sábado, 1 de septiembre de 2012


EDUARDO CARRANZA






Domingo



Un domingo sin ti, de ti perdido,
es como un túnel de paredes grises
donde voy alumbrado por tu nombre;
es una noche clara sin saberlo
o un lunes disfrazado de domingo;
es como un día azul sin tu permiso.

Llueve en este poema; tú lo sientes
con tu alma vecina del cristal;
llueve tu ausencia como un agua triste
y azul sobre mi frente desterrada.

He comprendido cómo una palabra
pequeña, igual a un alfiler de luna
o un leve corazón de mariposa,
alzar puede murallas infinitas,
matar una mañana de repente,
evaporar azules y jardines,
tronchar un día como si fuera un lirio,
volver granos de sal a los luceros.

He comprendido cómo una palabra
de la materia azul de las espadas
y con aguda vocación de espina,
puede estar en la luz como una herida
que nos duele en el centro de la vida.

Llueve en este poema, y el domingo
gira como un lejano carrusel;
tan cerca estás de mí que no te veo,
hecha de mis palabras y mi sueño.

Yo pienso en ti detrás de la distancia,
con tu voz que me inventa los domingos
y la sonrisa como un vago pétalo
cayendo de tu rostro sobre mi alma.

Con su hoja volando hacia la noche,
rayado de llovizna y desencanto,
este domingo sin tu visto bueno
llega como una carta equivocada.

La tarde, niña, tiene esa tristeza
del aire donde hubo antes una rosa;
yo estoy aquí rodeado de tu ausencia
hecho de amor y solo como un hombre.

MARÍA MERCEDES CARRANZA




  
Poema del desamor



Ahora en la hora del desamor
Y sin la rosada levedad que da el deseo
Flotan sus pasos y sus gestos.

Las sonrisas sonámbulas, casi sin boca,
Aquellas palabras que no fueron posibles,
Las preguntas que sólo zumbaron como moscas
Y sus ojos, frío pedazo de carne azul.

Días perdidos en oficios de la imaginación,
Como las cartas mentales al amanecer
O el recuerdo preciso y casi cierto
De encuentros en duermevela que fueron con nadie.
Los sueños, siempre los sueños.

¡Qué sucia es la luz de esta hora,
Qué turbia la memoria de lo poco que queda
Y qué mezquino el inminente olvido!.


MARÍA CINTA MONTAGUT




  
Escribir con tu forma...

  

Escribir con tu forma
Con mi forma yo que busco por el agua
Escribirte
Para volver a hundir los ojos en el agua
Que cae tras la puerta
Con tu forma
Prendida en el pelo con un broche de lluvia
Y una sonrisa obscena.
Quiero robar el broche y rescatar tu nombre
Para cruzar la puerta
Con tu forma.


De "Par" 1993

JORDI DOCE





Díptico



No hay luz sino estupor de luz
en este jardín abrasado
de frío y lenta escarcha donde
alguien cuya sombra te evoca
remueve sin prisa la tierra
y deja en los surcos un hilo
de luz fría donde mis ojos
desde esta página te anuncian
y dicen verte, aunque no estés.

*

Hago inventario de tu ausencia:
ojos no usados, aire intacto,
las horas como lumbre escasa
que el aire no aventa ni excita.
En todo espío transparencias,
temblor que es tu cuerpo inasible.
Hago inventario de tu ausencia
para que sepas de tu vida
a mi lado, cuando no estás.

De "Lección de permanencia"



DAVID N. CAMPOS.





Pero sonrie



Hay en un destello la vida
escondida de millones de luces.
Hay en la mirada el reflejo,
ver las cosas, tocarlas a distancia
para no participar en el aburrido
afán de sonreír.

No soy el agua besada por el sol,
ni las bocas de los anfibios
que salen a respirar;
tal vez soy el respiro,
halo impaciente de la espera.

No hay un ser
no hay oxígeno,
hay esta miel lenta y cansina:
el aire
y sus ramas que se mueven,
como pasando la vida al otro.

Y toda el agua
todo el hidrógeno
y el oxígeno
y la mezcla de todo
lo que somos antes
de evaporarnos
abraza el grito de la muerte
el rayo del sol, el calor que nos eleva
y nos obliga a ser
siempre
este aire que no fluye
pero sonríe.