"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
miércoles, 6 de julio de 2022
ZHIVKA BALTADZHIEVA
Orfeo
Me
devuelven a Eurídice
pero no podré ver su sombra.
Me
devuelven a Eurídice
pero sin la memoria del amor
que baja al infierno.
Me
devuelven a Eurídice
pero sin camino de ida y vuelta
¿adónde? ¿y a quién?
¿Cómo encontrarme?
¿Soy
la lira que arrancan
con dientes y uñas
las bacantes?
Sin
recuerdos
no veo la luz
de la que me hablaron los dioses del Tártaro
y los rayos – sortilegios
de la escritura.
Me
devuelven a Eurídice.
¿pero en qué dirección
me siguen sus pasos?
Descendí
al fondo de mí mismo
y me echaron.
Sin sombra.
Sin mirada.
Hasta
mi sangre
quema
en la herida de Otro.
Nada
sufro.
Y
canto.
Porque
no siento.
Versión
de Eva Davidova y Francisco Larios
LISEL MUELLER
Lágrimas
La
primera mujer que lloró
se
horrorizó por lo que ardía
en
sus ojos y corría por sus mejillas.
Agua
salada. Agua de mar.
¿Cómo
era esto posible?
¿No
habían pasado ella y el hombre
varios
días desplazándose
tierra
arriba hacia donde la hierba
prosperaba,
donde el arroyo
apagaba
su sed con agua dulce?
¿Cómo
podía haber cargado estas gotas de mar
como
si fueran semillas preciosas;
dónde
podía haberlas almacenado?
Ella
observó a las atentas gacelas
y
las ranas con una gran carga;
ella
observó a los pájaros con ojos de cristal
y a
los nerviosos ratones de ojos negros.
Ninguno
de ellos lloraba, ni siquiera los peces
que
goteaban en sus manos cuando ella los capturó.
Ni
siquiera el hombre. Sólo ella
cargaba
el mar dentro de su cuerpo.
Versión
por Andrea Muriel
SABRINA USACH
Lithops
te
recuerdo niña:
desde que nos engendraron como peñascos
cincelados por la fuerza monstruosa de la vida
tirábamos roquitas al agua les dábamos un nombre
porque nos parecía cruel desprenderlas del suelo
y cambiar sus destinos seguramente ahora
que sólo te importa hablar con tus plantas a media mañana
o pasarte horas urdiendo el i ching para hallarte
te olvidaste de la intuición por la que elegiste
aquella piedra ovalada color azulado entre las sombras
de una noche extraña la acunaste jugando a la mamá
y dijiste no sé si llamarla raíz o sangre
¿tu
necesidad de nombrarla habrá sido la urgencia
por encontrar el origen de la especie escrita?
sin querer remordíamos antepasados para modular
por primera vez el sentido de estar juntas
con los pies desnudos mojados a la orilla de aquel lago
ocupadas en ablandar con una sola palabra
lo que otros llamaron lava mineral tierra
memoria
niña:
de pronto te nacerán huesos y deberás tallar
las cuerdas vocales para definir las manos
que te arrojarán al embalse de tus vibraciones ocultas
OUMAR FAROUK SESAY
Piedra
poema
La
piedra sobre la cual escribí un poema
fue
expulsada desde la garganta de la tierra
y
rodada por una colina hasta el lado de la carretera
alejada
de las rocas profundas
que
detienen las montañas de Leicester
Para
que no viertan su rabia sobre los hombres
Quienes
evisceran la tierra
Dejan
heridas sangrantes sobre el coro
Grietas
agarran historias del tiempo
Laceran
la piedra como arrugas
Develan
narrativas enterradas en la corteza de la tierra
La
piedra lleva heridas dejadas por los rompe-piedras
quienes
descuartizaban las piedras
como
un poeta-cadáver en busca de metáforas
Cuenta
la historia de la colina que se marchita
bajada
por la erosión a los barrancos
Y al
talar los árboles
Expuesta
a los latigazos del tiempo
El
tiempo cincela astillas de piedra
Cambia
la historia con cada golpe
Hasta
que un golpe trajo hombres de vacíos
Golpeaban
las piedras con fuego por pan
La
piedra permanece al lado de la carretera en espera
de
los oídos que escucharán su poesía de dolor
reflexiona
en el abismo del tiempo
cuando
el hombre y la naturaleza se entrenzan
No
hay máquina que tale los troncos
ni
piedras expulsadas y rodadas
sobre
los epitafios al lado de la carretera
Por
un paisaje agonizante
El
poeta mudo murmurará versos de desastre
A
directores de funerarias de las tinieblas
Tartamudea
un poema de desastre:
Poemas
de desastre
La
piedra me la pasan –a mí, un poeta que jadea
Paso
un bosque trasquilado
¡asustado!
“Recuerde
el derrumbe de Charlotte
Tras
las montañas de Leicester”
me
susurra, a mí, un poeta cansado que persigue una musa
y
que escucha la piedra muda que murmura
un
poema subterráneo para los sordos,
mientras
contemplo un poema sobre la piedra de la poesía.
Versión
de G. Leogena
VIOLETA PARRA
Volver
a los diecisiete
Volver
a los diecisiete
después de vivir un siglo
es como descifrar signos
sin ser sabio competente.
Volver a ser de repente
tan frágil como un segundo,
volver a sentir profundo
como un niño frente a Dios,
eso es lo que siento yo
en este instante fecundo.
Se
va enredando, enredando,
como en el muro la hiedra,
y va brotando, brotando,
como el musguito en la piedra,
ay, sí sí sí.
Mi
paso retrocedido,
cuando el de ustedes avanza;
el arco de las alianzas
ha penetrado en mi nido
con todo su colorido,
se ha paseado por mis venas
y hasta las duras cadenas
con que nos ata el destino
es como un diamante fino
que alumbra mi alma serena.
Lo
que puede el sentimiento
no lo ha podido el saber,
ni el más claro proceder
ni el más ancho pensamiento.
Todo lo cambia el momento
cual mago condescendiente,
nos aleja dulcemente
de rencores y violencia:
solo el amor con su ciencia
nos vuelve tan inocentes.
El
amor es torbellino
de pureza original;
hasta el feroz animal
susurra su dulce trino,
detiene a los peregrinos,
libera a los prisioneros;
el amor con sus esmeros
al viejo lo vuelve niño
y al malo solo el cariño
lo vuelve puro y sincero.
De
par en par la ventana
se abrió como por encanto,
entró el amor con su manto
como una tibia mañana;
al son de su bella diana
hizo brotar el jazmín,
volando cual serafín,
al cielo le puso aretes
y mis años en diecisiete
los convirtió el querubín.
SRETEN VUJOVIC
Pecado
II
A la
mañana de cristal
Le brillan los ojos
Que me sonríen de nuevo
Esa mirada se lleva
Todo el alboroto
Envenenado poco a poco por el sonido de la radio
Que se embriaga
De tristeza y de aromas
Como el halo
De un ángel somnoliento
Más allá de su fugacidad
Cae el telón
