"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
jueves, 20 de junio de 2019
DENISSE VEGA FARFÁN
Poema de la luna
La
luna se ha ocultado en sus ijares
dejándonos
apenas un trémulo relente
para
no tropezar en lo oscuro.
En
el lugar que me ha tocado me desplazo sobre la estepa
un
animal de torpes movimientos
mientras
el resto de la manada sabe cómo esconderse
y
no dejarse guiar por las extrañas voces
que
agitan los follajes
o
las sombras que fácilmente agigantan
las
inocentes inquietudes de la mañana.
Acometido
por la arena que rastrilla mi piel
para
convertirme en estela indescifrable
un
anillo más de mis desleídos antepasados
que
apenas me dejaron un soplo helado detrás de las orejas
me
pregunto inútilmente:
¿y
si fuera de escamas?
¿inalcanzable
metal como la luna?
¿generosas
branquias, ágiles aletas,
ojo
violeta de torbellino leonado
y
penetrase las aguas allá donde tus pies infantiles
se
aseaban de la carcoma del mundo?
¿corriente
inalterable al fin, impasible anguila,
soberana
en los recintos de lo inexpugnable
en
los que las lenguas y lo que se palpa
han
sido superados por el solo goce de moverse?
Consecuente
con mi naturaleza
me
hundo en las arenas
y
mientras alcanzo el ópalo total de la memoria
pienso
que habitaré el lecho de algún secreto mar
donde
aún se escuchen tus zarpazos.
ROSABETTY MUÑOZ
Balbuceos
Los
objetos me persiguen
arremolinados.
Se
debilita mi cascada.
Balbuceo.
Se agrieta la voz.
Cual
caracol que rodea
su
universo de dos metros
con
un hilo de plata,
esta
casa soy yo.
De: “Sombras en el Rosselot”
ROBINSON QUINTERO
Pasajero
El
que es pasajero y nunca emprendió viajes
a esos lugares de donde llama
su alma
viaja ahora en este poema
a esos lugares de donde llama
su alma
viaja ahora en este poema
JAVIER BAUTISTA MUÑOZ
Herida
A
Héctor Carreto
Metí los dedos bajo su falda blanca,
y
removí la delicada tela
esperando
acariciar la culpa.
Metí
los dedos en la herida
debajo
del levísimo algodón de azúcar.
Ella
anhelaba ser herida
y
yo necesitaba escribirle poemas:
por
eso levanté los cielos de esa tela
y
desde ahí las metáforas fueron precisas,
coloqué
el puñal por las caderas,
la
pluma en la cintura y la columna,
la
sinestesia entre el vientre y el sostén caído,
mojé
con ritmo los labios y los ojos;
más
abajo, palpé con metonimia los muslos,
las
piernas
y
los pies.
Calmé
la sed de la piel y del hurto.
Herí
al poema y lo salpiqué de culpas.
Cumplimos
los objetivos de esa noche:
matamos
dos pájaros de un tiro.
ANNA DE NOAILLES
El deseo preocupado
Aquí
está el verano otra vez, el calor, la claridad, el
renacimiento simple y pacífico de las plantas, las
mañanas brillantes, las noches cálidas, los días lentos, la
alegría y el tormento en el alma traída de vuelta.
- Aquí está el tiempo de los sueños y la dulce locura
Donde el corazón, que el olor del día se embriaga,
Entrega a los problemas tiernos a esperar siempre
La repentina y buena escotilla de la vida,
El corazón se levanta y lucha en el aire suave y floral.
- Mi corazón, ¿qué esperas del día caluroso?
¿Es el despertar claro de la infancia asombrada
que mira, se apresura, abre las manos y se ríe?
Es este el
¿Es el sabor del tiempo pasado, del clima templado,
donde el alma sin esfuerzo sintió que se levantaba su savia?
- Ah! mi corazón, nunca tendrás otro bien
que esperar el amor y los juegos que lo escoltan,
y tú sabes sin embargo el mal que te trae
Este dios irritado por todas las peleas de las que se trata ...
renacimiento simple y pacífico de las plantas, las
mañanas brillantes, las noches cálidas, los días lentos, la
alegría y el tormento en el alma traída de vuelta.
- Aquí está el tiempo de los sueños y la dulce locura
Donde el corazón, que el olor del día se embriaga,
Entrega a los problemas tiernos a esperar siempre
La repentina y buena escotilla de la vida,
El corazón se levanta y lucha en el aire suave y floral.
- Mi corazón, ¿qué esperas del día caluroso?
¿Es el despertar claro de la infancia asombrada
que mira, se apresura, abre las manos y se ríe?
Es este el
¿Es el sabor del tiempo pasado, del clima templado,
donde el alma sin esfuerzo sintió que se levantaba su savia?
- Ah! mi corazón, nunca tendrás otro bien
que esperar el amor y los juegos que lo escoltan,
y tú sabes sin embargo el mal que te trae
Este dios irritado por todas las peleas de las que se trata ...
SERGIO BRICEÑO
Pubertad
Otro
rayo desciende
por
su pelvis
para
incendiarle el pan.
Una
burbuja
se
hace fibra
en
el ombligo
hasta
doblarla.
Otra
gota
de
infierno
entre
las piernas.
Y
la inmediata certeza.
La
sensación de madurez.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)