viernes, 9 de junio de 2017


MARCELO DANIEL FERRER




Hacerte el amor



Hechizado de blanquecina magia
A orillas de tu presencia,
Se pasan las horas en que me moras
Entre rojos intensos de pasión.

Te dibujo informe en el aire
Saturado de esencias
Y de las sordas voces de nuestra respiración.

Consecuente placebo
Llegar con mis dedos a cada rincón
Impulsado por latidos inconscientes del corazón.

Y vuelta a contornearte
Buscando las formas que más me unen a vos
Mientras los labios se prodigan besos
Bebiéndonos.


RAMÓN VALDEZ




Que yo hablo solo



¿Que yo hablo solo?
No me digan eso.
Es que soy poeta
Yo vivo buscando
Que rimen mis versos.

¿Que yo hablo solo?
Es que soy un viejo
Y los que escuchaban
Se me han ido lejos
Y los que vinieron
A ocupar sus puestos
Casi ni me hablan,
Hasta me tropiezan,
Andan apurados
Con todas sus cosas
Y yo de tan lerdo,
Siento que molesto.

¿Que yo hablo solo?
No me digan eso,
Yo nunca hablo solo.
Hablo con mis viejos
Con todos los míos,
Con tantos amigos
Que ya se me han ido.

Y ellos me escuchan.
Porque ellos no corren,
Porque ellos me esperan,
Porque están conmigo
Aunque no los vean.

¿Que yo hablo solo?
Será porque rezo,
Debe ser por eso,
Será porque rezo
Y al mover mis labios
Pensarán que hablo,
Debe ser por eso
Será por mis rezos
Y que soy poeta,
Yo vivo buscando
Que rimen mis versos.


VICENTE HUIDOBRO




La poesía es un atentado celeste



Yo estoy ausente pero en el fondo de esta ausencia
Hay la espera de mí mismo
Y esta espera es otro modo de presencia
La espera de mi retorno
Yo estoy en otros objetos
Ando en viaje dando un poco de mi vida
A ciertos árboles y a ciertas piedras
Que me han esperado muchos años

Se cansaron de esperarme y se sentaron

Yo no estoy y estoy
Estoy ausente y estoy presente en estado de espera
Ellos querrían mi lenguaje para expresarse
Y yo querría el de ellos para expresarlos
He aquí el equívoco el atroz equívoco

Angustioso lamentable
Me voy adentrando en estas plantas
Voy dejando mis ropas
Se me van cayendo las carnes
Y mi esqueleto se va revistiendo de cortezas

Me estoy haciendo árbol Cuántas veces me he ido
convirtiendo en otras cosas…
Es doloroso y lleno de ternura

Podría dar un grito pero se espantaría la
transubstanciación
Hay que guardar silencio Esperar en silencio



MALENA DE MILI




Abusa de mí



Oblígame,
fuérzame,
violéntame,
ultraja mi orgullo,
viola mis caprichos,
desobedece mi voluntad,
dóblame la mano,
arráncame las riendas,
tómame un poco por la fuerza
y oblígame a vencerme a mí misma.
Sé más fuerte que yo,
y te perteneceré por siempre.


EDUARDO CARRANZA




Interior



Los ojos que se miran
a través de los ángeles domésticos
del humo de la sopa.
En la botella brilladora canta
el ruiseñor del vino.

Reluce y tintinea lo visible
en la fruta, el reloj, la porcelana.
El pan abre su mano cereal
sobre el mantel. Las flores.
En el grabado antiguo toca el arpa
una muchacha de mil ochocientos.
El cigarrillo como que te asciende
la mano. Y una puerta se entreabre
sobre la sala silenciosa y tersa:
y más allá un huerto se presiente
o tal vez el recuerdo de un jardín.
En el espejo estás ya como ausente.
Por un instante se detiene todo
y escuchamos, absortos, lo invisible
de la noche que se abre a nuestro ensueño.
Con el café llega un país lejano.

El tiempo nada puede.
Todas éstas son cosas inmortales.



YANNIS RITSOS




Su hallazgo



Giórgos sentado en el café; bebe una taza; no mira
hacia el mar.

Los granjeros están recogiendo las uvas —sus voces llegan
hasta aquí.

El herrero clava herraduras en los cascos de un caballo
frente
a la tienda de los gitanos.

Pasa una carreta llena de tomates.

Él no sabe qué hacer. El mar, por supuesto, azul pálido
y el sol, como siempre, sol. La herradura
colgada sobre la puerta tiene seis agujeros vacíos.



De: “Testimonios B”