viernes, 4 de mayo de 2018


SHAMSUDDIN HAFIZ



  

El enigma de la vida



Con el vino de anoche cantando en mi cabeza
Al amanecer buscaba la taberna,
Aunque medio mundo en la cama dormía
Y el arpa y la flauta sonaban todavía,
Creando un placentero canto matutino;
Ya estaba llegando la copa de vino:
-Razón-, dije yo, «ya debías marcharte
Si quieres llegar a tu diario destino,
La santa ciudad de la intoxicación».
Así pues, la despedí y se marchó
Con una botella para los amigos del viaje.

Solo en la taberna, observé a la criada
Y quise conquistarla con mi labia,
Mas desdeñosa se volvió,
y se burló de mi ilusión.
Dijo, enarcando las cejas:
«¡Tú, blanco de toda mala lengua!
Mi cintura no rodearás,
Ni siquiera por todas tus baladas,
Mientras solo te veas a ti mismo
Como centro y fin en lo creado.
Apresa en tus redes a otro pájaro
No llegas al nido del Anka, amigo.»

Entonces me refugié de tal océano
En la buena arca del vino, mas ¡ay de mí!
Ella es de doncellas un compendio
Es Saki, camarada y trovador,
La que rechaza mi pobre corazón.
¡El ego es lo que debes superar, Hafiz!
Presta atención a la sabiduría
De la hija de la taberna; vanidoso,
Ficción de agua y barro construida
Cuidando tu belleza como un loro.

Hafiz, la vida es un enigma, abandona:
No hay otra respuesta que esta copa.


De: "El despertar del amor"

Versión de Carmen Liaño


CONCHA URQUIZA





Sed moriar



Perdido he mi soledad contigo,
mas esta noche tornaré a buscarte
-tierra los labios y en el alma trigo-,

cuando rendido en su postrer baluarte
el viejo compañero de mi vida
sepa el grito del ave que se parte.

¡Oh mar, oh vasta tierra desmedida,
luz de abismo en los ojos dilatados,
antorchas en el fondo de la herida!

Jamás con ansia cierta deseados,
jamás predichos en la misma nota,
jamás en claro verbo disfrutados!

La tensa vela al viento se alborota,
mueve el viento sus ágiles corceles,
la roja espuma de la quilla brota.

Ya cuerpo y vida te serán tan fieles
que volverán a dar, con buena tierra,
pan en tu espiga y sol en tus claveles.

Y una vez más se moverá la sierra,
en la simiente alada de algún pino,
por todos los confines de la Tierra.

Pero yo, sin vereda ni camino,
ni espacio ni color, ni franca puerta
al tiempo, turbulento peregrino.

Yo, sólo llama pura y sed alerta,
sed como roja flor transfigurada,
bajo las bocas del torrente, abierta.

He aquí que se ha mojado la enramada
de savia y temporal, y el agua fluye,
brota la vid, se hincha la granada.

Tras el grito del pájaro que huye
has venido a llamar tan tiernamente,
que nuevo amor el corazón arguye.

¡Y es tiempo, tiempo! Caiga la simiente
sobre las horas que han llegado tarde
y que van a ceñir otra corriente.

¡Nosotros hasta aquí! fruto que arde
en rojizos otoños, mi paisaje
se desprende del seno de la tarde.

El universo todo está de viaje,
resbalando por lánguidas pupilas
donde no tiene amor que lo agasaje.

Hacia los siglos donde tú cavilas
los días de mi historia gravitando,
encontraron profetas y sibilas.

Hoy, sólo encuentra el ardoroso bando
el "diuturno silencio" prometido,
las áureas pajas, y aquel pecho blando
que te dio amor, en leche convertido.


12 y 13 de diciembre, 1941


PERE QUART





Christmas



Plantan un árbol sin raíces
en el living
y hacen que dé de golpe,
turrones de Fatjó
y un tren eléctrico.
El favorito
y el dulce monopolista
descuelgan una estrella
-así como suena-, si quieren,
para el hijo embrutecido
que verraquea.

Entonces, ya está visto:
hacer milagros no es cosa de santos
hoy en día.

Ni tampoco se extraña nadie
-ni siquiera la rancia doncella,
beatona refinada-
de que el Niño esté desnudo
en invierno y de noche.

Por los christmas a tres tintas
se entrampan los pobres.

Y con el pretexto de los Reyes
degollaremos a tantos Inocentes cual convenga.

No, no exagero.


De: "Vacaciones pagadas"

Versión de José Batlló


Nota: Pere Quart es el seudónimo de Joan Oliver 

WENDY GUERRA





Lejana como cuba*



Desabrigada y ajena entre las palmas.
En diatriba con las cosas más simples.
Incomprensible y sola, mil veces sola, en medio de ese mar de
gente ahogándose de ganas.
Lejana y obstinada como ella, con ganas de correr a que la
abraces
desnuda y apartada.
De espaldas a tu ausencia.
Recobrándote en el paraíso de tu lino blanco.
Bandera blanca mi amor, bandera blanca.
Corriendo para no chocar contigo y tropezarte en el mapa de
tus ojos, de mi cuerpo.
Lejana como Cuba. Sin concilio.
Entre las olas que me hacen pequeña y argentada
Con el viento en contra a toda vela, resistida a llorar.
Buscando el nombramiento de un testigo, un peregrino, un
soberano.
Una criatura en mi interior que se defiende.
Lejana como Cuba.
Isla libre vertida entre tus piernas.
Cernida en los milagros que no esperas.
El ultimo reducto de la ausencia.
Lejana como ella. Aproximándose a tu salvación.
Breve al norte voluptuosa al sur.
Dormida sin tu nombre. Perseguida.
Con la brújula al polo y las alas atentas a tus pies.
Esperando por ti. Con todos mis arraigos de tierra y luz.
Sin esa lagrima que te duele y te despide.
Aquí me tienes.
Lejana como Cuba.


ESTHER DE CACERES





Nocturno herido



Mientras las nubes pasan sobre el tapiz antiguo
del tiempo herido
yo olvido el suave musgo y los pies vivos

porque tu ser tendido
yacente en mis rodillas
me atrae como la sed. Hacia tu muerte
como hacia el mar me inclino
y me busco en tu faz como en espejo
hasta que el día declina.

Duermo entre tus imágenes
redobladas y vivas
y la aurora sorprende un raro sueño:

Yo voy corriendo mi veloz carrera
sobre mármoles fríos.
Pasan las nubes... son veloces... miran
un ser yacente, un templo entre cipreses
por el agua del mar humedecidos.
Miran una gran fuente
plantada como un árbol
en medio de la tarde y el olvido...
Sola imagen tranquila
de tu muerte tendida en mis rodillas.

En fuente y ser de muertes yo me miro
y pasan nubes
sobre tu ser tendido,
sobre mi ser que el Tiempo no atraviesa,
sobre un tapiz de tiempo
que fuga y permanece;
sobre un césped de tiempo
donde la cruz de Amor se planta cada día
y mis pies silenciosos y desnudos caminan!


JOSÉ IGLESIAS DE LA CASA





Idilio II - Los celos



Tú, ruiseñor dulcísimo, cantando
entre las ramas de esmeraldas bellas,
ensordeces las selvas con querellas,
su gravísimo daño lamentando.
al Cielo y las Estrellas.
Pesados vientos lleven tu gemido
en las cuevas de amor bien aceptado,
y con pecho en tus penas lastimado,
bien es responda al canto dolorido
de tu picuelo harpado.
¿Quién te persigue. ¿Quién te aflige tanto.
Si acaso es del amor la tiranía,
consuélate con la desdicha mía,
que advirtiendo tu mísero quebranto,
busco tu compañía.
No me desprecies cuando te acompaño,
pensando que en dolor me aventajaras;
pues si mis desventuras vieras claras,
y al fin te persuadieras de mi daño,
quizá el tuyo aliviaras.
¡Triste de mí!, que en páramo apartado,
siendo alimento a pena tan esquiva,
hallé muerte de celo, que derriba
el edificio amante, que hube alzado
sobre agua fugitiva.