viernes, 16 de noviembre de 2012


DINKO PAVLOV




  

Falacias




Llévate tus cadenas y flores
tu sonrisa ancha fluorada
despidiendo aliento mentolado;
llévate tus cuerpos suaves y bronceados
insinuantes sobre arenas doradas
de cálida cercanía,
tus palmaditas en la espalda
y tus computados planes de progreso,
llévate futuro lleno de promesas
que nos engaña como la zanahoria al asno,
déjanos así, humildes,
gozar de nuestro entorno,
sumergirnos en el mágico equilibrio
dispuesto en la materia;
llévate tus cantos de sirena
devuélvelos al norte
envueltos en sus papeles multicolores
para atraer insectos,
con sus cintas doradas,
galones y medallas,
con las que cubres tu estela pestilente
cual moderno mensaje fariseo
de esclavitud y miseria,
no muestres libertad sin opciones,
ni me nombre patria, no,
maldita economía social de mercado.

ESTHER PAGANO






Impunidad

"Sé que los días pasan
y no llego aún a entender
cuál es mi búsqueda."
Luis (Merluza) Juarez

Mudo la mudez del laberinto
y a menudo encuentro el árbol:
un cristal que prisma el mundo
en la oquedad del concierto.
Con el rigor de la impiedad
castigo a mis ancestros
porque ellos pisotearon
mi jardín.

Hoy lloro las flores que serían
hubieran sido
o deberían ser.


LUIS PALES MATOS






Mulata Antillana




En tí ahora, mulata, 
Me acojo al tibio mar de las antillas. 
Agua sensual y lenta de melaza, 
Puerto de azúcar, cálida bahía, 
Con la luz en reposo 
Dorando la onda limpia, 
Y el soñoliento zumbo de colmena 
Que cuajan los trajines de la orilla. 

En tí ahora, mulata, 
Cruzo el mar de las islas. 
Eléctricos mininos de huracanes 
En tus curvas se alargan y se ovillan, 
Mientras sobre mi barca va cayendo 
La noche de tus ojos, como tinta. 
En tí ahora, mulata... 
¡Oh despertar glorioso en las antillas! 
Bravo color que el do de pecho alcanza, 
Música al rojo vivo de alegría, 
Y calientes cantaridas de aroma 
-Limón, tabaco, piña-- 
Zumbando a los sentidos 
Sus embriagadas voces de delicia. 

Eres ahora, mulata, 
Todo el mar y la tierra de mis islas. 
Sinfonía frutal, cuyas escalas, 
Rompen furiosamente en tu catinga. 
He aquí en su traje verde la guanábana 
Con sus finas y blandas pantaletas 
De muselina; he aqui el caimito 
Con su leche infantil; he aquí la piña 
Con su corona de soprano...Todos 
Los frutos, oh mulata! tu me brindas 
En la clara bahía de tu cuerpo 
Por los soles del trópico bruñida. 

¡Oh, Cuba! ¡Oh, Puerto Rico! 
Fogosas tierras líricas... 
¡Oh, los rones calientes de Jamaica! 
¡Oh, el aguacate de Santo Domingo, 
Y el caldo denso de la Martinica! 

Ahora eres, mulata, 
Glorioso despertar en mis Antillas. 

CARLOS SPINEDI






Certeza



Vale la pena esser solo,
per essere sempre piú solo?
Cesare Pavese-“Laborare stanca”


La soledad
ingresa en nuestra casa
por el ojo de la cerradura.
Cuando la descubrimos,
ya es tarde:
ocupará su lugar, en silencio,
con la displicente insolencia
de los no-invitados.

Medrará a nuestro coste;
muchos serán los días
-o las noches-
en los cuales su obstinación
resulte intolerable.
No conviene impacientarse con ella:
aún puede clavarnos más hondo
los dientes de su presencia.

Sin embargo, apenas advierta
una grieta de alegría
en el muro de nuestra tristeza ,
partirá de inmediato,
muy segura de sí misma y libre de rencores;
es una buena perdedora.

De todos modos sabe
que, en cualquier momento,
volverá para quedarse.

EUGENIO FLORIT





Versos




Como no sabes lo que pasa
te parece la noche más oscura
dentro del vaso de cristal
y ya no tienes miedo
a que salgan los sueños a morderte,
que están seguros en su puesto. 

Como no sabes lo que pasa
no quieres ver lo que te ronda
sobre el giro del día
y ya no temes ni la flecha,
ni el color, ni la llaga
de la luz que nos pesa. 

Y como pues no sabes
ni lo que pasa ni lo que se queda
no te angustia la flor
que allí en su rama temblorosa
lejos de ti, puesto que no la miras,
se está quedando de ti sola. 

No sabes lo que pasa
porque de ti no sabe nada nada. 

Como no se sabe qué color tiene Dios
-¿será blanco y azul como este libro,
o rojo y púrpura como el ocaso,
o amarillo y rosado de la aurora,
verde tal vez como este mar,
como la cinta, como son las hojas?-
Ay, que Dios sin color se me desliza
y se me queda gris como ceniza. 

Ceniza gris, Dios gris me gusta:
gris de pensar lo permanente,
gris de llover, de transitar palabras,
gris de pasar la rueda,
gris de torcer el hilo de las tardes
y de mirar lo que nos queda. 

Y como no se saben los colores
que aquí y allí nos dejan en la mano
temblorosos de fines los adioses. 

Pero es que ni tú, ni yo, ni aquél,
ni nadie, ni cualquiera
sabemos lo que pasa o lo que queda. 


NICOLÁS GUILLÉN





Un Son para niños antillanos



Por el Mar de las Antillas
anda un barco de papel:
anda y anda el barco barco,
sin timonel.

De La Habana a Portobelo,
de Jamaica a Trinidad,
anda y anda el barco barco
sin capitán.

Una negra va en la popa,
va en la proa un español:
anda y anda el barco barco,
con ellos dos.

Pasan islas, islas, islas,
muchas islas, siempre más;
anda y anda el barco barco,
sin descansar.

Un cañón de chocolate
contra el barco disparó,
y un cañón de azúcar, azúcar,
le contestó.

¡Ay, mi barco marinero,
con su casco de papel!
¡Ay, mi barco negro y blanco
sin timonel!

Allá va la negra negra,
junto junto al español;
anda y anda el barco barco
con ellos dos.