"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
martes, 13 de febrero de 2018
MARIA EUGENIA VAZ FERREIRA
Invocación
Oh noche embriagadora
hecha de soledad y de desesperanza,
que brindas en tu copa de azabache y de estrellas
sobre la tierra ardiente en quietud derramada.
Noche de las delicias mudas y negativas
de que gozan los muertos vivos como fantasmas,
abrochando en la sombra su carnal vestidura
marchita de enflorar la fiesta meridiana.
Noche, noche infinita, rincón de los olvidos,
perdón de penitentes que nunca hicieron nada
más que cargar a solas el pesado madero
sobre la ligereza cautiva de sus alas...
Te espero día a día
para esconder mis horas en la paz de tu lápida,
cuando las ondas vivas su vibración aquietan
bajo la fuerza ignota de atávicos nirvanas,
y en invisibles soplos
el numen secular su inspiraci6n levanta
del fondo de los tiempos para siempre extinguidos,
aunque la rueda cósmica traiga sus añoranzas.
Yo no sé lo que dice tu boca abierta y muda
al que doró su tienda con oro de esperanza,
pero yo sé que sabes con amorosa ciencia
tenderte suavemente sobre el alma cansada!
Tu voz dice en silencio tu eternidad futura;
la rúbrica del "Fin" está en tu obscura mancha,
aunque a besarte vengan en sus carros sonoros
con sus aureolas rubias las doncellas del alba.
Todavía los mundos
relucen en la bóveda de tu urna sagrada;
un viejo tesorero se ha dormido en los tiempos
y ha olvidado en tu fondo sus últimas alhajas...
Dale a los benditos que todavía sueñan,
tus áureas lentejuelas y tu hostia de plata,
y a mí, que te deseo inextinguible y única,
dame la eternidad de tu silencio, oh Hermana.
KO UN
Entrar en el agua ¡plaf!
entrar en las llamas
¡Ay, quema!
¡Ay, quema!
así voy avanzando
mientras las frutas maduran
más allá
mientras las frutas maduran
más allá
Versión de Joung
Kwon Tae - Revisada por Isabel R. Cachera
De: "108
poemas Zen"
ALFREDO CHACON
Cómplice,
insalvable compañera
de mi culpa,
sigue siéndolo conmigo
y como si tu culpa fuese mi regalo.
De: “Del rumor de
mis límites”.
ADRIANA TAFOYA
Enroque de flanco indistinto
El
tablado
fragmento del
frenesí
hirviente porción de mentalidades
semidotadas de un raciocinio diestro
que juega a jalonear
su limitada realidad
en
el universo atemporal de un tablero
tablón de cuerpo a cuadros
con el alma hecha frustración
Un ajedrez es el zurdo imperativo
que degustado con detenimiento
se transforma en un fenómeno ubicuo
él es
el prudente peón apoyando la defensa
la gota de sudor y la mano humecta
palma en la que tiemblan los dedos
por el doloroso dulzor del estrés
es la
tabla donde se conmueve al mundo
y predispone con cada movimiento
al sismo del acto masivo a
las tropas de combate
para enviarlas con impunidad y sin escrúpulos
al más caprichoso o velado objetivo
escudriña posicionales y variantes posibles
encarna los dos enemigos
y el
quebranto emocional de sus reciprocas olas
si él se mutila se suicida la dama
y ante
este caos
esta conciencia
esta cuenca invertida
el
rey más sabio se confronta
se procura un pródigo mate
en
el absurdo de las partidas
descubre el juego y la fantasía de la batalla
la
real contienda acontece en sí
es
una lucha abierta contra el vicio y el miedo
comprende
que incluso con firmeza
la posibilidad más
acertada
se anula
si su traidor oculto
fermentado
en el mutismo decide el movimiento
cuánto
desasosiego nos embalsama
cuánta
congoja se padece al encarar un elemento destructivo
con
lamentable embeleso
nos
podemos encorsetar las espaldas
¿por
qué abstenerse?
el
poema
blanco
y el poema negro
son el
mismo verso:
universo
que captura entre sus líneas
toda la
poesía
De: “Enroque de flanco
indistinto”.
MANUEL BECERRA
Plegaria última
Háblame de la lluvia ahora que el amor
arde en la tumba y ya no soy faraón ni reina montado en tus hombros. Tú que
llorabas por nosotros te sean devueltas las lágrimas por estos ojos en blanco
de médium de nosotros tus hijos, que bien sabemos del ensueño.
Tú que olías a madera y hoy tienes el perfume de los muertos, sea ahora tu
calavera desnuda lo que llevo por corazón y me hinche el torrente de vida para
la rosa. Háblame, de nuevo, de tus hermanos atados al camastro y de tu madre
yéndose al cielo entre amapolas.
Tú que tenías más de un ángel en tus movimientos y con tus labios besabas la
herida, vuélveme hablar de la penumbra y que sea mi camino el de hablar solo
entre los vivos.
MARTA JAZMÍN GARCÍA NIEVES
Equinoccio
Ofrendé mi cuerpo y mi espíritu
por tu paisaje de ensoñación vagabunda.
Luego descubrí
[a destiempo]
que eran semillas
lo que manaba de mí
sobre la palma
de tu nada abierta.
Ahora soy yo quien mendiga
que me devuelvas
la extensión estival de mi leyenda
perdida contigo
y tu conspiración con el invierno.
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