lunes, 18 de abril de 2016

ANDREA COTE




Y todavía no tenía miedo



Madre,
recógeme el sonido de la lluvia en el tejado del abuelo
cuéntame de las noches en que descubrí la sed por los
acantilados
y de cómo desprendiste el fuego de la luz
para permitirnos el encuentro con nuestros primeros
demonios.
Recuerda nuestra estancia eterna en los rincones de la casa
cuando aún llovían tardes grises en la arena
y la lluvia mohosa venía con Abril
y todavía no tenía miedo.


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