"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
lunes, 18 de abril de 2016
GIOCONDA BELLI
Invitación
feminista
Yo,
mujer
de la luna,
te
convoco a besarme.
Te
convoco a los cráteres
de mi
geografía.
Ven.
Despójate
de temores.
Apacienta
rebaños
en
mis colinas.
Yo,
mujer
de la tierra,
te
convoco a un amor de signo nuevo,
un
amor vegetal de mil semillas,
alto,
sólido, tronco de los árboles.
Ven.
Despertemos
del barro.
Te
invito al aire de mis nuevas alas.
Yo,
mujer
vientre de sol,
te
convoco a la luz,
a
juntarte conmigo al mediodía.
Ninguna
sombra entre nosotros medie.
Ven.
Álzate
conmigo hasta el cenit.
Mírame
desde la misma altura.
Juntos
apaciguaremos la muerte.
Juntos
enterneceremos las piedras.
Juntos
abriremos el mar.
Nos
tomaremos la Tierra Prometida.
Incendiaremos
el rostro de los siglos.
ANDREA COTE
Y
todavía no tenía miedo
Madre,
recógeme
el sonido de la lluvia en el tejado del abuelo
cuéntame
de las noches en que descubrí la sed por los
acantilados
y de
cómo desprendiste el fuego de la luz
para
permitirnos el encuentro con nuestros primeros
demonios.
Recuerda
nuestra estancia eterna en los rincones de la casa
cuando
aún llovían tardes grises en la arena
y la
lluvia mohosa venía con Abril
y
todavía no tenía miedo.
ROLANDO REVAGLIATTI
Sin
gracia
La
gracia latente
de las mujeres sin gracia
me impelen a proponerme
a los fines magníficos
inobjetables
de regocijarlas
cuando conmigo
la gracia
la manifiestan.
de las mujeres sin gracia
me impelen a proponerme
a los fines magníficos
inobjetables
de regocijarlas
cuando conmigo
la gracia
la manifiestan.
JUAN RAMÓN ORTIZ GALEANO
Mensaje
jadeante
Puedo
sentirlos respirar templados,
próximos
al fuego, timando sus ojos,
creyéndose
casi protegidos aquí,
sólo
por estar juntos, lejos de la tala y del frío.
En
torno a mí sólo uno percibe el mensaje
a
través de mis ojos muertos alguna vez,
jadeantes
en este tiempo:
“Sobre
los árboles protectores del camino, Corderos-Lobo agitan el viento al gritar
contra la Nube Níquel que anuncia la tempestad; pero el eco es
opacado por el humo de cigarro de los abhansados perros-buitre, mientras
golpean con el brillo de sus anillos una mesa cubierta con papeles arrasadores
de silencio. El Ejército de Humo devastará los valles entonces, y quemará los
árboles, el rocío, y secará los ríos, únicos espejos de la luna, e indiferente
desollará tus animales indefensos, sólo por cubrir tontas vanidades en la
noche.
Por
la mañana temprano, mientras el cantar de los dioses escuchas y el funesto
amanecer quemado te cubre, plantas una semilla en el maizal y cuidas tu herbaje
para que el acervo sea llevado; alimentas a tus caballos con agua y pasto,
cuando súbitamente alzas la mirada y el plato cae de tus manos, silencioso como
el Cielo Ceniza:
Máquinas
del infierno talan tus mares, puedes verlas raptando el horizonte,
estrepitosas, pesadas, firmes en el suelo, agitando contra el bosque sus brazos
imposibles, cuyos dedos dentados muerden el alba engullida por la insaciable
boca del humo, al tiempo en que crepita en el crepúsculo el grito de la tierra.
Aturdidas
y temerosas del cuchillo, tímidas criaturas del bosque huyen bajo la tierra
despavoridas, cada pequeña bestia percibe que el tiempo... ya no es demasiado”.
Bajo
la puerta se filtra el barro tibio;
un
graznido amargo agita la aldea y el campo;
huelo
niebla, me recuesto en el fango
cada
día más húmedo y frío.
Escucho
un canto en el llano lejano...
(De: "Patria Sangrante Aldea
Enloquecida")
LUNA MIGUEL
K’an
/ Lo Abismal, El Agua.
Adelante y atrás,
abismo sobre abismo.
I Ching
I Ching
La
aspereza íntima
del interlineado
inventa nuevas texturas.
del interlineado
inventa nuevas texturas.
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