domingo, 2 de agosto de 2020


ROLANDO REVAGLIATTI





A Charles Bukowski



De las que continúan llegando
atravesadas por un suicidio
burilados escamoteos y demasiadas
traiciones

Llegando pensándose muertas
por emulación

Llegando con quienes se atiborran
de signos arbitrarios ante la magnitud
del Fiasco

Llegando con las meretrices a los puentes
bailando con las obligadas bailarinas

Llegando servidos por la guía de teléfonos
con sus esmeros de chistosos y desesperados

Llegando la piedad fraccionándose en volutas paranoicas
que a manchones imprimen en la atmósfera de las calles
las balas decisivas

Llegando se retiran con soberano
candor unos
y retirándose también
                                   llegan
con camandulera fanfarronería
otros

Llegando del insomnio pétreos pero ávidos
cobrándoles a sus desapacibles viejos
en cuotas las vejaciones
infringidas pimpantemente en únicas entregas dedicadas

Llegando los que se irán
combinando el hartazgo con la dádiva así son
barridos amasijados
muchos con ayuda de las Autoridades
morfándose el ampuloso mondongo de la Eternidad
sin plebeya sal
sin cubiertos
sin papilas.


JORGE CARRERA ANDRADE





Aquí yace la espuma



La espuma, dulce monja, en su hospital marino
por escalones de agua, por las gradas azules
desciende hasta la arena con pies de luna y lirio.
¡Oh Santa revestida con vellones de oveja!
Les dan una final cura de cielo
a las rocas heridas tus altísimas vendas.
¿De dónde tanta nieve caminante,
tantas flores saladas
y despojos de cirios y camisas de ángeles?
¡Oh monja panadera! De cristalinos hornos
fríos de eternidad, sacas infatigable
tus grandes panes blancos y esponjosos.
Despliegas el mantel de un festón de infinito
en donde el horizonte, en su plato de nubes,
sirve el manjar del sueño y del olvido.
También, obrera nívea, eres enterradora:
Llevas hasta la arena en paletadas
montones de cadáveres de pálidas gaviotas.
Ruedan sobre la orilla tus vanas esculturas
que pronto se deshacen
en un mármol soluble, en ingrávidas plumas.
Móvil, caída nube, al chocar con la tierra
expiras, pero se alza entre las rocas
cual fantasma gaseoso tu presencia.
Arremangado el manto sonante, casta monja
recorres suspirando
tu plantación errante de magnolias.
¿Con material de garzas y medusas
tu flotante y blanquísimo cimiento
va a sostener acaso la ideal arquitectura?
¡Frontera del abismo, guardada por palomas!
Tu ejército nevado avanza hacia la tierra
¡oh monja capitana! en batallas de aurora.
En la arena o las rocas hallas tu fresca tumba;
mas vuelves a nacer a cada instante
y sin pausa atesoras en las conchas tu albura.
De las fieras del mar balsámica saliva
acaricia tus plantas de cristal y de hielo,
¡Santa Espuma, difunta en las gradas marinas!




RICHARD ALDINGTON



  

Imágenes



Como una góndola de verdes frutos perfumados
Deslizándose por los canales venecianos,
Tú, la exquisita,
Has entrado en mi ciudad desolada.

El humo azul brota
Como arremolinadas nubes de pájaros que desaparecen.
Así también mi amor brota hacia ti,
Desaparece y es renovado.

Una luna de amarillo sonrosado en un pálido firmamento
Cuando el crepúsculo es tenue bermellón
Sobre la bruma entre las ramas de los árboles
Eres para mí.



SOPHIA DE MELLO BREYNER ANDRESEN





Casa blanca



Casa blanca frente al mar enorme,
Con tu jardín de arena y flores marinas
Y tu silencio intacto en el que duerme
El milagro de las cosas que eran mías.

A ti he de volver tras el incierto
Calor de tantos gestos recibidos
Pasados los tumultos y el desierto
Besados los fantasmas, recorridos
Los murmullos de la tierra indefinida.

En ti renaceré en un mundo mío
Y la redención vendrá en tus líneas
En donde nada se perdió
Del milagro de las cosas que eran mías.




ANDRÉS BELLO




  
Canción a la disolución de Colombia



Deja, discordia bárbara, el terreno
que el pueblo de Colón a servidumbre
redimió vencedor; y allá vomita,
aborrecida furia, tu veneno,
y esa tu tea, a cuya triste lumbre
el tierno pecho maternal palpita,
allá tan sólo agita,
donde jamás fue oído
de libertad el nombre,
y donde el cuello dobla, encallecido
bajo indigna cadena, el hombre al hombre.

¿El que la ley ató sagrado nudo
que se dignaron bendecir los cielos
en tanta heroica lid desde los llanos
que baña el Orinoco hasta el desnudo
remoto Potosí, romperán celos
indignos de patriotas y de hermanos?
¿De labios colombianos
saldrá la voz impía:
Colombia fue? ¿Y el santo
título abjuraremos que alegría
al nuevo mundo dio y a Iberia espanto?

¡Ah! no será, ni en corazones cabe
que enamoró la gloria, tanta mengua;
o si pudo el valor desatentado
culpa, un momento, consentir tan grave;
honor lo contradijo, y de la lengua
volvió la voz al pecho horrorizado;
que no en vano regado
con la sangre habrá sido
de víctimas sin cuento
el altar, do en mil votos repetido
se oyó de unión eterna el juramento.

¿Qué acento pudo a la postrada España
más alegre sonar? Miradla el luto
mudar gozosa en púrpura fulgente.
Ya en su delirio, la visión apaña
del cetro antiguo, y el servil tributo
demanda con usura al Occidente.
Brilla en la cana frente
el orgullo altanero,
cual súbito revive,
cuando iba el rayo a despedir postrero,
la tibia luz que pábulo recibe.

“¿Es éste el pueblo desdeñoso, esquivo,
¡con irrisión dirá ¿qué oprobio estima
mis leyes, y mi nombre vituperio?
No de tener el corazón altivo
de sus padres blasone; no le anima
alma capaz de libertad e imperio.
En largo cautiverio
degeneraron; falta
para llevar a cabo
una empresa tan alta
generosa virtud al que fue esclavo.

“¿Veislos violar el pacto, fementidos,
jurado apenas? ¿Veislos ya la espada
contra sí revolver? El ebrio sueño
desvanecióse; en breve, en breve uncidos
pedirán ser a la coyunda usada,
y de la voz se acordarán del dueño”.
-¡Ciego error! ¡Vano empeño!
Si dejada el torrente
su natural costumbre,
arrastrare sus ondas a la fuente,
querrá volver el libre a servidumbre.

Mas, ¡oh vosotros!, ¿dejaréis que infame
la causa que os unió maldad tamaña?
¿Falta al acero empleo? ¿No hay tirano
que herencia suya vuestro suelo llame?
¿Vengóse ya la sangre que lo baña?
¿Los rumbos olvidó del oceano
el pabellón hispano?…
¿Qué digo? A vuestra vista
las barras y leones
en arreo desplega de conquista,
y guía a nueva lid nuevas legiones.

Sí, que de Cuba en la vecina playa
¡merced a los furores parricidas
que en común daño alimentáis, y afrenta¿
os amenaza Iberia, os atalaya,
y de combates mil las esparcidas
reliquias apellida, y junta, y cuenta.
De allí la seña ostenta
a la traición aleve,
que callada vigila
entre vosotros, y las tramas mueve
de oculto fraude, y ya el puñal afila.

¿Y en míseras contiendas distraídos
la pública salud tenéis en nada?
¿Queréis que, de humo y polvo en nube densa,
el bronce tronador dé a los oídos
súbito aviso de enemiga entrada,
para acudir a la común defensa?
¡Cuán otro el que así piensa
de los que libertaron
de los incas la cuna,
y al carro de Colombia encadenaron
en distantes batallas la fortuna!

Mirad, mirad en cuál congoja y duelo
a la Patria sumís, que la unión santa
con voz llorosa invoca y suplicante.
La dulce Patria, en que la luz del cielo
visteis primera, y do la débil planta
estampó el primer paso vacilante;
la que os sustenta, amante
y liberal nodriza;
la que en su seno encierra
de tanto ilustre mártir la ceniza,
¿teatro haréis de abominable guerra?

¡Guerra entre hermanos, fiera guerra, impía,
do el valor frenesí, do la lid crimen,
y aun el vencer ignominioso fuera!
¡Ah, no! volved en vos; y aquel que un día
amor de patria, aquéllas os animen
con que humillasteis la arrogancia ibera,
virtud sublime, austera,
y ardiente sed de fama,
y fe de limpio brillo;
una es la senda a que la Patria os llama,
uno el intento sea, uno el caudillo.



FRANCISCO LUIS BERNÁRDEZ





Cielo y río



Para subir su agua virgen
hasta el cielo de tu amor,
tuve que agostar el río
de mi amor.

Cuando devolviste al río
de mi amor agua de amor,
tu amor era el amor mío,
nostálgico de mi amor.