martes, 22 de mayo de 2012


GENARO SANDOVAL





Fragmentos





Si no tuviera esta llave
que me permite abrir una puerta,
y tras ella
desparramar mis zapatillas,
mi cansancio,
les aseguro que tendría un banco de plaza,
un árbol y la luna encima de mis huesos.
Si no existiera esta puerta
cuya cerradura tiene la combinación precisa;
esta llave
les aseguro, no serviría de nada...


De otros sueños que acrecienten mis posesiones
mientras dices – bebamos juntos viejo amigo -
que los amores que se lleva el viento
los trae la lluvia.
Y no llores.
¿Por qué habrías de hacerlo?

FREDY GALLARDO





El mar no tiene cima



                  8


Un marinero
del mar de la tierra,
cuando zarpa, no deja vestigios.
Como los piratas del mar del alma.

Ellos siempre han navegado en tinieblas
los fiordos del espanto.

No usan brújula por temor a quedarse atrapados
en la bajamar del olvido.
Pero la última dotación
no ancla en tierra por miedo a represalias.
Ocultarse tras una meretriz
te anclara una temporada en tierra.

Pero anudar el amor
en el puerto no es de tripulantes
de altamar.
Sólo los grumetes de playa
vomitan su vergüenza al amanecer.
Antes de levar el ancla de la esperanza
un marinero no deja indicios de sur
en la nostalgia.

BERNARDO COLIPÁN





Cae la noche en Maicolpue


                                                                           A Roxana


No importa que mañana las nubes oculten
al lucero del amanecer.
Estoy dispuesto a esperar contigo
a que pasen la últimas lluvias.
Tú y yo, con los bolsillos vacíos, podríamos comprar
lo mejor que el mundo ofrezca.
De Tril-Tril bajan carretas cargadas con carbón.
La radio anuncia mensajes de familias llegadas
de pueblos lejanos.
Aún quedan en la arena las huellas de los duendes
que bailaron en la playa.
El aire fino vuelve a la montaña.
Cae la noche en Maicolpué.
El mirar como el soñar desatan nudos de una
conciencia imaginada.
Yo escribo este poema para ti.
Es también mi trabajo.
En los cerros la noche no es espacio
sino amenaza de eternidad.
Brillan luces de algún entierro.
Una linterna ilumina el camino de regreso.
En la casa,
las polillas se embriagan con la luz de la ampolleta.
El silencio retorna sus rincones.
Junto al fuego duerme el niño
que un día tendremos juntos y el vacío
apenas podría hoy
soñar con una estrella, humeando entre sus dedos.


TILO NURMI





Ozu: flower in the pocket



una flor en el bolsillo,
y cuatro manos que se enredan despidiéndose del sol,
tapándome la cara, se huelen de memoria...

en la orilla de la boca, descansa un beso,
sin ropas, sin pieles, sin pestañas.

con un fósforo en la mano, para incendiar el tiempo,
prenderle fuego a todo, a las nubes, al océano, a la inmortalidad...
a dios.

se mira por los pies y no vuelve, no se queda, ni siquiera su olvido.

me regala un pensamiento, ambiguo, inentendible:
como todo lo que provenga de ella o de nosotros.

dice que sus dientes son de leche
y se cuelga por las noches de mis venas, mi garganta,
como un fantasma o la copia de una llave.

sin anuncios de ningún tipo,
un milagro recorre el cielo fracturándome:
he nacido... pero.

YENNY PAREDES





Paisaje con mujer en medio



La lluvia deposita
sus puntos suspensivos sobre el cemento.
A manos de parejas y delincuentes habituales
empiezan a florecer los paraguas.
La sombra de un árbol en la otra orilla
cruza el río temblorosa
hasta rozarme los zapatos.
El cráneo de la luna nos observa incrédulo.

Las campanas de la tarde
marcan los últimos latidos de la anciana ebria
que se deja diluir lentamente bajo el puente.

Los niños envejecen de golpe.