Negra luz fulminante, bofetada del día.



ALFONSO REYES OCHOA




La amenaza de la flor



Flor de las adormideras:
Engáñame y no me quieras.

¡Cuánto el aroma exageras,
Cuánto extremas tu arrebol,
Flor que te pintas ojeras
Y exhalas el alma al sol!

Flor de las adormideras.

Una se te parecía
En el rubor con que engañas,
Y también porque tenía,
Como tú, negras pestañas.

Flor de las adormideras.
Una se te parecía...
Y tiemblo sólo de ver
Tu mano puesta en la mía:
¡Tiemblo no amanezca un día
En que te vuelvas mujer!


XAVIER VILLAURRUTIA GONZÁLEZ


  

Nocturno amor



El que nada se oye en esta alberca de sombra
No sé cómo mis brazos no se hieren
En tu respiración sigo la angustia del crimen
Y caes en la red que tiende el sueño.
Guardas el nombre de tu cómplice en los ojos
Pero encuentro tus párpados más duros que el silencio
Y antes que compartirlo mataría el goce
De entregarte en el sueño con los ojos cerrados
Sufro al sentir la dicha con que tu cuerpo busca
El cuerpo que te vence más que el sueño
Y comparo la fiebre de tus manos
Con mis manos de hielo
Y el temblor de tus sienes con mi pulso perdido
Y el yeso de mis muslos con la piel de los tuyos
Que la sombra corroe con su lepra incurable
Ya sé cuál es el sexo de tu boca
Y lo que guarda la avaricia de tu axila
Y maldigo el rumor que inunda el laberinto de tu oreja
Sobre la almohada de espuma
Sobre la dura página de nieve
No la sangre que huyó de mí como del arco huye la flecha
Sino la cólera circula por mis arterias
Amarilla de incendio en mitad de la noche
Y todas las palabras en la prisión de la boca
Y una sed que en el agua del espejo
Sacia su sed con una sed idéntica.
De qué noche despierto a esta desnuda
Noche larga y cruel noche que ya no es noche
Junto a tu cuerpo más muerto que muerto
Que no es tu cuerpo ya sino su hueco
Porque la ausencia de tu sueño ha matado a la muerte
Y es tan grande mi frío que con un calor nuevo
Abre mis ojos donde la sombra es más dura
Y más clara y más luz que la luz misma
Y resucita en mí lo que no ha sido
Y es un dolor inesperado y aún más frío y más fuego
No ser sino la estatua que despierta
En la alcoba de un mundo en el que todo ha muerto.


JAIME SABINES GUTIÉRREZ




Me doy cuenta de que me faltas



Me doy cuenta de que me faltas
Y de que te busco entre las gentes, en el ruido,
Pero todo es inútil.
Cuando me quedo solo
Me quedo más solo
Solo por todas partes y por ti y por mí.
No hago sino esperar.
Esperar todo el día hasta que no llegas.
Hasta que me duermo
Y no estás y no has llegado
Y me quedo dormido
Y terriblemente cansado
Preguntando.
Amor, todos los días.
Aquí a mi lado, junto a mí, haces falta.
Puedes empezar a leer esto
Y cuando llegues aquí empezar de nuevo.
Cierra estas palabras como un círculo,
Como un aro, échalo a rodar, enciéndelo.
Estas cosas giran en torno a mí igual que moscas,
En mi garganta como moscas en un frasco.
Yo estoy arruinado.
Estoy arruinado de mis huesos,
Todo es pesadumbre.



MANUEL MARÍA FLORES




Ausencia



¡Quién me diera tomar tus manos blancas
Para apretarme el corazón con ellas,
Y besarlas... besarlas, escuchando
De tu amor las dulcísimas querellas!

¡Quién me diera sentir sobre mi pecho,
Reclinada tu lánguida cabeza,
Y escuchar, como en antes, tus suspiros
Tus suspiros de amor y de tristeza!

¡Quién me diera posar casto y suave
Mi cariñoso labio en tus cabellos,
Y que sintieras sollozar mi alma
En cada beso que dejara en ellos!

¡Quién me diera robar un solo rayo
De aquella luz de tu mirar en calma,
Para tener, al separarnos luego,
Con qué alumbrar la soledad del alma!

¡Oh, quién me diera ser tu misma sombra,
El mismo ambiente que tu rostro baña,
Y, por besar tus ojos celestiales,
La lágrima que tiembla en tu pestaña!

¡Y ser un corazón todo alegría,
Nido de luz y de divinas flores,
En que durmiese tu alma de paloma
El sueño virginal de sus amores!

Pero en su triste soledad, el alma
Es sombra y nada más, sombra y enojos...
¿Cuándo esta noche de la negra ausencia
Disipará la aurora de tus ojos?



JAIME MARIO TORRES BODET

  


Bajamar



Conforme va la vida descendiendo
—Bajamar de los últimos ocasos—
Se distinguen mejor sombras y pasos
Sobre esta playa en que a morir aprendo.

Acaba el sol por declinar. Los rasos
De la luz se desgarran sin estruendo
Y del azul que ha ido enmudeciendo
Afloran ruinas de horas en pedazos.

Ese que toco, desmembrado leño,
Un día fue timón del barco erguido.
Que por piélagos diáfanos conduje.

En aquel mástil desplegué un ensueño.
Y en estas velas, ay, siento que cruje
Todavía la sal de lo vivido.