martes, 16 de abril de 2019


VERONICA PORUMBACU





Blanca Liliac De Munte



White Mountain Lila, estaba floreciendo tarde, 
pero no me siento como en el valle, mirra temprano. 
Así era yo, así que quiero ser: la 
crisis inmaculada de los nuevos poemas. 

Blanca lila de montaña ... En el camino, para romper un ariete, 
para sonreír en la habitación, 
como tarde, a la vez, cerca de la ventana, 
desear mi larga suciedad. 


CÉSAR DÁVILA ANDRADE





Esferoidal



Antes de llegar a ser y antes de llegar
a hogar alguno,
su alma, con un dedo sobre los labios,
y todo él en blanco,
como la noción del invierno
que desborda las capas de nieve.
Su larga espera de puente sin río, y
tan de sí mismo que,
de serle posible, naciera sin cuerpo,
de la unión solitaria de dos faltas.
Así,
él o yo, da lo mismo que Tú,
y todos escuchamos ese lirio mecánico
que respira debajo del navío.
Después de un banquete tan agudo,
todos los mármoles ruedan desenredándose,
y un millón de nosotros,
fumando juntos en el gran inconsciente subterráneo.
Porque absorbidos en la flor compuesta,
te comemos un poco, dios mío, y otro poco
te exhalamos hacia las Hecatombes.



ANTONIA POZZI





Luz blanca



Entré, al alba,
en un pequeño cementerio.

Fue en un país lejano,
al pie de una torre grisácea,
huérfana ya de voces
de campanas,
mientras aún la niebla
plateaba
las encinas oscuras,
los altos setos,
los brezos
violeta.

En el pequeño cementerio,
las lápidas,
dirigidas a Oriente,
como en blanca sonrisa,
rostros de ciego parecían
que, alineados, marchasen
al encuentro del sol.

EDUARDO ANGUITA





Recuerdo de infancia



Los mendigos escapan del tallo de las plantas                                                                      
 en gruesas gotas de dignidad y mármol.
Vuelan por el día como los primeros leños
En el monumento espeso del aire de los suspiros.

Sobre los techos crecen a toda hora ciegos presuntuosos,
pero los hilos de un muerto extraño a la casa
los enredan y enseñan a caminar despacio.

Paciencia: mañana el difunto será convaleciente
y partirá desde su cuerpo
hacia la simplicidad de una voz
en la tiniebla endurecida.


HÉCTOR MURENA





Paisaje detrás del paisaje



La bella
copa
hipnótica.

Déjala caer
serenamente
rómpela
contra
el suelo.

Soplo
del
gran misterio
llenará
entonces
tus ojos.


XAVIER OQUENDO


  


Recuento de los hechos



Todos nos fuimos.

Atrás se escucha el torpedo de la fiesta,
la corona roja de los bares,
el aguardiente azul que nos amaba
y la marcha desigual de la jarana.

Después, la madrugada con olor a miel.
Los amigos dormidos, amontonados
como un pozo de trinos,
como un manzano cargado.

Éramos todos, solo el viento era solo.
Los demás, los otros nosotros,
éramos uno en la soledad del nuevo día.

Nos dolíamos juntos y eso era la felicidad.