martes, 5 de febrero de 2019

 

CESÁR DÁVILA ANDRADE





Canción a la bella distante



No era mi poesía. Mis poemas no eran.
Eras tú solamente, perfecta como un surco
abierto por palomas.

Eras tú solamente como un hoyo de lirios
o como una manzana que se abriera el corpiño.
Eras tú, oh distante presencia del olvido!

Clara como la boca del cristal en el agua,
tierna como las nubes que atraviesan el trigo
por los lados de mayo.

Dulce como los ojos dorados de la abeja;
nerviosa como el viaje primero de la alondra.

Eras tú y tenías delgadas de esperanza
las manos que me huyeron.
En tu sien, extraviadas, bullían las sortijas.
En tus perfectos ojos abril amanecía.
Estoy tan impregnado de tu voz siempreviva
que hasta esta inmensa noche parece que sonríe
y percibo el borde líquido de tu alma.

Andabas como andan en el árbol los astros.
Rezabas en silencio como una margarita.

Oh quién te viera abriendo esos libros que amabas
con el alma inclinada a la luz de las fábulas!
Qué viñeta de rosas tenían tus mejillas
cuando abrías los labios de amor de las palabras.
Y qué resplandeciente ciudad de serafines
descubrías, de pronto, en el cielo de estío.
Quiero besarte íntegra como luna en el agua.

Mañana en los delgados calendarios de ausencia
te encontraré buscando una pedrezuela tierna
para marcar una hora lejana que aún espero.

Recuerdo aquella tarde cuando quise besarte.
Tenían los cristales un fondo de mimosas
y la antigua ventana mecía los jardines.
Las llamas de los árboles se tornaban oscuras
y un ángel de eucalipto se apoyaba en el muro.

Escuchamos de pronto la carreta profunda
que atraviesa los prados con su carga de junio.
Pienso en aquella tarde y me encuentro más solo!

Las casas recogían la luz del occidente,
los caminos bajaban como arroyos en llamas,
la brisa estaba fija en el borde del álamo.
Pienso en aquella tarde y no sé por qué lloro...


ELISEO DIEGO





Asombro



Me asombran las hormigas que al ir vienen
tan seguras de sí que me dan miedo
porque están donde van sin más preguntas
y aunque asomos de vida son perfectas
si minúsculas máquinas que saben
el dónde y el adónde que les toca
y a la muerte la ignoran como a nada
si no fuese tan útil instrumento
con que hacer de lo inerme nueva vida.

Pero aunque agrande su minucia viva
el azoro redondo en que las miro
y me apena que no se sepan nunca
tal como son en su afanarse oscuro
ya tan inmemorial como la Tierra

más me asombra mi pena y me convence
de que saberse el ser bien que la vale
aun cuando el precio sea tan alto como
el enorme silencio de allá afuera.


CARLOS ERNESTO GARCÍA





III
                       ¡Ay del que tiene, por su mal consejo,
                        el remedio imposible de su vida
                        en la esperanza de la muerte ajena!
                                                           Lope de Vega



Desde la ventanilla del avión
aquel teatro de muerte que era mi país
se fue convirtiendo poco a poco
en una verde postal
llena de ríos
lagos y volcanes

Bajamos al séptimo infierno
para apoyar nuestros ojos en la nada
porque nada es lo que nos esperaba
Todo era silencio
La Avenida de la Reforma
hasta dar con el parque de Chapultepec
era ruta obligada para olvidar
aunque sólo fuese un poquito
México moderno
donde nunca faltan
las peleas de gallos y su tequila
botas con espuelas brillantes
y tiros al amanecer
para no morirse de aburrimiento
al final de la fiesta

La guerra nos lanzaba al camino
para hacernos sonar campanas
en una ciudad perdida
del norte de Europa
Dormir serpientes en la India
Lustrar zapatos en Melbourne
Ser portero de noche
en un viejo hotel de Barcelona
Preparar pizzas en Florencia
Pintar barcos en alta mar
servir cafés en París
cantar rancheras en la Plaza Garibaldi
Conducir una góndola en Venecia
Cruzar en trineo la estepa rusa
Ser perseguido por la policía montada
después de una manifestación
en New York o San Francisco
Todo
menos darnos por vencidos

¡Que se rinda tu madre!


DANIEL TÉLLEZ





11.



Cómo siembra la lectura de luto. Cómo herrero de casa nueva
cómo todo, cómo océano de desnudas lomas
cómo limitas abrupto espinazo mis antojos
cómo hombre de taller de vidrio campeas en Seminario
cómo culminas anhelos viriles
cómo la brava poesía tejida en cuerpo fuerte
es el azar del perro y el león de carne.
Baste cazador de pumas de 1947.
En tus trampas no cae ninguno, ni una zorra de fuego.
El ruedo familiar se nutre de tus cuentos.
Lautaro Yankas te reescribe traspuesta la Frontera.


SARA VANEGAS COVEÑA





tu voz ya es una con las roncas voces del océano
lejos muy lejos lo que fue tu agonía y tu placer. te
vas. firme y voluptuosa y leve. ya otra. ya tú
misma. ya sólo deseo y agua.
divina sombra:
ya olvido


XAVIER OQUENDO





El segundo de abordo



Mi nombre es Moisés.

Nací bajo el cielo del equinoccio,
cinco mil años después de las noches amargas
de mi abuelo, el que abrió el mar
y me dejó la sal de sus olvidos.

Aquí yo, su principal heredero,
fruto de sus equivocaciones y sus tablas.

He venido a conquistar
la tierra prometida de tu vientre,
las insinuantes llanuras de tu cordillera
en donde haré valer
la ley de mis mandamientos.

Abriré, como el abuelo,
el mar de los misterios
y quedarás en mí, siempre,
como un tatuaje áspero.