La barca
Cuando
venga la barca, he de dejarlo todo… Mis pájaros, mis flores, no subirán a
bordo… (…) Soy mi espíritu, libre de circuitos mortuorios. Y es lo mío, en mi
espíritu inaccesible a robos. Mi amor irá conmigo. Y eso no es estar solo. Y
aun comanda la nave Capitán que yo conozco. Capitán de mi vida, mi dulzura, mi
apoyo. ¿Ir, con miedo, a sus brazos? ¿Serle niño medroso?... En amor,
¿desconfianzas y recelos y azoros?... ¡Si Él no anuncia el ocaso, sino el orto!
No el fin, sino el principio. Yendo al beso, ¿el sollozo? Y en la barca los
dos. Ni sola yo, ni Él solo.
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