viernes, 20 de abril de 2018


JAVIER ACOSTA





Ilinx # 2



Iba pasando por un lugar en el que hacía mucho viento. Me detuve, había un pequeño remolino de cabellos. Me puse en el centro. Ahí me quedé, con las manos en los bolsillos, hasta quedar completamente calvo. Luego me fui a escribir estos renglones y no paré hasta terminar, muchos años después.


De: “Cuadernillo del viento”

MARIA EUGENIA VAZ FERREIRA





Regreso



He de volver a ti, propicia tierra
como una vez surgí de tus entrañas;
con un sacro dolor de carne viva
y la pasividad de las estatuas.
He de volver a ti gloriosamente,
triste de orgullos arduos e infecundos
con la ofrenda vital inmaculada.
No sé, cuando labraste el signo mío,
el crisol armonioso de tus gestas
dónde estaba...
dónde la proporción de tus designios...
Tú me brotaste fantásticamente
con la quietud de la serena sombra
y el trágico fulgor de las borrascas...
Tú me brotaste caprichosamente
alguna vez en que se confundieron
tus potencias en una sola ráfaga...:
Y no tengo camino;
mis pasos van por la salvaje selva
en un perpetuo afán contradictorio,
la voluntad incierta se deshace
para tornasolar la fantasía;
con luz y sombra, con silencio y canto
el miraje interior dora sus prismas;
mientras que siento desgranarse afuera
con llanto musical los surtidores,
siento crujir los extendidos brazos
que hacia el materno tronco se repliegan,
temor, fatiga. solitaria angustia,
y en un perpetuo afán contradictorio
mis pasos van por la salvaje selva.
Ah, si pudiera desatar un día
la unidad integral que me aprisiona
Tirar los ojos con los astros quietos
de un lago azul en la nocturna onda...
Tirar la boca muda entre los cálices
cuyo ferviente aroma sin destino
disipa el viento en sus alas flotantes
Darle el último adiós
al insondable enigma del deseo,
cerrar el pensamiento atormentado
y dejarlo dormir un largo sueño
sin clave y sin fulgor de redenciones
Alguna vez me llamarás de nuevo
Y he de volver a ti, tierra propicia,
con la ofrenda vital inmaculada,
en su sayal mortuorio toda envuelta
como en una bandera libertaria.

 

ISMAEL LARES





Cuatro historias 



1

En éste verso
es de noche,
la noche vive
debajo de las sábanas,
las sábanas roncan
como el sonar de un ferrocarril.


De: “La rebelión del anónimo”



LINA ZERÓN





Jardín en llamas
  


Te amo porque tus labios
saben a claveles y magnolias,
tu espalda a frescas hojas,
tu pecho a trino de gorriones,
tus piernas a rojo sauce,
tu sexo a enjambre de abejas.

Porque tu cuerpo es fuego de artificios
que explota en horizonte nuevo,
se inundan mis entrañas de sonidos.
Los jugos de mi almendra
a incienso de violetas huelen.

En tus dedos, infinita noria soy.
Me acaricias con ternura de algodones,
colmas mi vientre con frutos esmeraldas.

Porque eres curva perfecta
que se amolda a mi cuerpo,
conviertes en jardín mi corazón en llamas.


RAMÓN GARCÍA






Jorge Cuesta al límite




El implacable aferre de Cibeles
Me reconstruye
Expulsando los marcadores anatómicos de la virilidad.
Los dioses antiguos son impotentes
Antes de la ciencia médica filistea.

Mi cuerpo es la prima materia
De la futura alquimia de los géneros:
Las chicas de James Bond, estrellas de televisión,
Celebridades hermafroditas, prostitutas intersexuales del bajo mundo,
Transexuales llamando a chicas especialistas en gustos refinados…
Sí, los victoriosos que han sobrevenido
A toda la evidencia de lo viril.

Pero hoy, en 1942, mi metamorfosis
es restringida. Estoy abandonado en el límite.
Mutilación y Muerte imponen su orden:
Haber nacido muerto en el innombrable espejo de la poesía
Donde hombres, mujeres y sus límites están en guerra.



WILLIAM BUTLER YEATS





La rosa secreta



Lejana, muy secreta, inviolada Rosa,
estréchame en mi hora de las horas;
y quienes te buscaron en el Santo Sepulcro
o en el tonel de vino, moraron más allá
de los tumultos de sueños derrotados; y profundos,
entre párpados grises muy pesados de sueño,
los hombres han nombrado la belleza. Tus grandes hojas muestran
las barbas antiguas de los coronados Reyes Magos,
sus yelmos de rubí y oro; ye! rey cuyos ojos contemplara
las Manos Traspasadas en la Cruz elevarse
en druídicos vapores, y las teas apagarse,
hasta que e! vano frenesí lo despertara y muriera.
Y aquel que halló a Fand caminando entre llamas de rocío,
junto a una costa gris que el viento no soplaba
y perdió mundo y Emer por un beso.
Y el que llevó los dioses fuera de los muros
y se entregó al festín hasta que cien rojas albas
contemplara y llorara los túmulo s de sus muertos.
El rey altivo y soñador que penas y coronas arrojara
y al bufón y al poeta convocando,
morara en hondos bosques con los errantes manchados de vino.
Y el que vendió labranza, casa y bienes
y buscó en mar y tierra por años incontables,
y al final encontró, entre risas y llanto
mujer tan radiante en su belleza
que los hombres trillaban el cereal hasta la noche
por un rizo robado, por un pequeño rizo.
Y yo también aguardo ese momento:
las grandes tempestades de tu amor, de tu odio.
¿Cuándo se arrojarán las estrellas del cielo
y como chispas de herrería morirán?
¿Ciertamente, ha llegado tu hora, tus tempestades soplan,
lejana, muy secreta, inviolada Rosa? 


Versión de Enrique Caracciolo Trejo