"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
viernes, 1 de junio de 2012
MANUEL CABRAL
Negro
sin zapatos
Hay
en tus pies descalzos: graves amaneceres.
(Ya no podrán decir que es un siglo pequeño.)
El cielo se derrite rodando por tu espalda:
húmeda de trabajo, brillante de trabajo,
pero oscura de sueldo.
(Ya no podrán decir que es un siglo pequeño.)
El cielo se derrite rodando por tu espalda:
húmeda de trabajo, brillante de trabajo,
pero oscura de sueldo.
Yo
no te vi dormido... Yo no te vi dormido...
aquellos pies descalzos
no te dejan dormir.
aquellos pies descalzos
no te dejan dormir.
Tú
ganas diez centavos, diez centavos por día.
Sin embargo,
tú los ganas tan limpios
tienes manos tan limpias,
que puede que tu casa sólo tenga.
Ropa sucia,
catre sucio,
carne sucia,
pero lavada la palabra: Hombre.
Sin embargo,
tú los ganas tan limpios
tienes manos tan limpias,
que puede que tu casa sólo tenga.
Ropa sucia,
catre sucio,
carne sucia,
pero lavada la palabra: Hombre.
ANTONIO CISNEROS
Nocturno
Vivo
en una casa protegido
por mujeres pequeñas, alegres y benignas.
por mujeres pequeñas, alegres y benignas.
Fuera
de eso, el aire es áspero y azul
(y malo para el asma).
(y malo para el asma).
Un
abra entre las nubes y la tráquea
atrás del horizonte.
atrás del horizonte.
Inmóvil
dentro y fuera del pulmón,
compacto y plano.
compacto y plano.
Las
hormigas pululan a la luz de la luna
y sin destino.
y sin destino.
Las
aguas se retiran y nos privan
de todas las especies comestibles.
de todas las especies comestibles.
No
tardes, Nora Elvira, amada y lenta.
Lenta mía y bucólica no tienes
Lenta mía y bucólica no tienes
ni
siquiera la excusa
de algún verde pasado rural.
de algún verde pasado rural.
De "Propios como
ajenos" Antología personal
YOLANDA CASTAÑO
Si
hablase de ti no pronunciaría...
Si
hablase de ti no pronunciaría
las sílabas supremas
pero besas bien y me gusta estar contigo.
Mi verde con tu azul.
Delirio de ramas.
Mi verde con tu azul.
las sílabas supremas
pero besas bien y me gusta estar contigo.
Mi verde con tu azul.
Delirio de ramas.
Mi verde con tu azul.
Me
abstengo de pronunciar esas sílabas sublimes
pero me gusta cómo abrazas y tu pelo hace juego con mi vestido.
Tus dedos patinan en mis medias.
Mi verde con tu azul.
pero me gusta cómo abrazas y tu pelo hace juego con mi vestido.
Tus dedos patinan en mis medias.
Mi verde con tu azul.
ANTONIO COLINAS
El
camino cegado por el bosque
Créeme,
no es piedad lo que siento por ti,
ahora que estoy lejos, sino un recuerdo herido.
Por ti y por el camino cegado por el bosque
que no pude seguir aquella noche joven,
perfumada y abierta como el cuerpo de un pino.
No es piedad, sino una sensación de fracaso,
de suave y entrañable dolor que nunca cesa.
Fuiste buena conmigo en mis días de entonces:
me diste cuanto soy, este veneno dulce
que me impulsa a luchar contra el mar, contra el tiempo
y contra el mismo amor de los que bien me quieren.
No es piedad, aún te busco en la noche perfecta,
deseoso, sediento de tus colores ácidos,
de tus estrellas frías, de tus ramas y ríos
helados tras los cielos del más hermoso invierno.
Te lo digo dolido y con los ojos húmedos,
aunque la mente esté segura, serenada:
no te pude tener más cerca, pues mis labios
llegaron a rozar tus nieves, tu horizonte.
No es piedad, créeme; sólo sé que una tarde
avanzada, profunda, descendí de aquel monte
puro y purificado como un fuego de junio.
Creí volver a ti definitivamente
y me encontré el camino cegado por el bosque.
ahora que estoy lejos, sino un recuerdo herido.
Por ti y por el camino cegado por el bosque
que no pude seguir aquella noche joven,
perfumada y abierta como el cuerpo de un pino.
No es piedad, sino una sensación de fracaso,
de suave y entrañable dolor que nunca cesa.
Fuiste buena conmigo en mis días de entonces:
me diste cuanto soy, este veneno dulce
que me impulsa a luchar contra el mar, contra el tiempo
y contra el mismo amor de los que bien me quieren.
No es piedad, aún te busco en la noche perfecta,
deseoso, sediento de tus colores ácidos,
de tus estrellas frías, de tus ramas y ríos
helados tras los cielos del más hermoso invierno.
Te lo digo dolido y con los ojos húmedos,
aunque la mente esté segura, serenada:
no te pude tener más cerca, pues mis labios
llegaron a rozar tus nieves, tu horizonte.
No es piedad, créeme; sólo sé que una tarde
avanzada, profunda, descendí de aquel monte
puro y purificado como un fuego de junio.
Creí volver a ti definitivamente
y me encontré el camino cegado por el bosque.
"Astrolabio"
ROSA CHACEL
Los
marineros
Para
Luis y Stanley
Ellos
son los que viven sin nacer a la tierra:
no les sigáis con vuestros ojos,
vuestra mirada dura, nutrida de firmezas,
cae a sus pies como impotente llanto.
no les sigáis con vuestros ojos,
vuestra mirada dura, nutrida de firmezas,
cae a sus pies como impotente llanto.
Ellos
son los que viven en el líquido olvido,
oyendo sólo el corazón materno que les mece,
el pulso de la calma o la borrasca
como el misterio o canto de un ámbito entrañable.
oyendo sólo el corazón materno que les mece,
el pulso de la calma o la borrasca
como el misterio o canto de un ámbito entrañable.
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