miércoles, 10 de agosto de 2022


 

FRANCISCO ACUÑA DE FIGUEROA

 

 

El hombre de importancia

Letrilla satírica

 

 

No historia, ni poesía,
ni ciencia estudies, Fabio;
quien más charla ese es más sabio,
lo demás es bobería:
en Pomposa algarabía
hable con gran petulancia;
y ya es hombre de importancia.

Órgano de la opinión
llame a cualquier periodista
con mucho de socialista,
luces, progreso y fusión;
carta, y no constitución,
dirá al estilo de Francia;
y ya es hombre de importancia.

No se deje en el tintero
a la clase proletaria,
con lo de acción trinitaria,
receta y mes financiero;
apanaje y filibustero,
den a su asunto sustancia;
y ya es hombre de importancia.

Retrógrado ha de decir,
statu quo, y feudalismo;
que el siglo marcha al cinismo,
y que es nuestro el porvenir;
sueño de oro ha de embutir,
y talismán y elegancia;
y ya es hombre de importancia.

Fracasar, cotización,
casación y aprendizaje,
masacre, ojivo y carruaje,
adornen su locución;
y en larga lucubración
dé a luz una extravagancia;
y ya es hombre de importancia.

Con aire de quien desprecia,
al drama más bello embista:
hable del protagonista,
prótasis y peripecia,
extasiando a Roma y Grecia
con sarcasmo y con jactancia;
y ya es hombre de importancia.

Elimine con baldón
a Cervantes y Mariana,
descargando su macana
desde Lope hasta Bretón;
¡Anatema! ¡maldición!,
lance en esa turba rancia;
y ya es hombre de importancia.

No hay que una vida, dirá
con galicismo expresivo,
y el mundo definitivo
su diorama aplaudirá;
y de un parque elogiará
la escultural elegancia;
y ya es hombre de importancia.

Mutua solidaridad,
e impulso emancipatriz
son voces que harán feliz
a una notabilidad;
y en misteriosa ansiedad
haga votos por la infancia;
y ya es hombre de importancia.

Con satánica sonrisa
jure a su virgen amor
con un volcánico ardor
que cruce cual blanda brisa,
y de hinojos ante Elisa
acredite su constancia;
y ya es hombre de importancia.

La toaleta y el buró,
lo de prosaica figura,
y el llamar pastor a un cura,
son de un hombre común:
dará quitanzas, mas no
recibos, que es cosa rancia;
y ya es hombre de importancia.

Instaure un comicio y dé
garantías a las masas,
con facultades escasas
al que en la poltrona esté;
y haga profesión de fe
con moderna altisonancia;
y ya es hombre de importancia.

Hable en tono campanudo
al emitir su moción,
como hombre de corazón,
y no estacionario rudo;
y, en fin, sabio y concienzudo
charle con gran arrogancia;
y ya es hombre de importancia.

 

MYRIAM ALBISU

 


Noche de tormenta

 

 

Soy una nube en noche tormentosa
me enciendo en cada relámpago
y tiemblo al soltar cascadas de lluvia.
en la profunda oscuridad
retumban los truenos y yo
respondo con un pestañeo luminoso
y me deshago en agua
lleno las calles
los ríos
voy por los vidrios de las casas
y me hundo en la tierra.
Hago sonar ritmos alegres en los techos
y me vuelvo canturrón para el sueño,
lleno las acequias
colmo las fuentes
baño los árboles que se vuelven brillantes.
Puedo lograr el amor
y que la lejanía se vuelva cercanía
cuando el abrazo cálido y amoroso
me colma de agradecimiento y bendiciones
que me transmite el corazón.

 

  

TERESA AMY

 

  

Cortejo mínimo II

 

 

llevaban su cortejo
en las tardes y en las noches nunca
al alba que enloquece las almas
que transforma la brea roja en sangre
que apasiona los nardos nunca
al alba que prohíbe el sesgo
llamado cuerpo
la navaja llamada beso blanco:
llevaban su cortejo casi a solas
con las copas del marrasquino del
viejo armario del vaso de Dubrovnik
y el caminar en el monte
ella obsesionada en su deseo
él sosteniéndola /leve penacho de roble en primavera/
ella creía en un corazón ardiente
creía especial el amor de un corazón ardiente
daría cualquier cosa por un poco de corazón ardiente
como a una alhucema él la sostenía
llevaban su cortejo de vestido de seda
/la saluda desde lejos desde
la carretera roja/
(promesa de corazón ardiente):
sería un refugio de mirada efímera
sería como el comienzo de una llama

 

 

HUGO ACHUGAR

 

  

Midas

 

 

Basura el verso, el metro y la nostalgia,
basura el día en que nací y también
basura aquello con que sueño.
Basura el año y su empecinado
volver sobre las llagas de la vida,
basura el tiempo y su mirada.
Basura la esperanza y el olvido,
basura el aire y su alegría,
basura lo que toco y lo que sueño.
Basura el estribillo, basura
la suerte de jugar al fin de la desgracia,
basura al fin y al cabo lo que toco
y lo que miro y sobre todo
basura lo que sueño y acaricio
con la mano del deseo. Basura
estar solo, morirse de hambre
sida o cáncer pulmonar y
basura mis ojos basiliscos
que en basura convierten lo que miran
a pesar del cielo y sus constelaciones todas,
puras y constantes,
más allá de la mano,
perfectas en la muerte azul de la belleza.
Basura mi suerte y más basura
este escupir el cielo que me acoge,
basura todo el tiempo y su imposible
amor eterno. Basura la metáfora,
el poema el poeta y la mirada
pues no hallo cosa en que poner los ojos
que no sea vendimia y siembra de la basura.

 

LUIS CARLOS LÓPEZ

 

  

Hongos de la Riba



El barbero del pueblo, que usa gorra de paja,
zapatillas de baile, chalecos de piqué,
es un apasionado jugador de baraja,
que oye misa de hinojos y habla bien de Voltaire.

Lector infatigable de “El Liberal”. Trabaja
alegre como un vaso de vino moscatel,
zurciendo, mientras limpia la cortante navaja,
chismes, todos los chismes de la mística grey.

Con el señor Alcalde, con el veterinario,
unas buenas personas que rezan el rosario
y hablan de los milagros de San Pedro Claver,

departe en la cantina, discute en la gallera,
sacando de la vida recortes de tijera,
alegre como un vaso de vino moscatel.

 

ARMANDO RUBIO HUIDOBRO


  

Hábitos

 

 

Esta vieja costumbre en consecuencia
de amanecer cansado cada día
con la cara de siempre, el mismo aspecto
-cordero estupefacto, ¡no hay derecho!-,
la liturgia congénita de mirarme al espejo:
descubrirme in fraganti con peineta y dentífrico
-no asienta esa conducta en mansa bestia-;
conciencia de estar vivo y respirando
-con qué objeto, qué sabes-, y otras cosas
que, por último, ahora no tolero:
la plena autonomía de mis gestos
y la fidelidad de mis zapatos.