lunes, 28 de octubre de 2019

MIRON BIAŁOSZEWSKI






Qué fácil perder la fe



Vino el caballo y el carruaje.
Los veo. Creo en ellos.
Está anocheciendo.
Vino el caballo y el carruaje.
Pero ya el caballo tenía otro caballo.
Y el carruaje —otro carruaje.
Paseaban los grandes bultos
de sus sombras
por las limas de las acacias.
Y ya era difícil creer
en caballo y en carruaje

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