miércoles, 11 de octubre de 2017


DIANA AZCONA TREJO




II



Te vi entrar al quirófano
con la mano vendada y nuestras discusiones
en las piernas.
Saliste de ahí después de tres horasmeses,
a las dos de la tarde.

Llegaste a Terapia intensiva
luciendo un bellísimo y moderno aparato
que medía tu presión intracraneal
y mis remordimientos.

Entré a verte después del espantapájaros.
Le grité al médico:
¡tu habitación no tiene vista al mar!
Lloré por tres minutos sobre tu sábana
y recité Hora de junio
para matar el noventaynuevepuntonueveporciento de los gérmenes
que dejó tu madre durante su visita.

Luego de la ablución, me senté en el corredor a leer
El Lazarillo de Tormes.
Cuando terminé,
habíamos cumplido ya
doce años de no amarnos
y no pude más que maldecirte;
te maldije por haberme dejado aquella noche,
sin farol y sin cigarros.


De: ”Crónicas de hospital”


ARIEL MONTOYA



  
Primicia del beso y del olvido



En el sorteo de esta alegría
portando gaviotas,
tronchando hileras de nostalgia
como bosques indolentes,
tu mirada volvió con la marea.

Qué memoria la de mis oídos
descifrando los rumores
del abuso de tu ausencia,
envuelta en las tintorerías de tu soledad.

Has vuelto,
y es nuestro deber
informar de estos besos
a los radioperiódicos de los pájaros,
a los murciélagos de la oscuridad,
a los sistemas combinados de las ballenas.

Ofrezcamos esta primicia a la luna,
a sus secretos códigos de ensueño.

Han sido tantas jornadas de espera,
de enérgicos disgustos con el alba,
de acaloradas protestas al viento de la tarde,
de rupturas inminentes con el arco iris
y el enjambre de sus colores.

Yo que le quité el habla a las mariposas,
también fui capaz una noche
de romper mis compromisos con la esperanza
arrastrándome hasta el futuro de la nada.

Por eso ahora, amiga de mi amor,
tuerce mis desagravios al Universo,
y con la potestad de este reencuentro
predícele al olvido la ruina de su aurora.


De: “Perfil de la hoguera”


FRANCISCO DE LA TORRE


  

La blanca nieve y la purpúrea rosa...



La blanca nieve y la purpúrea rosa,
que no acaba su ser calor ni invierno,
el sol de aquellos ojos, puro, eterno,
donde el amor como en su ser reposa;

la belleza y la gracia milagrosa
que descubren del alma el bien interno,
la hermosura donde yo discierno
que está escondida más divina cosa;

los lazos de oro donde estoy atado,
el cielo puro donde tengo el mío,
la luz divina que me tiene ciego;

el sosiego que loco me ha tornado,
el fuego ardiente que me tiene frío,
yesca me han hecho de invisible fuego.


ANDRÉS TRAPIELLO




Es esto...



Es esto
la temible muerte.
Ha llegado el final
y no tienes respuesta.
el vaso de cristal,
la flor sobre la mesa,
el dolor de partir
sin que tu corazón conozca
una sola razón
de estas tres cosas
sencillas.


De: "Las tradiciones" 


DANIEL FRAGOSO




La realidad
me impide escapar
del abismo que es mi lecho,

en un intervalo cada vez más largo
la jornada se construye extenuante,

siento el cristal del crepúsculo
trazar al periplo de las aves,

percibo en las motas de polvo
que no hay oxígeno que me alimente,

pienso en el abatimiento de los muebles,

observo cómo un cementerio de silencio invade mis horas,

no puedo evitar envenenarme de retiro  
y afuera
el mundo amplio
eterno
continúa rodando siempre.


De “Escuela del vértigo”


FRANCISCO SEGOVIA




Malbaraté mi vino
en parrandas de canteros
albañiles mercenarios …

Hoy miro los sorbos cortos
que pegan fuego a los rituales
y siento envidia de la acidez
del entusiasmo …
¡Mojar la lengua
en una gota de esa pira! …

A mí de ese sabor sólo me quedan
la ceniza y la sed que deja la ceniza
en la boca escaldada
siempreviva.

Malbaraté mi vino entre los gritos de esa gente
cegada al arrebato por el dios del arrebato.

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