viernes, 11 de abril de 2014

VICTOR BIDÓ


 

Monólogo de la tortuga I

 

Es un caparazón como el cielo mi espalda
y mi pecho siempre contra la tierra, puedo
esconderme en el cuando la incertidumbre
me cobija, cuando los fuertes amenazan ahogarme,
sin embargo me ahogo sin morir, más los tiempos
no me olvidan, y sigo lentamente mis cavilaciones.
Muchas veces, como un sofista, retozo con mis
creencias hasta más no poder y siento una biografía
celeste en mis patas.

Soy milenario.

Me río irónicamente del drama de los hombres.
Paseo por el Nilo, Grecia, Cataluña, París, Santo
Domingo o Moscú; para mi ningún sitio es lejos.

 

CÉSAR AUGUSTO ZAPATA



 

Breve Poema Circular

Para leerse en la tumba de Borges

 


Quizá cuando Dios miraba
a su Rabino allá en Praga
otro Dios o cosa a Dios miraba
y ni el Golem ni el Rabino ni Dios
sabían nada
de este eterno repetirse en la mirada.

 

 

DIONISIO DE JESÚS

 

Mujer que apenas sueña

 
Naufraga tu anciano ser entre pétalos de sombras
Cuando la soledad ordena a tu pretérito corazón
Que entregues rosas desfiguradas a los hombres
Dentro de ti mataron un jardín de ojos en el eterno otoño
¡Oh terrible azucenas de la soledad inevitable
Por qué le das vendimias al que puebla silencios!
¡Oh impenetrable muelle de la amada cuando sueña su muerte
entre cielos furtivos!

 

 

MANUEL GARCÍA-CARTAGENA

 


Nadie está a salvo

 
Brilla, estrella de la hoja,
gánate esta noche peluda de gritos
sentada en mí como una visión,
púdreme el deseo.


Brilla y llévame de vuelta
al país de pensar la cárcel rota,
la tarde sin ventanas y la fiel amante.


Brilla y ruge loca de dominios,
verde en disparates y aviones miopes:
como una viuda alegre,
brilla más en tu tristeza.


Destruye la unidad y vive sola,
triúnfate en la muerte del poema vivido.

 

 

JOSÉ MÁRMOL




Pensamiento 
 

para qué preguntar por la salida si la entrada fue un don
de lo desconocido. para qué los intentos por descifrar
la vasta superficie de un milagro. para qué presumir
sabiduría y dominio. sabio es el viento que no tiene
memoria. que sólo cuando pasa es. que pueda pasar
iracundo o tierno. sabio es el viento. uno de los cuatro
elementos en el sueño. y no lo sabe nunca. y nunca lo
sabrá.


MANUEL RUEDA

 


La noche alzada
 

Urdido soy de noche y de deseo.
¡Qué negro respolandor, qué sombra huraña
preludian mi nacer! En una entraña
de oscurecido asombro me paseo.


Buscador del contacto, lo que creo
vive en mis dedos como pura hazaña
de ciego amor y cuerpo que no daña,
adolescente siempre en su jadeo.


Con un rubor temido, con un miedo
de encontrarme la cara y la medida
del ignorado espacio en donde ruedo


justa en la luz y a su verdad ceñida,
alzo mi noche, -todo lo que puedo-,
ya sintiendo llorar mi amanecida.