Enroque de flanco indistinto
El
tablado
fragmento del
frenesí
hirviente porción de mentalidades
semidotadas de un raciocinio diestro
que juega a jalonear
su limitada realidad
en
el universo atemporal de un tablero
tablón de cuerpo a cuadros
con el alma hecha frustración
Un ajedrez es el zurdo imperativo
que degustado con detenimiento
se transforma en un fenómeno ubicuo
él es
el prudente peón apoyando la defensa
la gota de sudor y la mano humecta
palma en la que tiemblan los dedos
por el doloroso dulzor del estrés
es la
tabla donde se conmueve al mundo
y predispone con cada movimiento
al sismo del acto masivo a
las tropas de combate
para enviarlas con impunidad y sin escrúpulos
al más caprichoso o velado objetivo
escudriña posicionales y variantes posibles
encarna los dos enemigos
y el
quebranto emocional de sus reciprocas olas
si él se mutila se suicida la dama
y ante
este caos
esta conciencia
esta cuenca invertida
el
rey más sabio se confronta
se procura un pródigo mate
en
el absurdo de las partidas
descubre el juego y la fantasía de la batalla
la
real contienda acontece en sí
es
una lucha abierta contra el vicio y el miedo
comprende
que incluso con firmeza
la posibilidad más
acertada
se anula
si su traidor oculto
fermentado
en el mutismo decide el movimiento
cuánto
desasosiego nos embalsama
cuánta
congoja se padece al encarar un elemento destructivo
con
lamentable embeleso
nos
podemos encorsetar las espaldas
¿por
qué abstenerse?
el
poema
blanco
y el poema negro
son el
mismo verso:
universo
que captura entre sus líneas
toda la
poesía
De: “Enroque de flanco
indistinto”.
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