miércoles, 2 de noviembre de 2022


 

VLADIMÍRA CEREPKOVÁ

 

 

El ciervo

  

Tocas el clarín y la pierna desnuda se tropieza en el bosque
avanzas –de perfil– con el deseo
de haber merecido una hoja de helecho
Aquí (palabra siempre incomprendida)
aquí llueve follaje sexual de manzano
una vez más
vamos a dormir sensatamente
a través de toda la casa se agitan los arándanos

 

Versión de Teresa Amy

 

 

SLAVI AVIK HARUTYUNYAN

 

 

El futuro


todo el mundo nos ha deseado un futuro
suponiendo que iba a ser infinito
que sería un amor presente

 

Versión de Nariné Ayvazyan

 

 

BLANCA ELENA PANTIN

 

 

 


Un hombre entra al vagón con una lámpara abrazada
Otro le cede el puesto
El hombre de la lámpara
se sienta y la abraza
Es una escena de una fragilidad delicada
no es común
en todo caso
que un hombre ceda a otro su lugar
para que otro cuide lo que lleva en el regazo

 

De: “Diario de guerra”

 

WILFREDO CARRIZALES

 

  

VIII



La plenitud de la casa no se detiene. Ella intuye la cercanía de la gran puerta orientada hacia el giro lúcido de la veleta.
Bajo el entramado de las vigas, la vida hogareña transcurre en la contemplación de la luz cenital, alta en su persistencia. Sin embargo, la claridad sólo le es dada a quienes se atrevan a cruzar los umbrales interrogadores de la edificación.
Con hueso y calcio las paredes enaltecen la subida que las pondrá al mismo nivel de las enramadas donde se detiene la luna.



De: “La casa que me habita”

 

 

FRANCISCO CERVANTES

 

 

 

Vuelta al salitre

 


Han llegado a las últimas tardes
Como a una ventana
Sin ti, que tampoco llevan tu nombre.
Y las lluvias pasan, porque deben pasar,
No porque ocupen tu ausencia
O el acto mío al invocarte.
Cómo se destroza el aire de buscar tus contomos;
En un madero flota la memoria apenas sollozante.
Ya no hay llamaradas de ríos según tu cabellera,
Abundan los cables sin mensaje,
Florece el ansia en el polvo del duelo
Pero no tiene huellas ni hay tallos que le basten.
Allí había sido el homenaje,
La torre estaba y los torneos
Donde llevé por enseña tu tristeza dulce.
Oh, capitana, emboscado en la estela nacida en tu nombre
Miré las parejas salir a ayuntarse.
Nada más supe.



De: “Heridas que se alternan”




ADRIANA BERTORELLI PÁRRAGA

 

 

 

Un corazón suspendido
en un frasco de vidrio.
Flotando pequeño,
clavado por alfileres
como el corazón de una muñeca:
ausente, turbio,
sin conciencia
de su propio abismo.


De: “Música de rockola”