"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
viernes, 13 de diciembre de 2019
GOYA GUTIERREZ
[...] sé, en la guerra
tú, mi compañera
Safo, Himno a Afrodita
tú, mi compañera
Safo, Himno a Afrodita
no
hacen falta batallas,
huestes, generalifes,
metralletas y láser
marcas ultramodernas,
ni carros de combate,
ni buques de contienda
puede oprimir un techo,
la baldía ventana
que ha incitado al silencio,
el miedo aposentado
en la alargada mano
dominando la puerta,
recordando su cerco
en la piel lacerada
del alma, o de un beso
que ya sabe a alambrada
un brazo poseído,
poseedor de sombra,
un castigo sin culpa,
una invasión, sin fruto
dorado que exprimir,
un diablo sin su infierno,
quizás la libertad,
la belleza, el amor
podrían con el tiempo
llegar a transformarlo,
pero el cretino ríe
ante la tecnocracia
sabia y amordazada ,
y se extiende veloz
como la vieja peste
herrumbre de muñones,
ángel de dos cabezas
atraviesa las nubes,
vuelven polvo y ceniza
a contagiar la tierra,
será herencia o presente,
o serán esas piedras
partidas, mal curadas,
una letal vivencia
en este nuevo siglo
mientras, la voz de un niño
entre las ruinas, canta
huestes, generalifes,
metralletas y láser
marcas ultramodernas,
ni carros de combate,
ni buques de contienda
puede oprimir un techo,
la baldía ventana
que ha incitado al silencio,
el miedo aposentado
en la alargada mano
dominando la puerta,
recordando su cerco
en la piel lacerada
del alma, o de un beso
que ya sabe a alambrada
un brazo poseído,
poseedor de sombra,
un castigo sin culpa,
una invasión, sin fruto
dorado que exprimir,
un diablo sin su infierno,
quizás la libertad,
la belleza, el amor
podrían con el tiempo
llegar a transformarlo,
pero el cretino ríe
ante la tecnocracia
sabia y amordazada ,
y se extiende veloz
como la vieja peste
herrumbre de muñones,
ángel de dos cabezas
atraviesa las nubes,
vuelven polvo y ceniza
a contagiar la tierra,
será herencia o presente,
o serán esas piedras
partidas, mal curadas,
una letal vivencia
en este nuevo siglo
mientras, la voz de un niño
entre las ruinas, canta
De: "La mirada y el
viaje"
JORGE ENRIQUE ADOUM
6, rue Claude Matrat
A
través de la pared resucita el vecino,
oigo
sus pasos, el bostezo con que se reconoce,
el
chorro con que se comprueba, la insolente
relojería
doméstica. No sé quién es, cómo
se
llama ni para qué despierta tan temprano
y
alevoso.
Hoy
no ha sonado todavía
y
temo que llegue tarde a su deshora
y
se quede sin nada, y tengo ganas de llamar
a
su puerta, recordarle que existe, que no puede
dejarme
sin indicios de su paradero.
En
cuanto
a
los demás, no hace ruido su vida, no sé
contra
quién frota su miércoles la sirvienta
ni
a dónde lleva el perro las mañanas
a
su jubilado tirado por la oreja.
Qué
sé
yo de cuantos me rodean, por ejemplo
de
mí, sino lo que me tolero, lo que me toco,
lo
poco que me veo y que me digo,
yo
mi vecino, mi sirviente, mi perro.
De: “Curriculum mortis”
HOWARD PHILLIPS LOVECRAFT
El horror de Yule
Hay nieve en el campo
Y los valles están helados,
Y una profunda medianoche
Se cierne sombría sobre el mundo;
Pero una luz entrevista en las cumbres
Revela festines profanos yantiguos.
Hay muerte en las nubes,
Hay miedo en la noche,
Pues los muertos en sus mortajas
Celebran la puesta del sol,
Yentonan cantos salvajes en los bosques mientras danzan
En torno al altar de Yule, fungoso y blanco.
Un viento que no es de este mundo
Recorre el bosque de robles,
Cuyas mórbidas ramas se ahogan
En una maraña de delirante muérdago,
Porque éstos son los poderes de las tinieblas, que perviven
En las tumbas de la raza perdida de los Druidas.
Diciembre, 1926
Hay nieve en el campo
Y los valles están helados,
Y una profunda medianoche
Se cierne sombría sobre el mundo;
Pero una luz entrevista en las cumbres
Revela festines profanos yantiguos.
Hay muerte en las nubes,
Hay miedo en la noche,
Pues los muertos en sus mortajas
Celebran la puesta del sol,
Yentonan cantos salvajes en los bosques mientras danzan
En torno al altar de Yule, fungoso y blanco.
Un viento que no es de este mundo
Recorre el bosque de robles,
Cuyas mórbidas ramas se ahogan
En una maraña de delirante muérdago,
Porque éstos son los poderes de las tinieblas, que perviven
En las tumbas de la raza perdida de los Druidas.
Diciembre, 1926
Versión
de Juan Antonio Santos y Sonia Trebelt
De: "Poemas
fantásticos":
CARL SANDBURG
Acumulaciones
Han azotado las tormentas la tierra en este punto
y aquí se han ido a pique los barcos
y los transeúntes lo recuerdan
charlando en el puente de noche
cuando allí se aproximan.
Han golpeado los puños la cara de ese viejo boxeador
profesional
y han aparecido sus combates en las páginas
de deportes y por la calle lo señalan con el
índice extendido por ser uno que una vez tuvo
el cinturón de campeón.
Se han publicado cientos de historias y se han rumoreado
mil
a propósito del porqué ese hombre alto y tenebroso se ha
divorciado de dos jóvenes hermosas
para casar con una tercera que se parece a las otras dos
y sacuden la cabeza y comentan «ahí va»
cuando pasa de largo, con buen tiempo o con
lluvia, por las calles de la ciudad.
Han azotado las tormentas la tierra en este punto
y aquí se han ido a pique los barcos
y los transeúntes lo recuerdan
charlando en el puente de noche
cuando allí se aproximan.
Han golpeado los puños la cara de ese viejo boxeador
profesional
y han aparecido sus combates en las páginas
de deportes y por la calle lo señalan con el
índice extendido por ser uno que una vez tuvo
el cinturón de campeón.
Se han publicado cientos de historias y se han rumoreado
mil
a propósito del porqué ese hombre alto y tenebroso se ha
divorciado de dos jóvenes hermosas
para casar con una tercera que se parece a las otras dos
y sacuden la cabeza y comentan «ahí va»
cuando pasa de largo, con buen tiempo o con
lluvia, por las calles de la ciudad.
Versión de Miguel
Martínez-Lage
De: "Poemas de
Chicago":
DULCE MARÍA LOYNAS
Al atardecer iré
con mi cántaro azul al río,
para recoger la última
sombra del paisaje mío.
Al atardecer el agua
lo reflejará muy vago;
con claridades de cielo
y claridades de lago...
Por última vez el agua
reflejará mi paisaje.
La cogeré suavemente
como quien coge un encaje...
Serán al atardecer
más lejanas estas cosas...
Más lejanas y más dulces,
más dulces y más borrosas.
Después... ¡Que venga la noche!
Que ya lo tenue del sueño
-de sueño olvidado-
lo delicado, gris, sedeño
de tela antigua... y lo fino,
lo transparente de tul...
¡Serán un solo temblor
dentro del cántaro azul!
DIEGO DE TORRES VILLARROEL
Pago que da el mundo a los poetas
Dícese de Quevedo que fue claro
y que en algunas coplas está obsceno;
Góngora puede ser que fuese bueno,
pero ya sus comentos le hacen raro.
El Calderón, que nos lo venden caro,
sólo de lo amatorio fue muy lleno
y nos dejó en la cómia un veneno
que nos hemos bebido sin reparo.
La idea de Juan Pérez fue abatida,
de Solís intrincada, ¡infeliz suerte!
¡Oh, ciencia pobre! ¡Facultad perdida!
¡Mundo borracho, que al varón más fuerte
después de ajarlo, miserable, en vida,
predicas estas honras en su muerte!
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