jueves, 19 de junio de 2025


 

MASAOKA SHIKI

 

 

 

Primavera en el hogar.
No hay nada
y sin embargo hay de todo

 

 

FÉLIX MOYANO

 

 

 

Shabat

Entre nuestros dos cuerpos,
¡qué inolvidable abismo!
EMILIO PRADOS

   

Al dormirnos la siesta, las esferas mantienen
su cadencia infinita,
pero el tiempo no pasa
como pasa ahí afuera. Nuestros cuerpos se juntan
en un gesto, desarrolla el sudor
su propia metafísica.

 

 

AUDRE LORDE

 

 

 

Memorial I

 

 

Si vienes tan callada como
el viento en la arboleda
oirás quizá lo que yo oigo
verás lo que ve la tristeza.

Si vienes tan ligera como
el rocío entretejido
te acogeré encantada
y te pediré lo mismo.

Puedes sentarte a mi lado
como un suspiro silente y
sólo los para siempre muertos
se acordarán de la muerte.

Si vienes, me quedaré callada y
no te diré palabras agresivas;
no te preguntaré porqué, ahora,
ni cómo, ni lo que sabías.

Sí, nos sentaremos aquí en silencio
a la sombra de distintos años
y la rica tierra entre nosotras
se beberá nuestro llanto.

 

 

JUAN BONILLA

 

 

 

Esplendor

  

 

Estuve enfermo en primavera

y qué esplendor tan de repente,

todo me pareció radiante

y era como descubrir que te habían engañado,

como si dentro se te hubiera muerto el dios

tunante que te dirigía adónde

y para qué a empujones de rutina

e impuestos indirectos.

Ya no era un dios

sino uno de esos tarados

que en una maratón se arrastran

por el suelo para alcanzar la meta

ante el estadio puesto en pie

(ovación de tarados

emocionados ante el despilfarro

de la energía humana acorazada en voluntad).

Lo exhumé de mi corazón

para arrojarlo al cubo de basura.

 

Entré en mi cuarto a oír

a las cosas hablándome en su idioma de cosas,

con su tiempo verbal hirviendo

de un pasado que niega ser pasado

y el frío de un futuro en el que no estaremos:

una pelota roja canta goles de tu infancia todavía

y aunque hace tiempo que está quieta en un rincón

hay dentro de ella aún algarabía de planeta

en fiesta; ese abanico roto

le dio aire fresco a tu madre en las tardes

mortecinas de verano y todavía

ofrece aire cuando sólo por tenerlo entre las manos

lo extiendes y sacudes para alzar

en las noches más tórridas

brisa y melancolía.

 

Las escuché

en su idioma de cosas que podrían

decirle a alguien que no va a conocerte

algo de ti, de quien quisiste ser, de quien no fuiste.

Apenas un susurro hecho de cosas.

 

Y de repente qué esplendor,

como un secreto que le presta explicación

a lo que no la tiene,

tatúa en la corteza cerebral

su pregunta de niñito perdido:

¿dónde está lo que importa?,

¿dónde vamos a empujones

de un dios tunante que es como esos tarados

que por acabar la maratón

se arrastran por el suelo

para llegar a meta

ante el estadio puesto en pie –ovación de tarados?

 

Y desde adentro se fue alzando

la claridad

enfundándolo todo en su respuesta:

quizá le llamas vida a un simulacro,

quizá nos desnudamos en disfraces

ante espejos caníbales,

renunciando a este himno de estar vivos.

Quizá somos un himno que

no necesita amo ni patria ni señor.

Himno es canto que enlaza a un dios cualquiera

con quien le está cantando, y eso somos:

no más que el tarareo de un intérprete

que trata de prestarle melodía

a lo que en lengua muerta sienten aún

todos los que pudimos ser,

fantasmas encerrados

en el cristal inquebrantable

de quienes sí seremos.

 

  

De: “Los días heterónomos”

 

RUMI

 

 

Cuando estemos muertos


Cuando estemos muertos,

no busques nuestra tumba en la tierra,
pues has de encontrarla en el corazón de los hombres.

 

HỒ XUÂN HƯƠNG

 

 

 

El columpio

 

 

¡Bravo! para los que plantaron
hábilmente cuatro pilares.
Unos suben para mecerse
y otros miran el balanceo.
Arquea el muchacho sus rodillas
de grulla, y hala y hala sus riñones;
la muchacha flexiona su cuerpo de avispa,
se tiende y tiende los senos arriba.

Cuatro piernas de pantalones
rosados chasquean al viento,
y dos pares de muslos blanquecinos
se extienden paralelamente.
¿Saben acaso aquellos que practican
estos juegos primaverales
que una vez retirados los postes
los huecos quedan en el abandono?