"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
sábado, 14 de mayo de 2016
JOSÉ MARTÍ
Quieren,
¡oh mi dolor!...
Quieren,
ioh mi dolor!, que a tu hermosura
De su
ornamento natural despoje,
Que
el árbol pode, que la flor deshoje,
Que
haga al manto viril broche y cintura:
Quieren
que el verso arrebatado en dura
Cárcel
sonante y apretada aherroje,
Cual
la espiga deshecha en la alta troje
O en
el tosco lagar la vid madura.
No
puede ser: La cómica alquilada
El
paso ensaye y el sollozo, en donde
Llena
de untos, finge que implora:
El
gran dolor, el alma desolada,
Ni
con carmín su lividez esconde,
Ni se
trenza el cabello cuando llora.
LUIS CERNUDA
No
decía palabras,
acercaba tan sólo un cuerpo interrogante
porque ignoraba que el deseo es una pregunta
cuya respuesta no existe,
una hoja cuya rama no existe,
un mundo cuyo cielo no existe.
La angustia se abre paso entre los huesos,
remonta por las venas
hasta abrirse en la piel,
surtidores de sueño
hechos carne en interrogación vuelta a las nubes.
Un roce al paso,
una mirada fugaz entre las sombras,
bastan para que el cuerpo se abra en dos,
ávido de recibir en sí mismo
otro cuerpo que sueñe;
mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne,
iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.
Aunque sólo sea una esperanza,
porque el deseo es una pregunta cuya respuesta nadie sabe.
acercaba tan sólo un cuerpo interrogante
porque ignoraba que el deseo es una pregunta
cuya respuesta no existe,
una hoja cuya rama no existe,
un mundo cuyo cielo no existe.
La angustia se abre paso entre los huesos,
remonta por las venas
hasta abrirse en la piel,
surtidores de sueño
hechos carne en interrogación vuelta a las nubes.
Un roce al paso,
una mirada fugaz entre las sombras,
bastan para que el cuerpo se abra en dos,
ávido de recibir en sí mismo
otro cuerpo que sueñe;
mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne,
iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.
Aunque sólo sea una esperanza,
porque el deseo es una pregunta cuya respuesta nadie sabe.
UMBERTO SENEGAL
Entrenaremos…
murciélagos de seda, capaces de volar
por los ojos de los enamorados,
sin levantar tempestades de lágrimas.
“Mas yo soy gusano y no hombre;
oprobio de los hombres, y despreciado
del pueblo. Todos los que me ven
me escarnecen”.
ESTHER M. ALLISON
La barca
Cuando
venga la barca, he de dejarlo todo… Mis pájaros, mis flores, no subirán a
bordo… (…) Soy mi espíritu, libre de circuitos mortuorios. Y es lo mío, en mi
espíritu inaccesible a robos. Mi amor irá conmigo. Y eso no es estar solo. Y
aun comanda la nave Capitán que yo conozco. Capitán de mi vida, mi dulzura, mi
apoyo. ¿Ir, con miedo, a sus brazos? ¿Serle niño medroso?... En amor,
¿desconfianzas y recelos y azoros?... ¡Si Él no anuncia el ocaso, sino el orto!
No el fin, sino el principio. Yendo al beso, ¿el sollozo? Y en la barca los
dos. Ni sola yo, ni Él solo.
ANDRÉS FLORIT
Litio
Es
inútil esperar que el lobo de un libro te muerda
pero morder el libro no es tan descabellado:
después de la canción que me gusta apago la radio
y camino hasta que me canso.
¿Qué otra cosa puedo hacer?
Si lo demás se bifurca y los gritos
son el abismo que nos une.
No hay quien esté libre de la miseria
ni de la prosa de los días;
los lobos de los libros no muerden
porque la palabra lobo tiene gastados ya los colmillos.
¿Lees mis labios?
El litio viene de las estrellas
pero lo tenemos demasiado adentro
y la luz que proyectamos
suele ser de otro tiempo.
Es verdad: todo termina amarillo en la vereda.
Doméstico el lenguaje, hemos de aguardar nuevas bestias.
¿Toda luz demora lo mismo en llegar?
Cuánto tarda en decaer lo que creció a tus espaldas
hasta que cae:
la débil rama donde crecen los pájaros
que se alimentan de tus ojos.
Un millón de sombras que aprenden a volar
hasta que pierden sus cuerpos
y adquieren volumen propio.
“Las sombras son más reales que los lobos”, dices
“porque cada una ha olvidado su nombre
y ninguna responde si le dices sombra”.
Tartamudear es un comienzo.
pero morder el libro no es tan descabellado:
después de la canción que me gusta apago la radio
y camino hasta que me canso.
¿Qué otra cosa puedo hacer?
Si lo demás se bifurca y los gritos
son el abismo que nos une.
No hay quien esté libre de la miseria
ni de la prosa de los días;
los lobos de los libros no muerden
porque la palabra lobo tiene gastados ya los colmillos.
¿Lees mis labios?
El litio viene de las estrellas
pero lo tenemos demasiado adentro
y la luz que proyectamos
suele ser de otro tiempo.
Es verdad: todo termina amarillo en la vereda.
Doméstico el lenguaje, hemos de aguardar nuevas bestias.
¿Toda luz demora lo mismo en llegar?
Cuánto tarda en decaer lo que creció a tus espaldas
hasta que cae:
la débil rama donde crecen los pájaros
que se alimentan de tus ojos.
Un millón de sombras que aprenden a volar
hasta que pierden sus cuerpos
y adquieren volumen propio.
“Las sombras son más reales que los lobos”, dices
“porque cada una ha olvidado su nombre
y ninguna responde si le dices sombra”.
Tartamudear es un comienzo.
ANA EMILIA LAHITTE
Mansedumbre
Que
ardua.......que serena
esta
tristeza
de al
fin dejarse estar a solas
con
la sombra.
O ya
sin ella.
MARINA CENTENO
Soliloquio
Se gasta el agua de las ingles
atormentada en piedra
que se parte dulcísima en fragmentos
Nace un sonido libido en la atmosfera
que arranca el tuétano de la memoria
en prontitud de púrpura
El paisaje es danza de venado que aparea en soliloquio
Las moscas se entretienen en el aire –fugacidad de muerte-
en generosa vacilación de alas
con mieles esparcidas
por rotunda congregación de ritmos
El estallido busca la explanada para morirse en líquido
El rostro de los mil rostros que me ejercen
es una pausa brusca del instante
con poemas de júbilo en los labios
Se gasta el agua de las ingles
atormentada en piedra
que se parte dulcísima en fragmentos
Nace un sonido libido en la atmosfera
que arranca el tuétano de la memoria
en prontitud de púrpura
El paisaje es danza de venado que aparea en soliloquio
Las moscas se entretienen en el aire –fugacidad de muerte-
en generosa vacilación de alas
con mieles esparcidas
por rotunda congregación de ritmos
El estallido busca la explanada para morirse en líquido
El rostro de los mil rostros que me ejercen
es una pausa brusca del instante
con poemas de júbilo en los labios
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