jueves, 4 de abril de 2013

PEDRO GARFIAS






De “Sueño”



¿Por qué no hablamos nunca, largamente,
tú y yo, padre, cuando esto era posible,
como dos hombres, como dos amigos
o dos desconocidos que se encuentran

en la jornada y echan un cigarro
y se sientan al borde de la vida
mirando pasar la tarde y el camino
y hablan, hablan y callan, pausas de humo,
miradas vagas, las palabras caen
o se quedan flotando en el silencio;
a veces dicen la verdad primera,

el origen, la fuente y se desnudan.
Las palabras desnudas amanecen.
Por qué no hablamos nunca, solos, largo?.

YOLANDA CASTAÑO






Un día más este ardor reclama mi desmemoria...



     Un día más este ardor reclama mi desmemoria. Se crece con una raíz intacta.

Porque también mi cuerpo había renunciado a la certeza, abriré corredores fronterizos
a media luz, con fuerza de desandar, ojos abiertos.            Entrégame
                                                                                                                                    no reconocer.

JOSÉ MARÍA FONOLLOSA





Gracely Square 



Es un hermoso cuerpo ese que viene
hacia mí. Se detiene. Y me sonríe. 

Qué bella esa sonrisa roja y húmeda
que se abre, como un sexo a mí ofrecido,
para preguntar algo que no entiendo. 

Miro sus ojos claros. Pienso, mientras,
que su maravilloso cuerpo late
junto a mí. Están sus senos cercanísimos
a mi pecho y el vello en su entrepierna. 

Se apretará, oprimido por las bragas,
que adivino adorables y minúsculas.
Y como un ruiseñor sonidos dulces
gorjea su garganta a mis oídos. 

Ese increíble cuerpo habla conmigo.
Le respondo: «No sé». Se aparta el cuerpo
y veo que se alejan las caderas. 

más perfectas de todo el universo.
He aprender inglés. Ahorita mismo.


JUANA DE IBARBOUROU





Despecho


¡Ah, que estoy cansada! Me he reído tanto,
tanto, que a mis ojos ha asomado el llanto;
tanto, que este rictus que contrae mi boca
es un rastro extraño de mi risa loca.

Tanto, que esta intensa palidez que tengo
(como en los retratos de viejo abolengo),
es por la fatiga de la loca risa
que en todos mis nervios su sopor desliza.

¡Ah, que estoy cansada! Déjame que duerma,
pues como la angustia, la alegría enferma.
¡Qué rara ocurrencia decir que estoy triste!
¿Cuándo más alegre que ahora me viste?

¡Mentira! No tengo ni dudas, ni celos,
ni inquietud, ni angustias, ni penas, ni anhelos.
Si brilla en mis ojos la humedad del llanto,
es por el esfuerzo de reírme tanto...

ANTONIO MURCIANO





Canción para tu silencio



¡Qué paz de noche plena,
amada mía!
Hago como que sueño. El agua suena
en mi melancolía.

Tú devanas despacio lana rosa.
Hago como que leo.
Por dentro de este verso vas, esposa.
En tu silencio creo.

Tu canción del Peer Gynt de Grieg, de fondo;
con mis palabras lucho.
La música te instala en lo más hondo
y hago como que escucho.

Sigue el son de la lluvia en los cristales
por tu silencio vivo.
Duermen los hijos. Lo compruebas. Sales.
Hago como que escribo.

Te sientas otra vez. Te siento junto.
Permaneces callada.
Hago como que aspiro y no pregunto...
Y tú eres el aire, amada.

ESPERANZA ORTEGA




Me pregunto...


Me pregunto
por qué ya no destapa
su perfume
las palabras dichosas
por qué ya no las dice

o por qué no despierta de su sueño sin nombres
a la hora en que acuden los recuerdos

por qué elige la sombra
agazapada
como una pordiosera en el último piso

la alegría
por qué ya no se asoma al mirador

camina lentamente
con esos pies
tan sucios


De "Hilo solo"