viernes, 11 de abril de 2014

VICTOR BIDÓ


 

Monólogo de la tortuga I

 

Es un caparazón como el cielo mi espalda
y mi pecho siempre contra la tierra, puedo
esconderme en el cuando la incertidumbre
me cobija, cuando los fuertes amenazan ahogarme,
sin embargo me ahogo sin morir, más los tiempos
no me olvidan, y sigo lentamente mis cavilaciones.
Muchas veces, como un sofista, retozo con mis
creencias hasta más no poder y siento una biografía
celeste en mis patas.

Soy milenario.

Me río irónicamente del drama de los hombres.
Paseo por el Nilo, Grecia, Cataluña, París, Santo
Domingo o Moscú; para mi ningún sitio es lejos.

 

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