domingo, 21 de agosto de 2022


 

VERÓNICA JAFFÉ

 


 

Patria y poesía

 

 

Mi país es un poema
que no sé,
que no es mío
sino de él.

¿Sería porque mi padre
fue emigrante
pero no como el de
Gerbasi?

Mi patria, lo sé,
no es jardín o desierto
sino río por momentos
por otros fue mar.

  

De: “De la metáfora, fluida”

 

 

 

KATHLEEN RAINE

 

 

Testimonio

 

 

1

 

¿A estas alturas, por quién,

a quién hablo? ¿Por el viejo, por el joven,

o por nadie? A ninguno

de ellos: desde el eterno al no nacido, al imperecedero

hablo, yo, que estoy sola

en un tiempo y un lugar donde nadie

me encontrará, yo, que ya no estoy aquí,

cuando tú, quienquiera que seas,

viejo, joven, a medio camino por la vida

estés conmigo en este no lugar, en este no tiempo

infinito, donde cada uno es, quien un instante aguanta,

como yo ahora en tu corazón, el orbe.

Igual que tú soy

cáliz de corazón, lleno un instante

de océano y aire y luz,

este cuerpo, este cáliz que se desborda

con la Presencia única, se irá,

disuelto una vez más, y una vez más y una vez más

gota en el océano,

será uno contigo, nunca más

esta mujer cuya mano escribe palabras no mías,

legadas por la multitud de los que una vez vivieron,

aquellos que conocían, amaban, comprendían y nombraban

saberes transmitidos

a los que han de llegar, cuyos rostros no veré,

y, sin embargo, al tiempo que escribo estas palabras, soy ya uno con ellos.

 

 

2

 

¿Qué puedo deciros, hombres futuros,

yo que soy vieja, yo que fui joven,

que fui niña, yo que fui

en mi ilimitado aquí y ahora como vosotros?

Esta mano que escribe desde mi oscuro mundo

en vuestro oscuro mundo venidero

da fe del deleite del corazón.

Vosotros que seréis, como yo,

la sangre derramada del propio corazón,

una y otra vez, sangre engendradora

buscando siempre el éxtasis de ser

la eterna presencia de lo siempre vivo,

¿qué puedo nombrar sino el misterio único

que aquí y ahora es para mí

este sol luminoso, este albor del cielo?

 

 

3

 

Estoy vieja, estoy sola,

como otros están solos esta noche,

en el pequeño círculo de mi luz,

recluida en los cuatros muros de mi alcoba invernal,

recluida en mi piel, marchitada por el tiempo,

recluida en mi corazón, que palpita exangüe

su destino un día más hacia el fin del tiempo,

más leve la soledad a solas,

pronto el no ser...

aun el que todo lo abarca,

elocuente en el silencio, presente en la ausencia, intemporal,

joven en lo viejo, viejo en el recién nacido

en todas partes y en ninguna, es fugaz, es efímero,

y ahora, al tiempo que escribo, es íntimo, es mío.

 

 

LORINE NIEDECKER

 

  

[A la luz de Leonardo]

 

 

A la luz de Leonardo
nos preguntábamos

si el sol no ama
Mi sombrero

consiguió
perder peso

Estoy tranquila
Tú igualmente

tienes un doctorado
en calidez

 

 

MARAM AL-MASRI

 

  

Las he visto

 

 

Ellas
y sus caras marcadas con moretones maquillados.
Ellas
y sus heridas ocultas entre las piernas.
Ellas
y sus sueños secuestrados, sus palabras amordazadas.
Ellas
y sus sonrisas cansadas.

Las he visto
a todas
pasar por la calle,
almas con pies desnudos,
mirando hacia atrás,
inquietas por si las persiguen
los pies de la tempestad,
ladronas de luna
cruzan la calle
disfrazadas de mujeres corrientes.
Nadie puede reconocerlas
salvo aquellas
que se les parecen.

 

DIEGO GÓMEZ MANRIQUE

 

  

A una dama que iva cubierta

 

 

El corazón se me fue
donde vuestro vulto vi,
e luego vos conocí
al punto que vos miré;
que no pudo fazer tanto,
por mucho que vos cubriese,
aquel vuestro negro manto,
que no vos reconociese.

Que debaxo se mostrava
vuestra gracia y gentil aire,
y el cubrir con buen donaire
todo lo magnifestava;
así que con mis enojos
e muy grande turbación
allá se fueron mis ojos
do tenía el corazón.

  

Nota: Diego Gómez Manrique de Lara y de Castilla, es el nombre completo de Diego Gómez Manrique, mejor conocido como Gómez Manrique.


ALFRED DE MUSSET

 

  

Debemos, en este bajo mundo, gustar de muchas cosas…



Debemos, en este bajo mundo, gustar de muchas cosas;
saber, con precisión, si amamos lo excelente:
el quieto azul del cielo, el vasto de los mares,
mujeres y caballos, laureles y las rosas.

Hollar debes las flores recién eclosionadas,
llorar en demasía, cumplir muchos adioses.
Al fín el corazón, sabrá que ya esta viejo,
y en sus devastaciones, comprendemos las causas.-

De los bienes fugaces que a medias se degustan,
resuena siempre el eco de algún antiguo amigo
que antaño rechazamos. Al azar de un encuentro

las manos, vacilantes, se enlazan sonriendo.
Entonces recordamos que andabamos unidos,
que el alma es inmortal, y ayer busca el mañana.

  

Nota: Louis-Charles-Alfred de Musset, es el nombre completo de Alfred de Musset.