sábado, 28 de diciembre de 2013

HÉCTOR ROJAS HERAZO


El deseo


El deseo es vegetal
pide caminos
aire
quiere temblar en fruto
suspenderse
pide un cuerpo abonable
pide un labio
pide comer y ser comido
quiere
entrabarse y gemir con ramas duras.
Gime por ser
quiere temblar
sentirse
palparse desde dentro
saberse entre las cosas respirando.
Quiere el viento y el ala
quiere el día
quiere el follaje de su fuerza obscura
brillando entre la luz hoja por hoja.
Es vegetal por eso:
por su destino de tiniebla y cielo
porque rompe y emerge
porque sube
porque la muerte sufre con su anhelo.


MARÍA MERCEDES CARRANZA




Tengo miedo


“…Todo desaparece ante el miedo.
El miedo, Cesonia; ese bello
sentimiento, sin aleación, puro y
desinteresado; uno de los pocos
que saca su nobleza del vientre”.
Albert Camus (“Calígula”)


Miradme: en mí habita el miedo.
Tras estos ojos serenos, en este cuerpo que
ama: el miedo.
El miedo al amanecer porque inevitable el
sol saldrá y he de verlo,
cuando atardece porque puede no salir mañana.
Vigilo los ruidos misteriosos de esta casa que
se derrumba,
ya los fantasmas, las sombras me cercan y
tengo miedo.
Procuro dormir con la luz encendida
y me hago como puedo a lanzas, corazas, ilusiones.
Pero basta quizás sólo una mancha en el mantel
para que de nuevo se adueñe de mí el espanto.
Nada me calma ni sosiega:
ni esta palabra inútil, ni esta pasión de amor,
ni el espejo donde se ve ya mi rostro muerto.
Oídme bien, lo digo a gritos: tengo miedo.



ÁLVARO MUTIS




Diez Lieder


VII. Giran, giran...

Giran, giran,
los halcones
y en el vasto cielo
al aire de sus alas dan altura.
Alzas el rostro,
sigues su vuelo
y en tu cuello
nace un azul delta sin salida.
¡Ay, lejana!
Ausente siempre.
Gira, halcón, gira;
lo que dure tu vuelo
durará este sueño en otra vida.


CARMIÑA NAVIA VELASCO




Esta orilla



Serás nuevamente una sonrisa:
escribiré sobre otras cordilleras
tu nombre
y beberé en mis ríos cotidianos
tu piel morena y dura,
tu mirar almendrado...
para recuperar otros espacios.

Una lluvia quebró tu cercanía
y un futuro de luchas se perfiló en dos mapas
diferentes.

En cada nuevo atardecer tu vienes
y eres cada deseo.


HUGO CHAPARRO VALDERRAMA



Los ojos o el espejo del alma


Aun si fueras un vampiro
y jamás viera mi rostro
por toda la eternidad
siempre tendría tus ojos
para contemplarme en ellos.


CELEDONIO ORJUELA




La casa

Mi casa está en el patio de los otros,
En el sigilo de la huida,
en el agua que se oye en los grifos del vecino.
Al borde de la acera
Muy cerca de la risa.

Mi casa no está en la infancia
Y la infancia está llena de temblores
En una casa de icopor que se lleva el viento.

Mi casa la pueblan voces sin lenguaje,
Voces que silencia el abandono.

Mi casa una mujer agrietada por el tiempo.