viernes, 16 de diciembre de 2016


ÁNGEL CRUCHAGA




Perfil



Quería eternizar tu perfil armonioso,
suave como los niños, triste como un sollozo,
pero cayó en tu alma como una negra veste
el ala de Luzbel. Mi corazón celeste
ha llorado en la sombra sintiéndose vivir.
¡Acaso nunca más lograré sonreír!
Te llevé de la mano y mi universo viste.
La única gracia tuya fue la de hacerme triste.
Para sentirte más desconocí el pecado
y te di mi pureza como un cielo volcado
y a mi quebrantamiento lacerante y sutil
lo perfumé de Dios mirando tu perfil.
Para quererte más ser eterno quería.
El ritmo de mi sangre se hizo melodía
y en todos los momentos te llevé mi cantar
como los paralelos floridos sobre el mar.


JENARO TALENS



  
Mirando unas fotografías

                                                                      A mi hijo Sergio

                         only when the dock stops does time come to life
                                                                              W. Faulkner




De mi inconstancia bajo a ti,
igual que quien se adentra por un prado
con una libertad no del todo insumisa.
Una implacable duración golpea
el rostro de estas horas que no reconozco
porque cruzaron sobre mí sin verte,
sin comprender ni disipanne, sólo
con la desnuda terquedad de un aire desolado.
Te miro caminar hacia mi lejanía. Soy ya viejo
para unos ojos que aún esperan. Vienes,
frágil como la lluvia, entre las cosas
que la rutina implanta entre los dos. Querrías
ser como tú imaginas que yo soy.
Se me han ido los años. Si supieras
con qué avidez me acerco a tu ternura. Fluyo
entre libros extraños y lugares sin sol,
poblando su silencio con palabras
que no me implican ni me dicen, sólo
son un mero refugio
aunque para ti lleguen todavía
envueltas en el aura de un misterio,
de ese misterio absurdo por el que perdí
ver tu niñez creciéndome, hijo mío.


De: "La mirada extranjera"


FRANCISCO CERVANTES VIDAL




Heridas que se alternan



Te preparas a salir,
Te habrás marchado
Antes de lo que tú quisieras
Pero después de lo que otros han deseado.
Tus pensamientos son amargos
Porque nacen, son
Heridas que se internan, heridas que se alternan
Y te amagan,
Te devuelven a ti mismo.
Pero se internan tanto
Que pronto han de cesar
Y cuando acaben
A ti será a quien habrán llevado
Más allá de todo, sin aceptación alguna o sin rechazo.


RICARDO RUBIO




Carta desde el día



Tengo para contarte
la trémula luz de las mañanas,
el incierto destino que amenaza la sequía
y el raro azul de los ocasos.
Tengo que hablarte algo más de los desiertos,
algunas palabras que en silencio reclamen
en los lánguidos ojos de agua
aquellas sombras que ocultan.
Unas pocas letras que enarbolen la locura.
Tengo que contarte de las especies,
de los rincones del temor y de los miedos;
y nombrar un poco más a los olvidos,
a los tiempos y a los espacios,
y al origen del mundo.
Tengo la obligación
de atravesar la espesura de los designios
e inventarme un nuevo reloj sin números.
Tengo para decirte algo más todavía:
y es este centavo de misterio,
esta luz de fuego,
un alud.


CHARLES BAUDELAIRE




Remordimiento póstumo



Cuando duermas por siempre, mi amada Tenebrosa,
tendida bajo el mármol de negro monumento
y por tibia morada y por solo aposento
tengas, no más, el antro húmedo de la fosa;

Cuando oprima la piedra tu carne temblorosa,
y le robe a tus flancos su dulce rendimiento,
acallará por siempre tu corazón violento,
detendrá para siempre tu andanza vagarosa.

La tumba, confidente de mi anhelo infinito
(compasivo refugio del poeta maldito)
a tu insomnio sin alba dirá con gritos vanos:

"Cortesana imperfecta -¿de qué puede valerte
denegarle a la Vida lo que hoy llora la muerte"?
Mientras -¡pesar tardío!- te roen los gusanos.


Versión de Carlos López Narváez


RENATA DURÁN




Tú eras el desierto...



Tú eras el desierto...
Anduve tus caminos,
sedienta, solitaria.
Casi que muero un día
buscando encontrar agua
en ti. Siquiera gotas.
No encontré sino sed.
Bebí arena seca.
Horas de sol y sal.
No quiero recordarlas.