"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
miércoles, 6 de diciembre de 2017
ELISA JARA
Elegía para un árbol
De pie
ante la humildad de la tierra
resguardaba
la entrada de mi casa,
parte
de su cuerpo
descansaba
confiado sobre el techo.
Sobre
su tronco firme
crecían
fuertes sus ramas.
Por las
noches mi sueño se mecía en sus hojas
pequeñas
y abundantes.
En el
día su sombra
serena
y protectora
me
prodigaba cálidos abrazos.
Mi
hermano y yo trepábamos a ese árbol,
repartíamos
risas a cada rama.
Del
leve cosquilleo de nuestros cuerpos
aprendió
el amor correspondido,
una
felicidad que sintió eterna.
Porque
soñaba con retener el tiempo en su corteza,
con
llenarse de nidos y aprender
los
secretos de vuelo de los pájaros.
Ser
proveedor de vida
de los
pequeños mundos
que en
torno a su quietud iban naciendo.
El día
que lo cortaron me escondí.
No
quise ver su cuerpo destrozado,
mi
niñez malherida,
el
vacío que dejó sobre la tierra
y yo
sentía por dentro.
Después
no pude hacer más que buscarlo
en cada
hoja nueva de papel
que
llegaba a mis manos.
LURIEL LAVISTA
Emboscada
Una
conciencia
girando frente a un gran canal
inmutabilidad profunda
que da el cansancio y el aburrimiento.
girando frente a un gran canal
inmutabilidad profunda
que da el cansancio y el aburrimiento.
Hay
veces que en el piso se dejan deslizar
enigmas sobre el andar,
edificantes tropiezos
en una asfixiante quemadura,
con ninguna bendición llegar a solas
ante la corriente de hirientes voces
en el deseo de una eternidad.
enigmas sobre el andar,
edificantes tropiezos
en una asfixiante quemadura,
con ninguna bendición llegar a solas
ante la corriente de hirientes voces
en el deseo de una eternidad.
No
miras nunca a la bestia
que agita su lengua divinizada
entre polvo y ceniza.
que agita su lengua divinizada
entre polvo y ceniza.
La
impetuosa vida espontánea
sin memoria alguna,
sin una orilla cálida que buscar,
sin esa garra absoluta del tiempo.
sin memoria alguna,
sin una orilla cálida que buscar,
sin esa garra absoluta del tiempo.
Indómito
el sueño callo.
MORIANA DELGADO
Hombre de ámbar
Es la
tarde de las gotas ámbar
bajo
estas escamas que me conforman
y estos
versos demenciales que me contienen.
No hay
jugarretas, no hay dolores
no hay
nadie bajo estas inmensas laceraciones.
Es la
tarde de la insulsa piel
donde
se mecen mis ánimas
y me
frustra mi lengua corta
mis
manos inhábiles
mi voz
queda.
Es la
noche que me retendrás bajo esta ciudad
de
bálsamos imperiales
y de
dinastías inexistentes,
donde
la sangre es difícil de lavar
y las
manos, hostiles de apaciguar.
Qué
queda bajo esta daga que me encierra,
bajo
este frío prólogo de piedra
que es
mi cuerpo,
Sólo un
cruel fantasma de hiedra.
VALERIA GUZMÁN PÉREZ
Sé del
sortilegio
de las
mujeres serpientes
Cuida
tu sangre
de mi
mordedura
Porque
venenos ¡hay!
sin
antídoto en la mía
De: “Ofidias”
TOMÁS RAMOS RODRÍGUEZ
El inmigrante
El sol avanza
como una fiera
que
muerde
los
bemoles inconscientes que caminan
lentos
por las veredas de Yuma.
El
comercio se ha detenido a trote de rueda
por la
poliforme fila que acordona la palabra.
Setecientos
hombres y sus familias fueron detenidos
este
fin de semana, porque no pudieron convencer a los oficiales
que sus
números de seguro social (Social Security Number SSN)
eran
verdaderos.
El
español es una lengua que vive, que delata, que todos
temen
hablar con el orgullo de quien aquí habita.
Todo es
furia, frío, fuego. Brasas destinadas a la explosión
en las
noticias, de a quien la ley SB 1070 señalará como indiciados.
“Salimos
de la High School porque pensamos importante
nuestra
presencia con la Raza”.
Setecientas
escuelas con sus estudiantes, High Schools,
Community
Colleges han despertado del encierro.
A
marcha de ira los puños cafés y las cabezas negras
fulguran
como una gran serpiente alada bajo el sol.
Setecientos
oficiales giran prevenidos para reprimir a la multitud,
para
que los gases lacrimógenos y las órdenes dadas por el sheriff
sean un
ultimátum al abrazo del terror.
Tucson
desploma sus últimas trailas, las trocas
continúan
su veloz paso por el freeway mientras la Chicana
duerme
la canción india en los ecos del silencio.
“’Salimos
del trabajo para defender nuestros derechos’, ¡Somos seres humanos!
We have
human rights! ¡Si se puede! ¡Viva la Raza!”.
Una
mujer quema la noticia de un periódico en la oreja
de su
esposo, mientras una cubeta yace en medio de ellos
y un
rosal amaina la terraza en el cobre del desierto.
GABRIELA D’ARBEL
Se
estreno una nueva versión de mí,
la
número 75, con fecha de ayer.
No
esperaba las fotos
el
paisaje futurista y las dudas disueltas
en
limonada
miedos
colgados en los tendederos.
Me
gusta el nuevo look, se acomoda
en la
sonrisa. La ironía es luz que
tiñe la
panorámica.( Mi yo es una
Mojarra
que se resbala del arpón)
Pongo a
flotar mi caja de novedosas
herramientas.
La coacción se extingue.
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