sábado, 26 de octubre de 2013

MARCELO FAURE




El odio


en la tarde húmeda, la radio escupe cumbias que hablan de
ternura y dolor/ casi siempre una muerte equivale a un amor
en esas cumbias/ la espalda suda y se tensa escuchando la canción
porque está hablando, la radio, de la violencia de SU amor
entonces el brazo se tensa y toma a aquella cintura pequeña
y la boca se tensa también y los dientes rotos muerden pendejos y lóbulos
y bajan por acantilados desnutridos
y no pagan peajes y ahora se tensa todo
y no hay aduanas que se resistan
y la pareja de amantes se convierte, ahora sí, en cumbia de radio.


YANINA MAGRINI





se hace 



Escribió el parabrisa de mi auto:
“el corazón de buitre espera su tiempo, baléame y sangraré”.

Después vino a casa
de madrugada
a patear la puerta
(y no era joda)
los vecinos saben
del abuso

fuego de bestia 

el insano
acabará
mansamente

en uno
diez minutos
se detiene
y llora

(se hace
el adiestrado).


GISELA GALIMI




Asesina 



Harta de ser la víctima
me convertí en mi propio victimario.
Protagonista hacia el final
no me tembló la mano
al clavar la daga en mi vientre,
aquella tarde de calor insoportable.
Hice, lo usual en estos casos,
el filo para arriba
y un movimiento ascendente
para un desenlace efectivo.
Usé el cuchillo como la verdad,
que puesta sobre la mesa
duele más que cualquier mentira,
pero alivia.
No me siento culpable,
fue en defensa propia,
tuve que matarme
para no morirme.




IRENE GRUSS




El damasco


Yo que he muerto por propia voluntad, que
reviví por voluntad de otros,
ahora me veo muriendo
de muerte natural en unos años,
la cabeza encendida,
iluminada de ansia pura,
asombro,
fuego insensato parecido a locura senil,
a infancia,
que he vivido más o menos de
lo que he muerto por la esquiva
humedad.
Curioso, la risa,
como un líquido,
me sostiene y aprieta el corazón.
He andado así, nunca una meseta
ni la tensión superficial
del lago. Yo que morí por propia voluntad
dormida sobre un médano, y
el sol me ha acariciado muerta y viva,
ahora disfruto su piedad como a un damasco,
dulzura inconcebible,
insensato damasco que pruebo
y río, oscura,
dichosa de mí.


CECILIA ERASO




Perspectiva



Un departamento con vista abierta
y nada de pulmones de manzana,
ni de laterales o frente a la calle:
una vista de precipicio
algo de salto, de abismo, de cosmos.

Ni ojos del alma ni vista en la mente,
mirar sin artificios ni hamacas,
sin pensamientos, ni infancia ni viento


la imposible mirada pura.

EVA MURARI





Me acerco a este libro…



Me acerco a este libro como a un animal quieto
y taciturno.
Acaricio su piel lisa y las páginas
todas juntas con el dedo pulgar
se mueven en abanico.
Lo vuelvo a cerrar y empiezo de nuevo:
lo acaricio.
Después hoja por hoja
sobre la esquina superior derecha
apoyo el pulgar en la página,
con el índice sostengo la esquina,
en un movimiento suave doy vuelta la página,
apoyo el dedo medio y después la mano entera.
Entonces la mano izquierda:
el pulgar sobre la hoja a mitad de la página,
el resto de la mano apoyada en la tapa.
La izquierda con el pulgar
en la parte superior
de la página derecha
se prepara
para el próximo movimiento.
Y ahí recién el libro
lenta,
tímidamente,
comienza a hablar.