"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
miércoles, 27 de junio de 2012
FRANCISCO GÁLVEZ
Mensajes
En
este momento estoy ausente,
pero puedes dejar algún mensaje
y te llamaré cuando vuelva.
Si eres el amor
llama más tarde, o tal vez otro día;
si eres la soledad
espera, pronto estaré contigo;
si eres el suicida
marca otro número, apenas queda tiempo;
si eres la muerte
elige otro destino, sólo soy una técnica;
si eres el pensamiento
abandona, este hilo no medita;
si eres la palabra
da la vuelta, aquí nadie te pronuncia;
y si eres una voz anónima
que llamas angustiada
en cualquier momento llegaré a casa:
habla después de oír la señal.
pero puedes dejar algún mensaje
y te llamaré cuando vuelva.
Si eres el amor
llama más tarde, o tal vez otro día;
si eres la soledad
espera, pronto estaré contigo;
si eres el suicida
marca otro número, apenas queda tiempo;
si eres la muerte
elige otro destino, sólo soy una técnica;
si eres el pensamiento
abandona, este hilo no medita;
si eres la palabra
da la vuelta, aquí nadie te pronuncia;
y si eres una voz anónima
que llamas angustiada
en cualquier momento llegaré a casa:
habla después de oír la señal.
De "El hilo
roto"
JUAN GIL-ALBERT
El
lujo
Balada
«¿Dónde
estás, dónde, en qué país extraño
has ido a hundir el rostro venerable
en el agua que aniña y que refresca
los insignes harapos? ¿A qué tierra
has ido a hundir el rostro venerable
en el agua que aniña y que refresca
los insignes harapos? ¿A qué tierra
ignorada
del hombre te volviste,
llorando los caudales misteriosos
de una gran deserción, de una congoja
de algo viejo y pesado que se hunde?
llorando los caudales misteriosos
de una gran deserción, de una congoja
de algo viejo y pesado que se hunde?
¿Por
qué caminos fuiste abandonando
el gran oro del sol, cuando mirabas
temblar la tierra, llena del reflejo
de tus antiguos ojos de esmeralda?»
el gran oro del sol, cuando mirabas
temblar la tierra, llena del reflejo
de tus antiguos ojos de esmeralda?»
Pocos
recuerdan ya tus esplendores,
algún anciano amable, alguna dama
que acaba de expirar te sonreía
en su dichoso espejo. Y eso es todo.
algún anciano amable, alguna dama
que acaba de expirar te sonreía
en su dichoso espejo. Y eso es todo.
Tus
huellas más recientes se han perdido
entre la ciudadana indiferencia
de este gran malestar, y algún objeto
sale a veces cual lívido fantasma
entre la ciudadana indiferencia
de este gran malestar, y algún objeto
sale a veces cual lívido fantasma
hasta
el ceño y encono de unos ojos
endurecidos. Polvo y terciopelo
son hoy tristes hermanos que se aman.
Mas nosotros seguimos el camino.
endurecidos. Polvo y terciopelo
son hoy tristes hermanos que se aman.
Mas nosotros seguimos el camino.
Y
sin embargo yo te recordaba,
porque de niño pude vislumbrarte
cuando, tus equipajes preparados,
brilló una extraña cola tras la puerta
porque de niño pude vislumbrarte
cuando, tus equipajes preparados,
brilló una extraña cola tras la puerta
del
dorado salón. Yo nunca supe
si eras hombre o mujer, porque fue un goce
tan cálido aquel soplo amarillento
que tenía delante, que confieso
si eras hombre o mujer, porque fue un goce
tan cálido aquel soplo amarillento
que tenía delante, que confieso
me
perdió, cual trastorno, una molicie
fría y severa en torno a unos modales
cuyo recuerdo guardo como un santo
la verdad revelada. Ví un sombrero
fría y severa en torno a unos modales
cuyo recuerdo guardo como un santo
la verdad revelada. Ví un sombrero
tan
hermoso, posado en la cabeza
de un ser extraordinario, con sus plumas
de bengala caídas con un dejo
de tal inolvidable negligencia,
de un ser extraordinario, con sus plumas
de bengala caídas con un dejo
de tal inolvidable negligencia,
que
me rendí a la sombra de su influjo
ceremonioso. En una mesa antigua
vi unos guantes en tono de canela
escarchados de perlas diminutas.
ceremonioso. En una mesa antigua
vi unos guantes en tono de canela
escarchados de perlas diminutas.
Ajetreadas
gentes se movían
sobre un musgo de púrpura, y abajo
de los anchos balcones esperaban
los landeaux, entre un humo delicioso
sobre un musgo de púrpura, y abajo
de los anchos balcones esperaban
los landeaux, entre un humo delicioso
de
caballos que piafan impacientes
con sus sombrías riendas perfumadas,
y el primitivo fuego en las antorchas
de los ujieres, pálidos de muerte.
con sus sombrías riendas perfumadas,
y el primitivo fuego en las antorchas
de los ujieres, pálidos de muerte.
La
voz timbrada de una dulce amiga
me dijo adiós, y al ir con reverencia
a besarle la mano en que oprimía
un haz de violetas como el cetro
me dijo adiós, y al ir con reverencia
a besarle la mano en que oprimía
un haz de violetas como el cetro
de
una divinidad, vi tras los velos
espesos que cubrían su semblante
como un tigre que enfunda su fiereza
con felina elegancia. Nunca supe
espesos que cubrían su semblante
como un tigre que enfunda su fiereza
con felina elegancia. Nunca supe
si
era hombre o mujer. Salieron todos
con un frou-frou radiante de festines
y bailes, algo lúgubres en cambio.
Oí que los cocheros repetían:
con un frou-frou radiante de festines
y bailes, algo lúgubres en cambio.
Oí que los cocheros repetían:
«¡Hacia
San Petersburgo!» En poco tiempo
todo había pasado. Y estas luces,
que alumbran como estrellas en el cielo
el tétrico paisaje de la Historia
todo había pasado. Y estas luces,
que alumbran como estrellas en el cielo
el tétrico paisaje de la Historia
se
irán helando en siglos y distancias,
en silencioso polvo diamantino,
cual una nebulosa diadema
inalcanzable al ansia del arqueólogo.
en silencioso polvo diamantino,
cual una nebulosa diadema
inalcanzable al ansia del arqueólogo.
MIGUEL HERNÁNDEZ
Como
el toro he nacido para el luto...
Como
el toro he nacido para el luto
y el dolor, como el toro estoy marcado
por un hierro infernal en el costado
y por varón en la ingle con un fruto.
y el dolor, como el toro estoy marcado
por un hierro infernal en el costado
y por varón en la ingle con un fruto.
Como
el toro lo encuentra diminuto
todo mi corazón desmesurado,
y del rostro del beso enamorado,
como el toro a tu amor se lo disputo.
todo mi corazón desmesurado,
y del rostro del beso enamorado,
como el toro a tu amor se lo disputo.
Como
el toro me crezco en el castigo,
la lengua en corazón tengo bañada
y llevo al cuello un vendaval sonoro.
la lengua en corazón tengo bañada
y llevo al cuello un vendaval sonoro.
Como
el toro te sigo y te persigo,
y dejas mi deseo en una espada,
como el toro burlado, como el toro.
y dejas mi deseo en una espada,
como el toro burlado, como el toro.
De "El rayo que no
cesa"
PABLO GARCÍA CASADO
Golosinas
como
un caramelo saliendo del envoltorio
así me sentí la noche en que después de pintarme
de golfa tú por fin te decidiste una mejor
así me sentí la noche en que después de pintarme
de golfa tú por fin te decidiste una mejor
estrategia
una retirada a tiempo y las cosas
no tendrían ese sabor que queda tras el fraude
me dejaste aquí tirada como un caramelo
no tendrían ese sabor que queda tras el fraude
me dejaste aquí tirada como un caramelo
después
de chupado
De "Las afueras"
JOSÉ MARÍA PARREÑO
Este
otoño que tanto te quiero...
este
otoño que tanto te quiero
te regalo la lluvia.
la lluvia es todo:
es canción triste, es compañía,
es llanto persistente sobre todo el paisaje,
es la caricia que hace temblar el suelo
y elevar el sexo de las flores.
es la orden húmeda que implanta
los más espesos olores.
te la regalo porque es como tú,
extensa, repentina,
de estatura cansada por el sol de la tarde,
de ojos también cayéndose camino del invierno
y porque en ella yo me siento tan dulce
como me siento en ti.
te regalo la lluvia.
la lluvia es todo:
es canción triste, es compañía,
es llanto persistente sobre todo el paisaje,
es la caricia que hace temblar el suelo
y elevar el sexo de las flores.
es la orden húmeda que implanta
los más espesos olores.
te la regalo porque es como tú,
extensa, repentina,
de estatura cansada por el sol de la tarde,
de ojos también cayéndose camino del invierno
y porque en ella yo me siento tan dulce
como me siento en ti.
de
todo lo que vuela y nos hace sufrir
nada más compasivo y simple que la lluvia,
y nada tan frágil y a la vez tan invicto
y nada como su misma promesa de frutos y verdor.
mírala, como un mar derrumbado,
como ruinas de una atmósfera de agua que existió.
muchas veces
me empapa de nostalgia y me hace nudos
que escuecen al tragar.
será porque la lluvia
cubre bosques que has amado conmigo,
nos ha mojado juntos, imparcial, minuciosa,
en lejanas provincias junto al mar.
ya para siempre tendrás lo que te he dado,
de mi regalo nunca podrás huir
ni devolvérmelo.
y cuando llueva, cada gota en tu cuerpo será un beso,
un beso que no pide nada a cambio,
que atravesará los impermeables, los paraguas,
diciéndote con su idioma monótono y dormido
que te quiero.
nada más compasivo y simple que la lluvia,
y nada tan frágil y a la vez tan invicto
y nada como su misma promesa de frutos y verdor.
mírala, como un mar derrumbado,
como ruinas de una atmósfera de agua que existió.
muchas veces
me empapa de nostalgia y me hace nudos
que escuecen al tragar.
será porque la lluvia
cubre bosques que has amado conmigo,
nos ha mojado juntos, imparcial, minuciosa,
en lejanas provincias junto al mar.
ya para siempre tendrás lo que te he dado,
de mi regalo nunca podrás huir
ni devolvérmelo.
y cuando llueva, cada gota en tu cuerpo será un beso,
un beso que no pide nada a cambio,
que atravesará los impermeables, los paraguas,
diciéndote con su idioma monótono y dormido
que te quiero.
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