"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
domingo, 15 de octubre de 2017
CARILDA OLIVER LABRA
Éste
El mío, el importante, el que me dura;
perfecto como el jueves o el verano.
Este que nunca pierdo, casi hermano,
lo menos frío, la mayor dulzura.
El comparable a un soplo en la cintura,
y la inocente mano de mi mano;
el acostado a sollozar temprano,
el que tiene también de mi locura.
Este que se sonríe de ser hombre,
este de absurdo mal, de fruta en nombre:
mi propio enorme corazón enorme.
El necesario celestial testigo
de mi absoluta palidez de trigo,
que me besa por dentro cuando duermo.
El mío, el importante, el que me dura;
perfecto como el jueves o el verano.
Este que nunca pierdo, casi hermano,
lo menos frío, la mayor dulzura.
El comparable a un soplo en la cintura,
y la inocente mano de mi mano;
el acostado a sollozar temprano,
el que tiene también de mi locura.
Este que se sonríe de ser hombre,
este de absurdo mal, de fruta en nombre:
mi propio enorme corazón enorme.
El necesario celestial testigo
de mi absoluta palidez de trigo,
que me besa por dentro cuando duermo.
FÁTIMA VÉLEZ
Tercera orilla
Si
hemos de callar todo este tiempo
que sea
para siempre.
Tú
dirás que no es posible hablarme con el cielo mojado
y que
ahora que empieza a inundarse
no
puedes distinguir si son tuyos
o míos
los
cielos que se abren,
los
mares que se aproximan a la catástrofe.
Si es
por eso que se te enmudecen los ojos y las manos
y andas
ciego de voz
y las
palabras se vuelven mariposas
que te
enredan la garganta,
si es
por eso,
que sea
para siempre.
Yo por
mi parte
puse
las manos sobre una piedra oscura
sin
saber que iba a morir,
que iba
a ser un acto milagroso despertar
para
suplicarte que no estallaras,
que no
estallaras
mientras
estuviera envuelta
en esa
niebla que escogiste respirar.
EDGAR VALENCIA
Novela
Jaime
dice a Pedro algo al oído.
Se les
ve caminar por una playa algo soleada.
Pedro
dice algo a Jaime
acerca
de Luis y de Marcela:
y
él, Pedro,
mueve
la cabeza.
¿A dónde?
¿En qué
sitio detiene su mirada?
Allá la
casa se levanta
y pasan
cosas
y la
puerta se mueve,
por
decir cualquier cosa,
y
rechina.
Sentir
algo por Jaime, por Marcela, por Pedro.
Ver el
rostro por el pie de la letra y distinguirlo.
Ver la
letra y distinguir la casa,
a
Pedro, a Jaime, a Luis y a Marcela.
Caminar
por la playa,
ustedes
dos, nosotros cinco, todos.
SILVIA EUGENIA CASTILLERO
Claridades
Claridades
de
frente como playas encontradas
se
interrogan
ansiosas,
arremeten contra sí.
En su rango
de luz ansiosa
se
bifurcan —son camino
que
nunca se encuentra.
Rival
de sí misma
la luz
gorjea ávida hasta el borde
de la
tarde
restañando
las siluetas
seccionadas
por ese bisturí
de luz
naciente sobre arena dispersa.
Roce
perpetuo y alado
el
rastro de luz:
parece
una vela violenta
encajada,
tirante,
acrisolada
en su propia violencia,
en su
anhelo de
ser
oscuridad es
sólo un
pestañeo:
indecisa
continúa destruyéndose.
LEONARDO VARELA
Herir
Es un
lugar común
describir
la faena que protagonizan los amantes
y al
final no se sabe
cuál de
los dos es el toro
La
novia
empitona
sus pechos
para
las armas del hombre
El
diestro
juega a
no ser tocado
Ambos
embisten,
alguno
es el
primero que sangra
De: “Palabras para sobrevivir en el desierto”
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