"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
sábado, 12 de abril de 2025
JOSÉ LUIS LÓPEZ BRETONES
Alguien
que espera
Hay
alguien esperándote en la casa.
Está sentado en una habitación
y mira, mientras fuma, las paredes
que lo rodean, blancas y desnudas.
Lleva así mucho tiempo y en sus ojos
nada hay que deje adivinar de cierto
ni la intención ni voluntad alguna.
Tan sólo mira sin mirar y fuma
y espera hasta que llegues a la casa.
¿Qué abismo hay en sus ojos? La paciencia,
como cualquier virtud, si es excesiva,
puede llegar también a ser monstruosa.
Tan sólo está esperándote. Lo sabes.
Es una habitación vacía y blanca.
Y alguna vez tendrás que abrir la puerta.
De:
“Otra vez la poesía”
IMMA SCHIENA
Pedazos
de palabras
recupera el antropólogo piezas de pedazos.
son
fragmentos de nombres dispersos,
pensamientos
que se quedaron sobre trizas de
vidrio,
pegados con un adhesivo.
reescribe
palabras desaparecidas
de
los textos; lucha, paz, ideas.
la
amistad es un jarrón de porcelana,
la fraternidad
y la sororidad
son
imanes pegados al refrigerador.
la
democracia es un maniquí
en
la banca como reliquia del pasado,
una llanta
de repuesto en promoción.
está
el amor en su lugar, una etiqueta
que
se ha quedado cosida en la ropa interior,
no es
para mostrar.
ALVIE MOUZITA
Mindouli
A mi padre, Alban Mouzita
Habito
una memoria que ha perdido las páginas de la infancia
Habito
la soledad de un río que tiene sed de mar
¡Mindouli!
la
noche para mí es larga de dolores. Porque sin verte, siempre sueño contigo
y
sabes que hasta ahora no he probado ni canciones ni danzas ni tams-tams
ignoro
incluso el sabor del vino de palma,
el
tótem de mi abuelo
y el
regusto del juego del agua y de la sabana
y
aún suena como un duelo, el grito matinal de los pájaros en mis oídos porque
vivo en una memoria sin páginas de infancia
y
cada noche, tus ríos que fluyen allá lejos son mis lágrimas que sustituyen tu
presencia
¡Mindouli!
Muero en la ausencia de recuerdos
muero
en los festines de las ciudades, en las rapsodias que cuentan los griots de
otros lugares, griots que te ignoran, que ignoran tu historia
y mi
mirada es triste en el espejo que me habla de ti
tu
rostro es tan delgado en el lago de mi memoria. ¡Mindouli!
nada,
entre las olas y la espuma, surge de ti ni sobrevive
¿lo
ves? soy virgen a todo misterio rural
¡Perdóname,
infancia mía! Mi infancia, ¡perdóname! Porque siendo aldeano, no tengo recuerdo
alguno del matorral
porque
en cuanto salí de mi madre, el sol ya estaba sangrando
había
que huir
huir
del rebaño de tormentas, huir lejos de los párpados
había
que hacerlo...
pero
comprende ¡Oh Mindouli!, que sin la bravura de mi padre, esos avispones me
habrían degollado
comprende,
comprende que sin mi madre, sin el granero de la esperanza, yo sería un leño
que picotean los cuervos
Mindouli!
Sé que eres mujer por tu vientre, eres flor por mi corazón, por mis cantos eres
madre
llevo
para ti un destino maduro de trashumancia
llevo
para ti un gran sol
acógeme
en tu memoria para que pueda reunir mis recuerdos, para que pueda volver a unir
mi ombligo,
y
para que pueda hablar mi dulce lengua natal
¡Oh
Mindouli, camina! camina y ven a mí para enjugar mis lágrimas...
Versión
de: Mariela Cordero
JORGE ARTURO MORA
Uno
no sabe qué es un parteaguas hasta que siente a la ciudad deslizarse en la
espalda
Hasta
que literalmente los recuerdos se hacen el mar de Moisés
Y
todo lo que quedó atrás se mira en sepia
Con
los bordes quemados
Y
hay que esforzar la vista de la memoria
Derramar
los líquidos sagrados
En
el lente que nos hace viajar en el tiempo
Para
recordar cómo eran las uñas corroídas
Y
cómo desaparecían
Cuando
te pintabas la piel de rosado nuevamente
Y no
podías darme un abrazo
Incluso
no podíamos compartir habitación
Porque
aquel esmalte manchaba mi ropa y provocaba estornudos
Que
a los segundos se transformaban en asma
Lo
curioso es que
Aunque
no pudieras tocarme
Te
veías feliz; te sentías feliz de ver tus uñas renovadas
Me
abrigo en ese recuerdo
En
la imposibilidad de tocar nuestras manos
Ahora
que debajo de tus párpados está la tierra
Y
arriba están los recuerdos que mantengo vivos
BHANU KAPIL
Al
tercer día, invitaste
a la mitad del vecindario
a ver la hoja roja
que habías colocado
como algo bello
en el cuenco
con agua del grifo junto a la puerta.
¿Era yo tu obra de arte?
Mi implicación con tu familia
era un acto de volición
y consenso.
La faceta política que mostrabas
a tus vecinos,
por ejemplo, era contraria
al régimen.
Mis vínculos con la comunidad
de escritores de la que había formado parte
se rompieron de la noche a la mañana.
Y, no obstante, sonreía
y reía cuando tú lo hacías.
No es que fuera estúpida.
No es que estuviera confundida.
De:
“Cómo lavar un corazón.”
Versión
de Carlos Bueno Vera.
ANA BLANDIANA
Caza
en el tiempo
Siento
que soy la presa
pero
no sé de quién,
pues
las alas y las garras que descienden
sobre
mí,
y me
encadenan a la sombra
mucho
antes de alcanzarme
carecen
de nombre.
Sólo
la frescura del aire dibuja
la
amenaza que se acerca
con
cruda y voluptuosa lentitud.
Sé
que no hay salvación, pero
tampoco
sé qué sería la salvación.
Si
intento huir, la sombra también cambia
amoldándose
a mi horizonte como las nubes,
feroz
y protectora en su cuidado
de
no perderme, presa de otro.
En
la espera, los sobresaltos se confunden,
el
pavor se mezcla plácidamente en el misterio,
desentrañar
su enigma será mi sino:
tengo
que vivir hasta que encuentre la respuesta
un
tiempo igual al tiempo de la caza
en
el que, al menos, sé que soy la presa.
De: “Mi
patria A4”
Versión
de Viorica Patea y Antonio Colinas