sábado, 31 de mayo de 2025


 

NOVALIS

 


 

Conócete a ti mismo

 

 

Una cosa sólo ha buscado al hombre en todo tiempo,
y lo ha hecho en todas partes, en las cimas y en las simas
del mundo.
Bajo nombres distintos –en vano– se ocultaba siempre,
y siempre, aun creyéndola cerca, se le iba de las manos.
Hubo hace tiempo un hombre que en amables mitos
infantiles
reveló a sus hijos las llaves y el camino de un castillo
escondido.
Pocos lograban conocer la sencilla clave del enigma,
pero esos pocos se convertían entonces en maestros
del destino.
Discurrió largo tiempo –el error nos aguzó el ingenio–
y el mito dejó ya de ocultarnos la verdad.
Feliz quien se ha hecho sabio y ha dejado su obsesión
por el mundo,
quien por sí mismo anhela la piedra de la sabiduría
eterna.
El hombre razonable se convierte entonces en discípulo
auténtico,
todo lo transforma en vida y en oro, no necesita ya los
elixires.
Bulle dentro de él el sagrado alambique, está el rey en él,
y también Delfos, y al final comprende lo que significa
conócete a ti mismo.

 

DIEGO DE TORRES VILLARROEL

 

 

 

Vida bribona

 

 

En una cuna pobre fui metido,
entre bayetas burdas mal fajado,
donde salí robusto y bien templado,
y el rústico pelejo muy curtido.

A la naturaleza le he debido
más que el señor, el rico y potentado,
pues le hizo sin sosiego delicado,
ya mí con desahogo bien fornido.

Él se cubre de seda, que no abre,
yo resisto con lana a la inclemencia;
él por comer se asusta y se fatiga,

Yo soy feliz, si halago a mi conciencia,
pues lleno a todas horas la barriga,
fiado de que hay Dios y providencia.

 

PABLO VERLAINE

 

 

 

Pensionistas

 

 

Una tenía quince años, la otra dieciséis
Y ambas dormían en la misma pequeña habitación
Esto sucedió una sofocante noche de septiembre
¡Quebrantables asuntos! Ojiazules y con mejillas de marfil

Para refrescar sus delicados cuerpos, se despojaron
De las exquisitas camisas perfumadas de ámbar
La más joven levantó sus manos inclinándose hacia atrás
Y su amiga, con sus manos en sus pechos, la besó.

Entonces bajó a sus rodillas y, en un arrebato
Pegó a la pierna de la otra su mejilla, y su boca
Acarició el dorado oro entre las grises sombras.

Y durante todo ese tiempo la más joven contaba
Con sus queridos dedos los prometidos valses
Y sonrojándose, inocentemente sonreía.

 

 

FRANÇOIS VILLON

 

  


Balada de las damas de antaño

 

 

Decidme en qué comarca, decideme en dónde
encontrar a Flora, la beldad romana;
dónde Archipiada de la luz se esconde
y Thaís que fuera la primera hermana;
Eco condenada a repetir, lejana,
el cantar del agua, del monte el ruido,
que tan bella fue cuando lo quiso el hado;
mas las mismas nieves del año pasado
¿adónde se han ido?

Decid dónde está Heloísa, la tan juiciosa,
por quien fue castrado y enclaustrado luego
Abelardo el Sabio en Saint-Denis famosa:
pagó con tal pena su imprudente fuego.
¿Dónde está aquella reina, además agregado,
quien a Buridán, que la hubo poseído,
quiso que arrojaran al Sena embolsado?
Mas las mismas nieves del año pasado
¿adónde se han ido?

La reina Blanca como flor de lis
que con falsa voz de sirena cantaba,
Berta la del gran pie, Beatriz, Alís,
Haremburgis que en todo el Maine reinaba,
y la lorenesa Juana, buena y brava,
que en Rouen quemara el Inglés forajido,
Virgen soberana ¿dónde se han guardado?
Mas las mismas nieves del año pasado
¿adónde se han ido?

No buscaréis, Príncipe, año ni semana
un sitio oculto al que hayan escapado
sin que mi estribillo cante en vuestro oído:
“Mas las mismas nieves del año pasado
¿adónde se han ido?”

 

 

OSCAR WILDE

 

 

 

¡Hola!

 

 

Con cada pasión a la deriva hasta que mi alma
sea un laúd en cuyas cuerdas todos los vientos tañen.
¿Para esto renunciaré
a mi sabiduría antigua ya mi austero control?
Mi vida es un palimpsesto
garabateado en alguna vacación de muchacho
con canciones ociosas para flauta y rondó
que solamente ocultan el secreto del todo.
Por cierto que hubo un tiempo cuando osé pisar
las alturas soleadas y de las disonancias de la vida
logré claros acordes para llegar al oído de Dios.
¿Está muerto ese tiempo? Mirad, con mi pequeña vara
apenas toqué la miel del romance,
¿y debo yo perder la herencia de un alma?.

 

 

ODYSSÉAS ELÝTIS

 

 


Clima de la ausencia

 

 

I
Todas las nubes a la tierra se confesaron
Tomó su puesto una pena mía

Y entre mis cabellos cuando se puso melancólica
La mano impenitente

Quedé atado en un nudo de tristeza.

 

 

II
La hora se olvidó atardeciendo
Sin recuerdos
Con su silente árbol
Hacia el mar
Se olvidó atardeciendo
Sin un aleteo
Con su vista inmóvil
Hacia el mar
Atardeciendo
Sin amor
Con su boca inflexible
Hacia el mar

Y yo – en la Serenidad que he hechizado.

 

 

III
La tarde
Y su aislamiento imperial
Y el cariño de sus vientos
Y su temerario destello
Nada que no venga Nada
Que no se marche

Todos los frentes desnudos

Y por sentimiento un cristal.