lunes, 25 de septiembre de 2017


JOSÉ CORONEL URTECHO





Lo dicho, dicho



Si amarga el dedo sed para mi labio
sufro al tocar tu frío como amigo
si sierpe al corazón la hiel al hígado
no me despeja el cielo y me despeja.

Si colmena en tu rosa era mi nido
y yo de miel en tus venas corría
corro tu vida vivo y muerto muero
mas súbito el abismo amor vacío.

No quiero ser no puedo sola nada
sola te quiero sólo tierra y cielo
sé tú mi cuerpo sólido en tu cuerpo
que abismo me hundo y nada me desdigo.

De presencia absoluta ansia te oprimo
si bajo espera tierra que te caiga
si subo estrella sube que te siga
sea o no sea soy donde te quemo.

Quiero de tu ojo el otro insospechado
que antes que pensamiento es ojo vivo
quiero el eje del mundo en que tú giras
y tu estrella natal sexo de fuego.

No te sospecho más que mi sospecha
porque si eres verdad lo dicho, dicho
la dicha dicha si presente siento
que todo lo demás mentira miento.


PAUL CELAN




No es ya...



No es ya
esa
gravedad, cayendo
a veces contigo
en la hora.
Es otra.

Es el peso que retiene el vacío
que iría
contigo.
Como tú, no tiene nombre. Tal vez
seáis lo mismo. Tal vez
un día también tú me nombres
así.


De "La rosa de nadie"


Versión de José Luis Reina Palazón



MARTA JAZMÍN GARCÍA NIEVES




Volví a ser el cristal



de una ventana abierta.
Frágil quiromancia
que trascendí del cuerpo
buscándote.
Abierta en cinco puntas
como estrella,
dibujé la noche
y confundí el lugar
de mi constelación.



JUAN SEBASTIÁN SÁNCHEZ




Rito del retorno



Esperar en el parque
no sé qué temblor de hojas
derrumbe los pasos en la piel.

No sé qué frío o qué charco
refleje la cuenca que nunca fuimos.

Esperar en el parque,
creer que vale la pena
esta arcilla rota de oscuridad.

Y caminar
entre nosotros
a la espera de una palabra

— sin regreso.



PABLO FIDALGO




L’aquila



Nadie quiere ver lo que está roto
y permanece en pie.


VÍCTOR MANUEL PINTO




Dos



Arriba: construye / Arriba: fabrica / Arriba: imita sabores:
él con la mano, ella con un dedo;
cada uno solo, tan lejos de la latitud del corazón,
tan dados a la longitud de la carne.

Arriba decide, te llama corazón, te llama espíritu.

¿A dónde estamos? Dame tu mano.
No quiero perderte en esta masa de locos:

– ¿Carne masticada por quién?

– ¿Zapatos calzados por quién?

– ¿Colchón sudado por quién?

¿A dónde estás? ¿A dónde vivo?