sábado, 9 de febrero de 2013

GILBERTO LLANOS






Lo que vale



Lo que vale
no es estar de rodillas en el templo,
sino vestir de negro.

Lo que vale
no es llorar a los muertos,
sino vestir de negro.

Lo que vale
no es el parto a destiempo,
sino vestir de negro.

Lo que vale
no es  morirse de negro,
sino vivir de negro.


CARMEN ORREGO






Qué


Qué de mi hay que te conmueva?
Qué otro qué otra que yo?
Qué fuera qué dentro qué tú?
Qué soles no te hacen sombra?




ALFREDO PALACIO





No se si es prudente…




No se si es prudente
dar a luz este poema.

Es que no habla de la noche

del amor ni de los barcos.

No habita ventanas

ni hunde sus pasos en el mar.

Carece de magia y silencio

sus labios nada besan
                 y ha perdido el tacto
                                                  en cualquier otra cintura.

Faltan el riesgo y la nostalgia
                            los bordes de sal
                                                     la desmesura.

No tiene fuego
                  furia
                            ni aún
                                        el más común de los lugares.

Olvidó el tabaco
                    los licores
                                      cada color que baja la escalera.

No hay pájaros ni asombro
azufre, sándalo o trinchera.

Si hasta el papel y los latidos
                                      decidieron ausentarse.

No acuden el sexo y la memoria.

Frutas, música y corceles
                                    no son su fundamento.

Nada late
            no hay esencia.

Y yo también
                  estoy en otra parte.

No sé si es prudente               
                       dar a luz este poema.




Del libro “Filamentos”


ESTHER PAGANO





Templo 



Tengo los codos muy suaves,
las tetas llenas de azufre
y el anular de mi pié izquierdo
deja
una hermosa huella
en la arena...
¡La casa hay que pagarla!

del "D"

JORGE LUIS BORGES





Diecisiete Haiku



2.-

La vasta noche
no es ahora otra cosa
que una fragancia.


ANDRÉS NEUMAN





En la línea lejana del deseo...


En la línea lejana del deseo,
superficie de luces y corrientes,
se mantiene un velero a la deriva.
De ti depende el viaje o la zozobra,
su pesca o su destino,
la distancia que logre. 

Izada, interrogándote, habrá siempre
una vela aguardando a que la mires.