lunes, 28 de octubre de 2019


ROLANDO REVAGLIATTI






Presa fácil



Presa del desconcierto
o anonadamiento
soy fácil
pero
venenosa.






MIRON BIAŁOSZEWSKI






Qué fácil perder la fe



Vino el caballo y el carruaje.
Los veo. Creo en ellos.
Está anocheciendo.
Vino el caballo y el carruaje.
Pero ya el caballo tenía otro caballo.
Y el carruaje —otro carruaje.
Paseaban los grandes bultos
de sus sombras
por las limas de las acacias.
Y ya era difícil creer
en caballo y en carruaje

GINO SCARTAGHIANDE





¿Por qué él último?



Qué cosa rota. Despedazada la creta.
En otra ocasión tendremos cuidado,
fíjense, no sea que el primer violín
se nos escape. Un soplo entre
la mejilla y el occipital.
Todos los universos no pueden
bastar. Esto es axiomático.
Recrear es nuestra condena.
Y es el último de los sonetos de amor.


De: “Sonetos de amor para King Kong”




ÁLVARO CUNQUEIRO





Le verse



Acaricio tu frente y la lozana almohada de tus cabellos,
y las puntas de mis dedos posándose en tus ojos
reconocen en la piedra un celeste azul antiguo y amoroso.
                                  ¿Quién amores há,
                                  cómo dormirá?

¡Si pudiera apartar de tu pecho las finas manos!
Tus blancos hombros volarían como palomas en la tarde
huyendo de la lluvia que mansamente cae.
                                    ¿Quién amores há,
                                     cómo dormirá?


Esos tus pies que parecen las manos de una niña, ¿qué
caminos soñaron? ¿Y qué bailas?
-Ese bullicio de llamas y sombras agitadas
donde van  y vuelven y se desparraman los pies de la rubia
danzarina.
                                          ¿Quién amores há,
                                          cómo dormirá?

Esa banda de seda que tu talle ciñe,
¿qué  amante de cálidos besos la trajo de Rocamador?
¿O quizá es un trozo de la brisa que abanicaba los avellanos de antaño?
                                          ¿Quién amores há,
                                          cómo dormirá?


De: "Dona do corpo delgado"

Versión de Vicente Araguas



ANTONIO MARTÍNEZ SARRIÓN





Ahora es el momento



en aquellos inicios de la vida discente
el amor: serpentinas
próceres de latón en las altas columnas
por cierto trasnochábamos tila a veces
para el borracho de la tuna rondábamos
amores poco claros
de putas
sí de putas buena idea patios
mojados por el rocío palmeras
azuladas del alba bandurrias o laúdes?
que más daba despierta
niña despierta se distinguía el dorado de los ojos
desde las verjas amazonas
en camisón florido ante la música
y el aroma la melodía salvaje la salvaje
primavera del sur
por las acequias perros aulladores
almendros y naranjos florecidos
diez noches sin dormir seguía la fiesta
la ronda inacabable de las copas
la voz ronca el desmayo al desnudarse
ahora
las lentas tardes las gastadas palabras
los gastados abrazos unas frases cogidas
al vuelo sin nadie ya sin nada
mantas raídas gestos esquivos ya ves
subieron el descuento y el banco no aceptó
traición de la memoria barcos
de papel escorados en el limo

perdidos


De: "Una tromba mortal para los balleneros"



ROBERT FROST




  

Alto en el bosque en una noche de invierno



Me imagino de quién son estos bosques.
Pero en el pueblo su casa se encuentra;
no me verá parada en este sitio,
ante sus bosques cubiertos de nieve.

Mi pequeño caballo encuentra insólito
parar aquí, sin ninguna alquería
entre el helado lago y estos bosques,
en la noche más lóbrega del año.

Las campanillas del arnés sacude
Como si presintiera que ocurre algo...
Sólo se oye otro son: el sigiloso
paso del viento entre los copos blandos.

¡Qué bellos son los bosques, y sombríos!
Pero tengo promesas que cumplir,
y andar mucho camino sin dormir,
y andar mucho camino sin dormir.


Versión de Agustí Bartra